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El nuevo sabotaje a la Liga MX Femenil: poner su final en lunes por mero capricho

Chivas y Tuzas jugaron la primera final en la historia de la Liga MX Femenil en el Apertura 2017. (Alfredo Moya/Jam Media/Getty Images)
Chivas y Tuzas jugaron la primera final en la historia de la Liga MX Femenil en el Apertura 2017. (Alfredo Moya/Jam Media/Getty Images)

La Liga MX Femenil goza de mejor salud que nunca. Su interés ha crecido en todos los niveles. En un mismo día, tres diarios deportivos dedicaron sus portadas al partido que enfrentó a Chivas con Tigres. En redes sociales, los temas vinculados a este juego se establecieron en las tendencias del día, lo que demuestra un interés genuino. Sin embargo, a nivel institucional, los directivos se empeñan en negar al futbol femenil el trato que merece.

En su constante esfuerzo por hacer las cosas al revés, Mikel Arriola y compañía se han superado de nuevo. Su última puntada ha sido colocar los partidos de la Final entre Pachuca y Chivas en los días viernes y lunes. Ambos son días absurdos para definir un título de liga, pero la Liga MX ha decidido que el partido más importante de la temporada se juegue el próximo 23 de mayo a las ocho de la noche.

¿Qué lógica sustenta esta medida?’¿No quieren que la Liga MX Femenil opaque a las semifinales de la Liguilla varonil? Cualquier ecuación posible que haya pasado por la mente de los directivos para tomar esta decisión resulta absurda. Si el futbol femenil cada vez se consolida más en México, como lo dejan ver los datos duros ( 4.8 millones de audiencia durante el torneo pasado, según datos oficiales), carece de todo sentido que se esfuercen por hacer las cosas mal y sabotear un producto que no hará sino crecer en los años venideros, como ya lo he hecho desde su nacimiento, en 2017, hasta ahora.

Un partido de Final programado normalmente se jugaría miércoles y sábado, o bien jueves y domingo. La fórmula es universalmente conocida y la aplican en cada rincón del mundo. No solo porque durante el fin de semana la audiencia televisiva alcanza sus puntos máximos, sino porque las personas descansan de actividades laborales y escolares, situación que les permite hacer viajes de distancias considerables hacia otras ciudades para apreciar un partido de futbol de alto nivel, como en este caso lo es el cotejo de Chivas y Tuzas, una reedición de la primera final en la historia de la Liga MX Femenil (Apertura 2017).

Las quejas por la anticlimática decisión de los directivos también se han hecho sentir con fuerza, pues está claro que a nadie le pareció lógica la medida de enviar un partido tan esperado al lunes por la noche. Con este tipo de acciones, lo único que consiguen es atentar contra sus propios intereses y hacer enojar al aficionado, que finalmente es su cliente más rentable. Esa terquedad y torpeza solamente pueden generar una conclusión: tienen miedo de que la Liguilla varonil pierda brillo y, ante ese riesgo, prefieren ponerle el pie al futbol femenil. Afición, medios y patrocinadores le están dando al balompié femenil el sitio que merece, pero a nivel institucional siguen prefiriendo el saboteo.

Incluso, si la visión de los directivos alcanzara para ver más allá de sus narices, podrían promocionar un paquete de partidos estelares para el fin de semana. A la afición le encanta el futbol. Entre más, mejor. ¿Qué tal una promoción doble? Poner un partido de semifinales y, al terminar, la final de la Liga MX Femenil. De cualquier modo, el público que sigue los partidos de la liga femenil verá la definición del título sin importar el día en el que se transmita, pero la propuesta descrita anteriormente podría servir para enganchar a un nuevo público.

Pero no, las ideas de la corte navegan en otros mares. No conformes con destrozar la competitividad en la Liga MX varonil, los dueños del balón ahora también sabotean a la Liga MX Femenil, una competencia que sigue creciendo a pasos agigantados y no gracias a los directivos, sino a pesar de ellos y sus absurdas decisiones. Decisiones que únicamente bloquean lo que ya es imposible de ignorar: la consolidación (ya no solo crecimiento) del futbol femenil en México.

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