Liga Profesional: las idas y vueltas del VAR, con castigos y errores arbitrales

Desde su implementación en la fecha 8 de la Copa de la Liga Profesional, el VAR levantó polémicas
Mauro Afieri

El fútbol argentino habla de asistencia tecnológica desde 2019. Entre idas y vueltas, recién tres años después pudo concretar el anhelo de tener VAR en los partidos de primera división. Lo hizo “a la Argentina”, es decir, en medio de un torneo y tras la fecha de los clásicos, la más importante. Estaba claro que la instrumentación no sería sencilla. En este contexto, el penal mal sancionado para River en el partido con Banfield se transformó en una cuestión nacional. Conclusión: Darío Herrera (árbitro principal de VAR) y Diego Romero (juez de línea) fueron parados. Herrera no estará en el VAR de Boca vs. Godoy Cruz, y Romero no será asistente de VAR en Atlético Tucumán vs. Argentinos Juniors, como habían sido designados.

No hubo sanción alguna para Pablo Echavarría, árbitro principal del partido entre el Taladro y los millonarios, quien dirigirá mañana el encuentro entre Vélez y Central Córdoba (Santiago del Estero) en el estadio José Amalfitani. Una paradoja: la recomendación de la FIFA, compartida por Conmebol, es que los árbitros de campo escuchen las recomendaciones del VAR, pero que se guíen por la impresión que tienen de la jugada en la cancha. Dicho de otro modo, las autoridades arbitrales les piden a los referís que tomen la última decisión. Echavarría podría haberse negado a la sugerencia de Herrera de interpretar como penal la mano de Franco Quinteros, de Banfield. Sin embargo, la aceptó y convalidó la pena máxima. Fue un error que, sin embargo, no fue sancionado por las autoridades.

La otra polémica de la fecha fue la mano de Ángel González (Lanús) en la Bombonera. En ese caso, los asistentes de VAR ni siquiera llamaron a Facundo Tello, el árbitro principal, para sugerirle una revisión de la jugada. ¿La razón? La tecnología interviene sólo cuando hay un error “obvio y claro” en la determinación del árbitro principal. Es decir que desde el predio de Ezeiza donde está la cabina de VAR interpretaron que la mano de González no era penal, tal como juzgó Tello en el campo de juego. Como el árbitro principal acertó, no había razón para llamarlo a revisión.

La mano de Franco Quinteros que derivó en penal de River a instancias del VAR
La mano de Franco Quinteros que derivó en penal de River a instancias del VAR


La mano de Franco Quinteros que derivó en penal de River a instancias del VAR

El VAR precisa de educación para implementarse correctamente. Parte de ese proceso es que los protagonistas del juego entiendan el rol de la tecnología. “Nos da la sensación de que pega en la mano y ni siquiera llamaron para revisar o el árbitro la pueda mirar”, protestó Sebastián Battaglia, entrenador de Boca, tras el 1-1 con el equipo granate en la Bombonera, un resultado decepcionante. En rigor, el VAR no sugiere repetir todas las jugadas polémicas, sino aquellas en las que entiende que el juez principal se equivocó. O que ni siquiera vio. En su concepción, el sistema busca “errores flagrantes” que influyan en el resultado del partido. Y busca una “mínima interferencia” en el juego.

Ni un peso

Más allá de que la tecnología entró en acción desde la fecha 8 de la Copa de la Liga Profesional, y de que la AFA anunció una inversión de US$ 8 millones en capacitación, redes de fibra óptica hacia los estadios y en la construcción del centro de VAR en Ezeiza, hasta este momento los clubes no pagaron un solo centavo. “El contrato se está renegociando”, confirmaron dos fuentes al tanto del proyecto VAR en la AFA. La idea de Claudio Tapia, el presidente, es que los clubes de la primera división no paguen nada por el sistema. Hace un par de meses, en el mismo predio de Ezeiza al que acuden los árbitros para auditar las jugadas de los partidos en tiempo real, Tapia les había dicho que tenía prácticamente cerrado un sponsor para cubrir los costos. Según pudo averiguar LA NACION, esa empresa sería la tecnológica TCL, que auspicia la herramienta en el torneo brasileño desde su implementación en 2018.

Tanto la AFA como el proveedor tecnológico de VAR (Torneos) coinciden en que el contrato original, que tenía costos en dólares (US$ 775 más IVA por las líneas del offside, por ejemplo) debe ser adaptado a la realidad económica argentina. Es por eso que la semana que viene habrá reuniones para terminar de cerrar un nuevo convenio. Calcular un costo por partido es complejo porque hay muchos componentes en juego, pero las estimaciones hablan de un valor “no inferior” al medio millón de pesos por encuentro. Con esa base, y teniendo en cuenta que cada fecha tiene 14 partidos, los clubes deberían desembolsar $28 millones por mes.