LIV Golf llega a Bedminster y Trump hace de anfitrión mientras juega los 18 hoyos

Brett Eagleson, a la derecha, presidente de 9/11 Justice e hijo de John Bruce Eagleson, quien murió en la Torre Sur del World Trade Center, hablaba con David Feherty, quien es locutor del evento Golf LIV, financiado por Arabia Saudita, mientras Feherty desayunaba en su hotel en Bedminster, Nueva Jersey, el 29 de julio de 2022. (Doug Mills/The New York Times)

BEDMINSTER, Nueva Jersey — Caminar junto a Donald Trump mientras juega al golf es muy parecido a observar su presidencia: te dice lo bien que lo está haciendo, los errores no se toman en cuenta y la única constante es un flujo interminable de fotos grupales junto con Trump en las que muestra alegremente una sonrisa llena de dientes y los pulgares hacia arriba.

Fue tan entretenido, revelador e inexplicable como suena.

El jueves, Trump participó en el torneo pro-am, donde juegan tanto profesionales como aficionados, que se realizó en la víspera del evento LIV Golf respaldado por Arabia Saudita que el expresidente de Estados Unidos está organizando este fin de semana en el lujoso campo de golf que él construyó en el noroeste de Nueva Jersey. La intención de este paseo era juntar a algunas celebridades y golfistas aficionados con los profesionales y Trump estaba, naturalmente, en el primer grupo destacado del día.

Para el pro-am, Trump se juntó con dos de los mejores jugadores que desertaron del circuito del PGA Tour para participar en el rival LIV Golf: Dustin Johnson y Bryson DeChambeau, quienes han ganado tres campeonatos importantes entre ellos.

Unos 15 minutos después de las diez de la mañana, su hora de salida, Trump procedió a su primer hoyo vestido con una camisa blanca y pantalones negros y sudando profusamente bajo su gorra de “Hagamos a Estados Unidos grandioso de nuevo” (MAGA, por su sigla en inglés). Se veía pálido. Para ser justos, en el Trump National Golf Club de Bedminster, donde hay poca sombra, nadie se sintió cómodo caminando por los terrenos en un día húmedo con temperaturas cercanas a los 32 grados Celsius.

Al pisar el tee, Trump se convirtió rápidamente en el centro de atención de más de un puñado de fotos. Organizaba la alineación de las personas en la imagen, a menudo dando instrucciones sobre quién debería pararse dónde, como un experto en fotografías.

Finalmente, llegó el momento de comenzar la ronda y el golpe de apertura de Trump rebotó en la maleza de la izquierda. Pero era una distancia respetable desde el tee para un hombre de 76 años, aproximadamente 200 metros.

Un manifestante del movimiento 9/11 Justice en una conferencia de prensa para oponerse al evento LIV Golf, que es financiado por Arabia Saudita, cerca del Trump National Golf Club en Bedminster, Nueva Jersey, el 29 de julio de 2022. (Doug Mills/The New York Times)
Un manifestante del movimiento 9/11 Justice en una conferencia de prensa para oponerse al evento LIV Golf, que es financiado por Arabia Saudita, cerca del Trump National Golf Club en Bedminster, Nueva Jersey, el 29 de julio de 2022. (Doug Mills/The New York Times)

El formato para el torneo pro-am era que cada grupo seleccionaría el mejor golpe de salida y luego jugaría sus segundos golpes desde ese lugar. Durante el resto del hoyo, se esperaba que jugaran su propia bola, dondequiera que esta quedara en reposo. A menudo hacía imposible asignar puntajes exactos para cualquier jugador, pero en el primer hoyo par 4, Trump necesitó cinco golpes para meter su bola en el hoyo y hacer un bogey.

Pero en el segundo hoyo, Trump estableció un ritmo revelador para el trayecto del día y desafió el cortés protocolo de golf de esperar su turno.

Después de acertar su segundo tiro al green, Trump ignoró a otros jugadores de su grupo que aún no habían acertado y saltó a su carrito y avanzó estruendosamente. Estacionó a unos pocos pies de la superficie del green (algo que tampoco debes hacer ya que puede dañar la delicada hierba corta en esa área). Parado a medio camino hasta el hoyo detrás de Trump, Johnson gritó hacia adelante ya que aún tenía que hacer su segundo tiro y podría haber golpeado al expresidente cerca del green.

Trump puso su carrito en reversa y se movió fuera del alcance. Pero su estilo de juego de avance continuo prosiguió durante gran parte de la ronda. A menudo, Trump terminaba en un hoyo mientras sus compañeros de juego aún estaban a 114 metros de distancia en la calle.

Unos hoyos más tarde, Trump se detuvo para hablar con un grupo de reporteros. Le preguntaron cuánto podría ganar organizando el torneo LIV Golf en su campo.

“No lo hago por eso. Lo hago porque creo que es bueno para el golf”, dijo.

Trump sonrió.

“Lo importante es que todos estamos jugando bien”, dijo.

En ese momento, Trump se había registrado, en el mejor de los casos, un par. Tampoco había terminado un hoyo después de que su golpe desde la arena no hubiera llegado al green y la bola quedara enclavada en una molesta maleza. En cambio, hizo que su cadi recogiera la pelota y caminara hasta el siguiente tee. En otro hoyo, cuando intentó embocar la pelota con un golpe menos de los establecidos en su par, casi 2 metros más allá del hoyo, casualmente recogió la bola para terminar el hoyo, aparentemente concediéndose un par. Pruébalo este fin de semana en tu juego con tu cuarteto habitual. O con cualquier cuarteto.

En otras ocasiones, una pifia de Trump simplemente era ignorada. Como si entendiera el ejercicio, su cadi simplemente recuperaba la pelota de golf de la arena o de la maleza profunda y caminaba hacia adelante.

© 2022 The New York Times Company