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Lionel Messi, el genio insuperable al que México deberá anular en Qatar 2022

Lionel Messi enfrentando a México en la Copa del Mundo de 2006. (Clive Mason/Getty Images)
Lionel Messi enfrentando a México en la Copa del Mundo de 2006. (Clive Mason/Getty Images)

Lionel Messi vive el momento más dulce que se recuerde desde hace mucho tiempo. Nunca ha dejado de ocupar un sitio privilegiado en el panorama futbolístico, pero diversos contratiempos habían menguado su condición de superioridad absoluta. Aunque otros nombres acaparen los galardones individuales, Messi sigue siendo el futbolista más influyente en el mundo.

Cada gesto dibuja a la perfección a un genio que vive sus últimas horas y, quizá por eso, ha decidido cambiar su manera de ejercer: ahora sorprende desde del desdén. Ver jugar a Messi es un engaño. Hace parecer las cosas tan fáciles que cualquier persona creería que también las puede hacer. Ayer fue un gol sacudiéndose al portero sin inmutarse y hoy uno de tres dedos que, en apariencia, apenas requirió esfuerzo. Ambos transmitieron la sensación de quien se quita el polvo del saco. Ya no es ni nunca será el jugador ultraeléctrico que fue en sus inicios. Ahora mantiene un vínculo activo con la estrategia y el método.

 

Que nadie confunda su solemnidad con indiferencia. Messi está a la altura de su legado: entiende que, en estos días, menos es más. Se refugia en ciertos puntos ciegos del campo para analizar mejor lo que le conviene a él y, sobre todo, lo que le conviene a su equipo. Y si durante tantos años se le pidió que fuera líder (aunque ya ejercía el liderazgo desde el ejemplo), hoy tiene toda la vocación de jerarca espontaneo. Nunca ha habido posturas falsas cuando se trata de él. Hace el futbol que siente y no tiene necesidad de imponer: todos le siguen a él.

Messi celebra junto a Neymar la victoria de su equipo ante el Maccabi Haifa. (Antonio Borga/Eurasia Sport Images/Getty Images)
Messi celebra junto a Neymar la victoria de su equipo ante el Maccabi Haifa. (Antonio Borga/Eurasia Sport Images/Getty Images)

México y el reto de frenar al Messi más maduro

La primera vez que Messi enfrentó a México fue en el Mundial de Alemania 2006. El entonces diamante en bruto entró de cambio en el segundo tiempo. Ciertamente, no hizo todo a su antojo, pues la selección de Ricardo La Volpe tenía una estructura defensiva muy sólida. Pero sí cambió la dinámica del partido con su explosividad y talento natural. Cada vez que tomaba el balón, la sensación de vértigo se apoderaba de los espectadores. En una jugada natural, ya en tiempos extras, tomó el balón por la derecha y cambió de orientación para Sorín, que a su vez devolvió el flujo del juego al lado izquierdo. Maxi Rodríguez controló de pecho, remató y todo acabó para México en ese Mundial con una una jugada que nació de los pies de Leo.

 

En la Copa América 2007 anotó un magistral gol que clareó a Oswaldo Sánchez para sellar la goleada argentina (3-0). Puso la cereza en el pastel, pero en el trámite del partido su influencia fue discreta. En un partido empolvado de junio de 2008, Messi volvió a marcar en un 4-1 que pasó al olvido en tanto tuvo carácter amistoso. Para 2010, participó en el gol de Tevez, en fuera de lugar, y no lució mucho el resto del partido. Su último encuentro con los aztecas fue en 2015. Ese amistoso acabó 2-2 con Lionel haciendo el gol del empate casi al final.

Messi en un amistoso contra México en junio de 2008. (Donald Miralle/Getty Images)
Messi en un amistoso contra México en junio de 2008. (Donald Miralle/Getty Images)

El reto es norme para México y, en particular, para Gerardo Martino, que dirigió a Messi en Argentina y Barcelona. Además de compartir el sentimiento por Newell's Old Boys. Argentina por fin adora a Messi con unanimidad, tras la Copa América del año pasado, y Messi ha dejado atrás el desconcertante gesto de la mirada baja y la mano en la frente.

México y Argentina empataron 2-2 en un amistoso de 2015. (Mike Stone/LatinContent via Getty Images)
México y Argentina empataron 2-2 en un amistoso de 2015. (Mike Stone/LatinContent via Getty Images)

Contra México, Messi ha mezclado pasajes individuales grises, como en Sudáfrica, pero cuando se trata de él un chispazo de lucidez basta para dejar una postal eterna. En Qatar 2022, México y Messi se cruzarán quizá por última vez. Y, para lamento nacional, se trata del Messi más maduro que se haya concebido nunca.

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