La liga de fútbol Saudí crea un enorme fondo para fichar a estrellas mundiales

Jugador Nassr Cristiano Ronaldo (Foto por: Fayez NURELDINE / AFP) (Foto por: FAYEZ NURELDINE/AFP via Getty Images)
Jugador Nassr Cristiano Ronaldo (Foto por: Fayez NURELDINE / AFP) (Foto por: FAYEZ NURELDINE/AFP via Getty Images)

Las listas se elaboraron y se obtuvo la financiación. Arabia Saudita busca atraer a algunos de los futbolistas más conocidos del mundo para que se unan a Cristiano Ronaldo en su liga nacional. Y para cerrar los acuerdos, está confiando en el dinero, el único artículo que sabe que puede ofrecer más que cualquiera de sus ligas rivales.

Con una ambición similar a la campaña financiada por Arabia Saudita para dominar el golf a través del nuevo circuito LIV, el plan parece ser una iniciativa centralizada —respaldada en los niveles más altos de Arabia Saudita y financiada por el enorme fondo de riqueza soberana del reino— para convertir a la liga nacional del país, una nota a pie de página en el escenario mundial del fútbol, en un destino para los mejores talentos.

Para que eso suceda, los clubes saudíes ya se están acercando a los jugadores dispuestos a mudarse al reino con algunos de los salarios anuales más altos en la historia del deporte. Los acuerdos podrían requerir más de mil millones de dólares en salarios para unos 20 jugadores extranjeros.

Cristiano Ronaldo, cinco veces mejor jugador mundial del año, ha sido el pionero. Se unió al club saudí Al-Nassr después de la Copa del Mundo de 2022, en un acuerdo de unos 200 millones de dólares por temporada. El mes pasado, Al-Nassr se perdió por poco el campeonato de liga en la penúltima semana de la temporada, pero para los que dirigen la liga saudí, la mera presencia de Ronaldo fue una victoria, ya que aseguró una atención sin precedentes en la primera división del país, la Liga Profesional Saudí.

Desde la llegada de Ronaldo, la liga saudí ha estado considerando la posibilidad de coordinar de un modo centralizado más fichajes millonarios para distribuir el talento de manera uniforme entre los equipos más grandes, según entrevistas con agentes, ejecutivos de televisión, funcionarios deportivos saudíes y consultores contratados para ejecutar el proyecto, cuyos detalles no han sido informados previamente. Las personas hablaron bajo condición de anonimato porque los tratos involucrados son privados.

En las últimas semanas, han aumentado las filtraciones sobre grandes ofertas a jugadores famosos: se dice que Lionel Messi, quien llevó a Argentina al título de la Copa del Mundo en diciembre, ha sido tentado por un contrato aún más millonario que el de Ronaldo en Arabia Saudita; y el delantero francés Karim Benzema, el actual jugador mundial del año, habría acordado dejar el Real Madrid por un contrato de nueve cifras para jugar en Arabia Saudita.

Al director ejecutivo británico de la liga saudí, Garry Cook, un exejecutivo de Nike que dirigió brevemente al Manchester City después de que fuera comprado por el hermano del gobernante de los Emiratos Árabes Unidos, se le asignó la tarea de ejecutar los planes. Cook no respondió a un correo electrónico en busca de comentarios. Los funcionarios de la liga tampoco respondieron a las solicitudes de comentarios sobre los planes.

El proyecto surge justo después de una actuación sorprendentemente sólida de la selección de Arabia Saudita en la Copa Mundial masculina del año pasado en Catar. La racha del equipo incluyó una sorprendente victoria sobre el eventual campeón, Argentina, que avivó el orgullo en las calles saudíes y en los pasillos del poder en Riad. El objetivo del proyecto no es tanto hacer que la liga saudí esté a la altura de las competiciones centenarias como la Liga Premier de Inglaterra u otras competiciones europeas importantes, sino aumentar la influencia saudí en el deporte y tal vez impulsar su perfil en su apuesta por albergar el Mundial de 2030.

Pero la iniciativa también recuerda a una estrategia similar de hace una década en la que China buscó abrirse paso en la conversación mundial del fútbol a través de una serie de adquisiciones de alto perfil y mucho dinero. Ese plan audaz, que al final terminó empañado por contratos incumplidos, implosiones económicas y la pandemia de coronavirus, parece actualmente haber llegado a su fin.

Los planes para que la liga saudí se convierta en la competencia nacional dominante en Asia están igualmente sujetos a los caprichos de los líderes del país y todavía podrían descarrilarse por un cambio repentino de dirección o la capacidad de fichar al tipo de talentos de élite requeridos. Los jugadores también se comprometerían a firmar contratos con equipos que en el pasado han asistido con regularidad a procesos arbitrales por reclamos de honorarios y salarios no pagados.

Según entrevistas con personas familiarizadas con el proyecto, la liga, y no los clubes, sería la que negociaría de manera central las transferencias de jugadores y asignaría jugadores a ciertos equipos, en un modelo similar al que usó la Major League Soccer para construir su perfil global. Los fichajes centralizados serían una desviación de lo que se acostumbra en gran parte del resto del mundo, donde los clubes adquieren directamente e intercambian jugadores de manera independiente.

No se sabe con certeza cuál es el tamaño del cofre de guerra saudí, pero los funcionarios informados sobre el tema aseguran que es tan grande como la lista de jugadores que la liga ha identificado como posibles reclutas. Gran parte del dinero invertido en la liga y los clubes en los últimos tiempos proviene del Fondo de Inversión Pública (FIP), el fondo de riqueza soberana del país presidido por el poderoso príncipe heredero del reino, Mohammed bin Salmán.

Mohammed bin Salmán (Saudi Press Agency via AP)
Mohammed bin Salmán (Saudi Press Agency via AP)

El fondo ha firmado acuerdos comerciales de 20 años por un valor de decenas de millones de dólares con los cuatro clubes más populares de la Liga Profesional Saudí. Esos acuerdos requerirán que los equipos, dos de Riad y dos de la ciudad portuaria de Yeda a orillas del mar Rojo, jueguen en nuevos estadios en complejos de entretenimiento que están construyendo las subsidiarias del FIP. El FIP también patrocina a la propia liga a través de una de las empresas de su cartera, la desarrolladora inmobiliaria Roshn.

Según una de las personas informadas sobre los planes, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizada a discutirlos públicamente, el objetivo es que cada uno de los cuatro equipos más grandes obtengan tres jugadores extranjeros de primer nivel, y que otros ocho jugadores sean repartidos entre los 12 equipos restantes de la liga.

La medida de una mayor centralización de la liga pondría fin a un período de autonomía otorgado a los clubes, y sería una señal más del interés del Estado saudí en utilizar los deportes como parte de un impulso para modificar las percepciones que se tienen del reino en el escenario global y diversificar su economía lejos del petróleo. Arabia Saudita ha estado entre los países que más han gastado en deportes mundiales en los últimos años: ha traído grandes eventos al reino e invertido en propiedades deportivas.

El FIP también ha sido la fuerza impulsora detrás de gran parte de eso. Hace dos años adquirió al Newcastle United, un club de la Liga Premier inglesa, y a través de su financiamiento y reclutamiento inteligente lo ayudó a conseguir su mejor resultado en la liga en décadas y un lugar en la Liga de Campeones de la próxima temporada. La compañía petrolera saudí Aramco es uno de los principales patrocinadores del circuito de carreras de autos de Fórmula 1. Pero quizás los esfuerzos más llamativos del FIP se han realizado en el golf, donde ha invertido miles de millones en la creación de LIV, la competencia rival de las giras establecidas en América del Norte y Europa.

Se están llevando a cabo conversaciones con posibles futbolistas reclutas y sus agentes. Es muy probable que la presencia repentina y repleta de dinero de Arabia Saudita genere más caos en la típicamente frenética ventana de transferencia de jugadores de fútbol del verano, que por lo general se extiende de junio a agosto.

c.2023 The New York Times Company

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