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¿Por qué los ex entrenadores de Messi se niegan a a hablar de Messi?

Ernesto Valverde and Leo Messi  during the presentation of the team 2019-20 before the match between FC Barcelona and Arsenal FC, corresponding to the Joan Gamper trophy, played at the Camp Nou, on 04th August, 2019, in Barcelona, Spain.  (Photo by Joan Valls/Urbanandsport /NurPhoto via Getty Images)
Photo by Joan Valls/Urbanandsport /NurPhoto via Getty Images

En poco más de una semana, los dos últimos ex entrenadores del Barcelona han salido, muy educadamente, a hablar sobre sus carreras y, de paso, comentar sin ánimo de polémica su estancia en el club. De entrada, es chocante que tanto Quique Setién como Ernesto Valverde -más explícitamente el primero- parezcan haber perdido la ilusión por entrenar tras pasar por Can Barça. Ninguno de los dos ha retomado su actividad como entrenador desde que fueran despedidos por el ínclito Bartomeu. De Setién, sabemos que le deben aún el finiquito. Confiemos en que el presidente de turno sí que haya arreglado las cuentas con el "Txingurri".

También coinciden en algo: el silencio en torno a Messi. Es un silencio algo pegajoso, tibio, de "lo digo pero no lo digo porque es mejor no decirlo". Esas son, casi literalmente, las palabras de Valverde en la ETB. Tiene que haber alguna razón para que tanto Guardiola como Luis Enrique como ahora Valverde y Setién hayan tenido problemas con el argentino pero hayan preferido que sea el público o la prensa los que elaboren acerca de la verdadera gravedad de los mismos. Es de entender que lo hacen para protegerle. Es probable que Messi sea un muy buen tipo al que no quieren dañar la reputación. Ahora bien, en el fondo, lo que consiguen es lo contrario.

Si Guardiola hubiera explicado exactamente en qué consistía ese "nos acabaremos haciendo daño" cuando se fue en 2012. Si el "Tata" Martino nos contara qué había detrás de la famosa frase de Zubizarreta sobre su relación con Messi más allá de su literalidad. Si Luis Enrique hubiera hecho lo mismo con la famosa situación de San Sebastián que acabó reconduciendo Xavi Hernández o si los dos últimos ex técnicos fueran un poco más precisos, se evitaría tanta charla y tanta polémica. No hay nada que evite más rumores que la verdad misma, pero nadie se atreve a contarla y, así, uno puede pensar alegremente que Messi es un incomprendido o que Messi es un tirano y ha manejado el vestuario del Barcelona a su antojo durante casi una década sin que haya un testimonio claro que le lleve la contraria.

Creo que sería buena idea dejar de insinuar. Todos sabemos ya que Messi tiene mucho carácter y que quiere las cosas como las quiere y que es tremendamente sensible. Su reacción al salir del Barcelona lo prueba. A veces, la pasividad es más peligrosa que la agresividad bien conducida. A veces, quieres ayudar y lo que sientes es que molestas todo el rato. Y cuando molestas a la estrella de tu equipo, tienes un problema, claro, un problema que generalmente un entrenador no afronta porque es el entrenador el que se supone que manda sobre el grupo y sus individuos y no al revés.

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Ahora bien, si no hay nada que contar, pues no hay nada que contar. Si Messi es un excelente compañero y un buen subordinado, con sus cosas como todas las estrellas, que se diga también. Esta duda constante, por supuesto, es cosa del periodismo, que va buscando en cada declaración un doble filo -incluyan este artículo-, pero no deja de ser alimentada por los protagonistas. Hay en este respeto, en este silencio, algo que escama y es lógico que así sea. Muy mal lo habremos hecho los medios cuando los protagonistas se niegan a contarnos lo que está pasando incluso años después de que ya haya pasado.

Solo hay medias verdades y silencios interpretativos. Es cierto que Valverde tenía el problema de la televisión, en la que todo va muy rápido y es muy difícil reaccionar. Te preguntan y, ¿qué vas a hacer? ¿Callarte? ¿Decir "sin comentarios"? No habría insinuación más grande que esa. Reaccionas como puedes, sonríes, y hablas de "misterio". Cuando tuve la oportunidad de hablar con Quique Setién hace poco para la revista JotDown, él al menos tenía el tiempo de pensarse tranquilamente las respuestas y decidir en qué jardines se metía. Aun así, el eco de la entrevista, por lo demás bastante suave y futbolera, ha sido bastante molesto al llegar a los grandes medios... pero esa es otra historia.

Messi es un misterio y todo el mundo está de acuerdo en que es mejor que lo siga siendo. Yo no lo veo tan claro. Más que nada porque nos obliga no ya a los medios sino a los aficionados a ponernos en lo peor sin saber nosotros tampoco qué es exactamente "lo peor". Puede que, después de todo, sea este un círculo vicioso del que no haya salida: siempre habrá medios preguntando por Messi y siempre habrá respuestas que generen debates: si hay silencio porque hay silencio, si hay sonrisa porque hay sonrisa. En esas, digo yo, pues ya cuéntalo todo. Todo lo que no se salga del secreto de vestuario. Y así podremos no solo calibrar la figura de Messi en su totalidad, que tampoco tiene por qué ser algo malo añadir capas al personaje, sino evaluar qué puede pasar con el Barcelona en su ausencia... y qué se puede encontrar el PSG en los próximos meses.

Tal vez, en unos años, sea Pochettino el que hable y nos diga que es un chico maravilloso, que no discutió una orden, que siempre puso su talento al servicio del equipo y la búsqueda de la victoria y que no creó ni un problema. Entonces, recordaremos todos estos años y diremos: "¿Por qué no decían lo mismo cuando jugaba aquí, por qué no eran claros con él?". Y si Pocchetino -o quien sea- dice otra cosa, pensaremos: "¿Por qué nos contaron entonces otro cuento o, por qué nos contaron solo la mitad?" En fin, es prerrogativa del entrenador de élite decidir cuáles son sus secretos. Que todos hayan coincidido en el mismo es mucha casualidad pero las casualidades existen. Yo, con que dos excelentes entrenadores como Valverde y Setién, encuentren la motivación necesaria para seguir adelante, tendría ya más que suficiente.

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