Los vehículos eléctricos no son peores para el planeta: te explicamos por qué

Los vehículos eléctricos no son peores para el planeta: te explicamos por qué
Coche Tesla en un punto de recarga para vehículos eléctricos en Londres.(PA)

Determinar qué tan malo es un vehículo para el medio ambiente es mucho más complejo de lo que mucha gente piensa.

¿Se tienen en cuenta los trabajos de exploración necesarios para encontrar el petróleo que se usa para propulsar un automóvil? ¿O los trabajos de minería necesarios para extraer los elementos que componen una batería?

De acuerdo al profesor Colin Herron, experto en emisiones de carbono de la Institución de Ingeniería y Tecnología (IET, por sus siglas en inglés), la mayoría de argumentos que se usan para hablar sobre este tema se centran en la energía necesaria para fabricar las baterías de los vehículos eléctricos (VE).

“A la hora de fabricar una batería, las celdas son sometidas a un tratamiento durante un período de tiempo determinado, lo que implica el uso de gas o electricidad para darle calor”, dijo. “Esa es la razón por la que se generan emisiones”.

Si bien a menudo escucha argumentos que dicen que, por ese motivo, los vehículos eléctricos son peores para el medio ambiente, el profesor Herron indica que se basan en comparaciones imprecisas.

“Normalmente, toman como ejemplo la batería más grande que se puede fabricar ‒las que se fabricaban hace años en China‒ y la comparan con un motor diesel de 1000 cc fabricado hoy día en Francia”.

Este tipo de enfoques no tienen en cuenta hechos como que las baterías de los VE pueden tener una “segunda vida” para almacenar electricidad después de ser usadas en el automóvil y se centran únicamente en la intensidad de las emisiones de carbono fruto de la generación eléctrica en algunas partes del mundo.

Los vehículos eléctricos no son peores para el planeta: te explicamos por qué
Un estudio ha descubierto que las emisiones promedio de los vehículos eléctricos durante su “vida útil” son alrededor de un 30 % más bajas en Gran Bretaña (Getty).

Un estudio publicado en Natureen 2020 centrado en las redes eléctricas del mundo real descubrió que, en el 95 % del mundo, conducir un coche eléctrico es mejor para el medio ambiente que conducir un coche propulsado con combustibles fósiles.

El estudio señala que en países como Suecia, donde la mayor parte de la energía proviene de recursos renovables y de centrales nucleares, las emisiones promedio de los VE durante su “vida útil” son alrededor de un 70 % más bajas que las de coches propulsados con derivados del petróleo. En Gran Bretaña, son un 30 % más bajas.

Según Herron, las únicas excepciones son los lugares como Virginia, donde la energía usada para propulsar los automóviles procede del carbón.

Chris Brown, propietario y director ejecutivo de The Electric Broke ‒una empresa especializada en la financiación de activos eléctricos‒ da un ejemplo concreto: producir una batería grande de 75 kW/hora en la fábrica de Tesla en Nevada daría como resultado unas emisiones de unos 4500 kg de dióxido de carbono, lo que equivale a conducir un sedán propulsado con derivados de petróleo durante 1,4 años.

Producir la misma batería en Asia, donde se usan combustibles con altas emisiones de carbono, daría como resultado unas emisiones de 7500 kg de dióxido de carbono, lo que equivale a conducir un sedán propulsado con derivados del petróleo durante 2,4 años.

Herron indica que los fabricantes de coches ya están tomando medidas para garantizar que las baterías se fabriquen con la energía más limpia posible. Concretamente, las fábricas de Gran Bretaña ya se han conectado al cable submarino conocido como interconector noruego para reducir la huella de carbono de las baterías usando energía renovable.

“En Polonia hay algunas fábricas de baterías, porque salen más baratas, pero Polonia funciona con una red que emite altas concentraciones de carbono”, comentó Herron. “Pueden llamar la atención al decir que han instalado fábricas de baterías donde la energía es barata, pero si es barata, es por alguna razón”.

El principal problema con los coches eléctricos, añade, es simple y nos resulta familiar: la gente compra coches más potentes de lo que realmente necesita. El impacto medioambiental de las baterías grandes es mucho mayor.

“Estamos repitiendo los errores que cometimos con la combustión interna”, señaló Herron. “Muchos coches se usan para ir al supermercado y poco más, pero la gente ahora quiere baterías de 90 kW/h. La huella de carbono de una batería de 90 kW/h es mucho mayor que la de mi vieja batería de 30 kW/h”.

Al elegir coches con baterías más grandes, añadió, también se ve limitada la cantidad de VE fabricados en ese país, Europa y el mundo, independientemente del número de puntos de recarga existentes.

“En este país tenemos una obsesión con instalar muchos puntos de recarga, basándonos en la lógica de que, si se ponen más puntos de recarga, se fabricarán y pondrán en circulación más coches eléctricos, pero la cantidad de baterías determina el número de coches fabricados”.

“En 2013, Nissan podía fabricar 50 000 Leafs al año, y la producción no ha aumentado en ocho años, porque la primera fábrica de baterías que construyeron solo puede producir 50 000 baterías”.

“Con la actual capacidad de baterías que tenemos en Europa, cuanto más grandes se hagan las baterías, menos cantidad de coches lograremos fabricar”.

Rob Waugh