El Brasileirão es un campeonato de exigencia aplastante en relación con el resto del fútbol sudamericano. Más de una mitad del total de los 20 clubes que lo integran se aseguran presencia en Copa Libertadores o Copa Sudamericana, pero la distancia entre los que participan en esos torneos y los cuatro que pierden la categoría puede ser mínima. Eso genera un nivel de presión asfixiante entre los equipos que se encuentran acorralados entre ambas posibilidades, y la situación se exacerba cuando un grande se involucra en la pelea. El caso más reciente es el de Corinthians, que luego de un inicio muy flojo marcha 15º tras 13 partidos, apenas un punto por encima de la zona roja.

Esa tensión se extendió a los hinchas, que en medio la rabia por la delicada situación decidieron señalar a los jugadores “fiesteros” del plantel, a quienes consideran causantes de este presente. El más apuntado es Luan Guilherme, un delantero que se destacó en 2017 como figura de aquel Grêmio campeón de la Libertadores –vencedor de Lanús en la final–, y que hoy vive un presente mucho más difícil en el Timão: no juega desde noviembre pasado, afectado por lesiones y una mala relación con el entrenador del club paulista, Vanderlei Luxemburgo.

La decisión que tomó un grupo de barrabravas de Corinthians respecto al jugador fue particularmente brutal. Se corrió la voz entre los hinchas de que el delantero estaba haciendo una fiesta en un hotel, entre mujeres, alcohol y marihuana, con gastos que superaron los 3000 reales (unos 282.000 pesos al cambio paralelo), y fueron a buscarlo al lugar donde estaba ocurriendo. El resultado fue sumamente violento: videos filtrados muestran a Luan, a quien encontraron con nueve personas, fuertemente golpeado y agredido. El objetivo de difundir los videos fue enviar un mensaje a otros futbolistas de vida disipada: eso los esperaba si eran encontrados en una situación similar.

La cuestión no terminó en eso: los atacantes cerraron la noche compartiendo una historia de Instagram que los mostró comiendo hamburguesas y tomando gaseosas, contentos luego de la golpiza. “La voluntad de 37 millones de locos”, titularon sus acciones, en un intento de expresar el enojo del hincha en general. Luan, por su parte, reveló públicamente lo ocurrido al subir también a Instagram una imagen de su bermuda ensangrentada, con el mensaje: “No es solamente fútbol”. Además, en los medios brasileños trascendió la noticia de que el delantero pidió expresamente salir del club.

Palmeiras, furioso con el arbitraje

Corinthians no es un único equipo de San Pablo cuyos hinchas fueron noticia por reacciones de enojo. Palmeiras se encuentra cuarto en el campeonato, a 10 puntos del líder, Botafogo, y se siente particularmente afectado por algunos arbitrajes que consideró adversos e injustos. El encargado de los referatos en el país vecino, Wilson Seneme, fue señalado como el principal responsable del perjuicio al conjunto dirigido por Abel Ferreira, y un grupo de barrabravas de Palmeiras fue a protestar ante la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y a pedir su renuncia. Los simpatizantes colgaron banderas con mensajes como “el arbitraje en Brasil es una VARgüenza” y “Wilson Seneme fanfarrón”. Otro síntoma de la intensa presión que circula en el Brasileirão.