Una triple igualdad en el primer lugar dio como resultado el Chess Master de Dusseldorf, y el ganador en el desempate fue el más veterano de los tres jugadores, el armenio Levon Aronian. Pero los tres ajedrecistas tienen motivos para felicitarse. El que menos, quizás, sea el ruso Ian Nepomniachtchi, de 32 años, que dentro de poco más de un mes, a partir del 7 de abril, jugará el match por el Campeonato del Mundo que deja vacante Magnus Carlsen, contra el chino Ding Liren.

“Nepo” encaró el certamen alemán como prueba, sin esmerarse mucho, ya que sus principal mira estaban en el match con Liren. Pero así y todo consiguió un buen desempeño, que lo afirma como favorito para el encuentro por la corona máxima.

Para Dommaraju Gukesh, prodigio indio de apenas 16 años y el tercero de los igualados en la primera posición antes del desempate, es un resultado sensacional, y un espaldarazo importante para el futuro. Este chico es una promesa de campeón del mundo, si consigue depurar su juego y perfeccionar su estilo. En este torneo, por lo pronto, finalizó invicto, y esta actuación le alcanzará para entrar al grupo de los mejores 20 en el ranking.

Un análisis aparte merece Aronian, de 40 años, que se impuso en el desempate mediante partidas rápidas, pese a ser el de mayor edad. Pero el armenio siempre fue muy fuerte en los ritmos rápidos. Es un jugador de gran talento que ha sido desafortunado en su carrera ajedrecística así como en su vida personal. Desde muy joven se destacó por sus condiciones, y entre sus mayores logros está el haber conducido, desde el primer tablero, a su país a conquistar dos Olimpíadas. También ha ganado muchos torneos de primer nivel mundial, batiendo a los mejores, incluido el propio Carlsen, pero siempre le faltó algo, ya fuera un poco más de regularidad o un rapto de suerte que le permitiera obtener el derecho a competir por el Campeonato del Mundo.

Triunfo de Aronian sobre Nepomniachtchi

Pero esos avatares deportivos no fueron nada comparados con el golpe que implicó la muerte de su esposa en un accidente de tránsito, de hace tres años en Ereván, la capital de Armenia. Ella, Arianne Caoili, tenía 33 años y era filipina y destacada maestra de ajedrez. Aronian procuró en los torneos de ajedrez refugio contra su pena, pero le costaba volver a los resultados exitosos del pasado, hasta que en Dusseldorf logró un anhelado y merecido triunfo.

Como reflexión final, cabe señalar la atemporalidad en la práctica del ajedrez, que aun en el primer nivel permite el triunfo de tres jugadores de generaciones distintas.