Liga MX y su justicia a modo: 12 partidos para Fernando Hernández y dos para Lucas Romero

Liga MX no midió con la misma vara dos rodillazos. (Manuel Velasquez/Getty Images)
Liga MX no midió con la misma vara dos rodillazos. (Manuel Velasquez/Getty Images)

La Liga MX tiene nuevas historias para no olvidar. Lucas Romero y Fernando Hernández serán nombres recordados por mucho tiempo. La insólita escena del sábado en el Estadio Azteca no calmará su eco pronto y será revisitada cuando en el futuro de hable de grescas entre jugadores y árbitros del futbol mexicano. Dos rodillazos, el primero de Romero y la respuesta del árbitro Hernández como venganza inmediata, que en todos lados son temas de conversación.

Y las sanciones solamente han servido para encender más los ánimos. 12 partidos para el silbante y dos para Lucas Romero. Así lo ha informado la Liga. La decisión, como en todos los casos que involucren sanciones, la tomó la Comisión Disciplinaria. Es evidente que hay una diferencia enorme entre los partidos que debe cumplir uno y otro. A Lucas Romero no se le está sancionando por el rodillazo inicial que le da al árbitro sino por "contravenir los principios de deportividad y Fair Play". A Fernando Hernández sí se le sanciona por "conducta violenta" contra el jugador.

Es decir, por la forma en la que Romero reclamó a Hernández previo al rodillazo: pararse enfrente del árbitro y hacer reclamos brucos, prácticamente empujándolo con el pecho. Pero se ha considerado que el rodillazo no fue grave o ni siquiera intencional, pues han surgido videos en los que Romero trastabilló levemente antes del impacto. Pero en la toma cercana puede ser que el movimiento de la rodilla no es natural, que hace un flexión impropia de un tropezón común.

Además de que ya venía estando cerca del árbitro en sus reclamos, Romero sí hace un impacto directo con su rodilla. Después claro que la actitud del árbitro es inaudita, porque si percibió una agresión, para eso tiene las tarjetas y el poder absoluto en el campo: es intocable y tiene la potestad de echar del campo a cualquier jugador que viole las reglas. Pero no lo hizo y su reacción fue que la que ya todos han visto. Más allá de la toma en la que se ve el golpe, la actitud de aparente conciliación del León y de Lucas Romero evidencia que ambos "abrieron el paraguas" a sabiendas de que hubo un primer golpe.

"Son cosas que quedan adentro de la cancha, no voy a hablar de eso ahora. Yo le estaba reclamando por el gol que había cobrado, con mucho respeto, con las manos atrás. No creo que haya sido con mala intención. Tal vez él venía apresurado y me llevó puesto. No pido nada (sanción), simplemente que no respeten como nosotros los respetamos a ellos. Me dijo que fue sin querer", expresó Romero a TUDN al finalizar el partido.

Y al día siguiente, cuando Hernández escribió una disculpa pública en Twitter, León la aceptó de inmediato: "Fernando: Jugadores, cuerpo técnico y directiva de Club León, entendemos la situación. Tienes nuestro respaldo y apoyo como profesional del futbol y padre de familia, a la que enviamos un cariñoso abrazo. Sigamos trabajando juntos para mejorar este gran deporte. Ánimo y adelante", escribió el equipo en respuesta Hernández. También Romero matizó y disculpó lo sucedido.

Conscientes de que montar un escándalo les habría resultado contraproducente y, sobre todo, de que Romero fue quien pegó primero y su sanción podía ser enorme, León optó por el camino de la paz. El antecedente más recordado es el de Pablo Aguilar y Enrique Triverio, que en marzo de 2017, en diferentes partidos, agredieron a dos árbitros, el mismo Fernando Hernández y Miguel Ángel Flores —al primero con un cabezazo, al segundo con un empujón—. Después de que los silbantes de la Liga hicieran una huelga, la Liga MX modificó los castigos iniciales, de diez y ocho partidos, y suspendió a los jugadores por un año completo. Finalmente el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) intervino en mayo de ese año y devolvió las sanciones originales. Al menos, se interpretó que la Liga MX quiso poner un castigo ejemplar.

Y eso no fue lo que pasó en esta ocasión, que el mensaje es este: los jugadores puede reclamar y golpear a un árbitro todo lo que quieran, porque no tendrán un castigo acorde a la infracción. La sanción a Hernández fue de la dimensión de su error, pero no la de Romero, que por eso, junto a su equipo, le restó importancia al asunto, porque sabían que así saldrían mejor librados. Y lo consiguieron.

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