Anuncios

Lele Usuna, en Tokio 2020: del enojo en Lima 2019 a ser el primer surfista argentino en los Juegos Olímpicos

Leandro Usuna en el Mundial ISA; ahora, está a punto de encarar otro gran desafío
Leandro Usuna en el Mundial ISA; ahora, está a punto de encarar otro gran desafío

Amigos, rivales, deportistas. Comparten calendarios, sesiones de entrenamientos, análisis. Viajan juntos, conocen sus intimidades, disfrutan. La vida de un surfista pasa, en gran parte, por ahí: disfrutar de lo que hace, agradecer el escenario que lo rodea y las personas que lo acompañan. No existen los enemigos, se es crítico, se comparte y se abraza. Y, en medio de todo este ecosistema, la competencia. Dentro de un deporte que hace varios años dejó ese “rock & roll” amateur, y transita su camino profesional, Leandro Usuna se afianza, sueña y crece.

“Una voz interior me lo anticipó y me mantuvo positivo: Tranquilo Lele, hoy salís segundo, pero más adelante te espera tu cupo”. Esa voz buscó tranquilizarlo mientras le colgaban la medalla plateada de los Juegos Panamericanos 2019, aquella fría tarde en Punta Rocas, Perú. Acababa de perder por 0.20 centésimas ante Lucca Mesinas, la figura peruana que le había ganado. El único pasaje olímpico a Tokio que otorgaba la competencia se le escurría entre las manos tras un polémico heat final. Pese a todo, abrazó a su amigo, tomó sus tablas y siguió... Pero el destino le tenía guardada una nueva jugada.

Usuna junto a Lucca Mesinas (Perú) tras obtener sus boletos para Tokio 2020 (Gentileza Leandro Usuna)
Usuna junto a Lucca Mesinas (Perú) tras obtener sus boletos para Tokio 2020 (Gentileza Leandro Usuna)


Usuna junto a Lucca Mesinas (Perú) tras obtener sus boletos para Tokio 2020 (Gentileza Leandro Usuna)

Casi dos años después, pandemia de por medio y un contexto deportivo atípico, Lele Usuna alcanzó su sueño. Se disputó el Mundial ISA en El Salvador, la competencia internacional donde los surfistas tuvieron su última oportunidad de clasificarse para Tokio. Había combinaciones posibles, cupos libres por países, en un certamen que otorgaba cuatro plazas masculinas. Por esas jugadas que no se planifican pero se desean, Mesinas ingresó en el heat final y terminó 7° en el Mundial, ubicación que lo clasificó a Tokio y así, liberó la plaza panamericana.

Aquella medalla que pareció ser plomo sobre el cuello en esos primeros instantes en Lima, aquel frío que pasó y que recordó durante muchos días, tomaron otro color en las playas de El Salvador. “Todo pasa por algo” , fue el pensamiento que reapareció en la cabeza de Usuna, que se liberó. Acompañado por toda la delegación argentina, que había viajado en busca de una clasificación olímpica, festejó. Ese mismo día, su hijo Benicio cumplía cinco meses de vida, y al otro lado de la pantalla del teléfono junto a su novia Pilar, lo saludaban. Vive el mejor año de su vida, entre cambios, conquistas y amor familiar. El resultado en el Mundial fue decorativo (46º). Sus aspiraciones son las que cuentan. Su convicción, sus ganas de mejorar y por qué no, soñar con una medalla.

“Es un sueño hecho realidad. El otro día estaba pensando cuando era chico y con mi familia nos juntábamos a mirar los Juegos. Imaginábamos cómo sería como deportista formar parte de eso, caminar en la ceremonia, que esté todo el país mirándote, y ahora estoy, soy uno de esos. Es una locura. De chico, nunca fue un sueño porque el surf no formaba parte, pero siempre como deportista lo proyectás. Cuando lo oficializaron en 2016, fue ‘¡wow!’ puedo estar ahí, un objetivo más”, cuenta el surfer de 33 años.

–Alcanzaste la clasificación olímpica por la que trabajaste estos últimos cuatro años. ¿Cómo lo planificaste? ¿Cómo cambió tu preparación?

–Estos últimos cuatro años fueron una locura, pasaron volando y ya se viene el debut. Uno se lo escribía, lo soñaba, te hacías la idea sabiendo que la posibilidad estaba y ahora es una realidad. Del entrenamiento no cambiamos mucho, siempre lo hacemos fuerte. En el surf, lo que varía el entrenamiento es según para qué tipo de ola te preparás. No es lo mismo si vas a surfear una ola grande, chica, larga o con fuerza, por ahí van los detalles. Pasar a entrenarse más la parte de arriba para poder remar más fuerte y tener más piernas, o cambiar la tabla y hacer más sesiones de remada porque la ola es más larga. Entonces, uno se va preparando para el torneo que viene. Cuando los Juegos se anunciaron fue planificar e ir un escalón a la vez. El objetivo era lograr el pasaje y lo hicimos. Ahora, es hacer el mejor torneo posible. Es ir por una medalla.

–¿En qué momento de tu vida llega este logro deportivo?

–En un gran año, el mejor de mi vida. Pude formar una familia, el nacimiento de mi hijo Benicio es lo máximo y va más allá de todas las competencias. Es un aprendizaje de por vida, un amor tan natural y sano que te deja mentalmente muy en paz. Yo estuve muy tranquilo durante todo el Mundial. Aunque no me fue muy bien y perdí, estaba en paz. Estaba enojado cuando perdí, pero hablé con mi familia y ya estaba sonriendo, sabía que los tenía a ellos. La vida sigue y no tengo porque quejarme, ¿no? En un mismo año fui padre, me puse aparatos, vivimos una pandemia y me clasifiqué a los Juegos Olímpicos. Muchos cambios para un solo año.

–¿Durante los meses de cuarentena llegaste a perder la motivación? ¿Sentías que los Juegos se escapaban? ¿Cómo mantuviste la motivación?

–¡Uuuuf! Al principio lo pude manejar bastante con actividades que nunca hago por estar viajando. Pintando, leyendo, organizando la casa, meditando. Cosas que siempre le tenés que buscar el tiempo y te pasa por arriba la vorágine. Eso me duró dos meses, ya al tercer mes me estaba volviendo loco, me quería escapar e ir a surfear. Nunca en mi vida había pasado más de tres semanas fuera del agua. Y esto lo duplicó. Los primeros meses ensayaba todos los días, limpiaba las tablas, estaba motivado, pero después ya no aguantaba. Habilitaron para ir a pescar y fui a pescar, necesitaba agua. En tanto, los objetivos siempre los tuve bien claros. Lo que no estaba claro era el mundo. Uno tiene que mantener la fe y seguir motivado. Cuando volvimos al agua obvio que me costó, pero fue como andar en bicicleta: al toque te acordás y hacés como si nada.

El surf es uno de los deportes que debutará en Tokio. Un total de 40 surfistas (20 mujeres y 20 hombres) disputarán, en las playas de Tsurigasaki, la primera competencia olímpica para el deporte. En 2016, aquel sueño del marplatense Fernando Aguerre, hoy presidente de la Asociación Internacional de Surf (ISA), se hizo realidad. Fue él quien gestionó, presentó y luchó por la inclusión del deporte en la nómina del Comité Olímpico Internacional. Esta aprobación y celebración por toda la comunidad del surf llevó a un gran crecimiento de la actividad. Se profesionalizó en muchos aspectos, los gobiernos de los países comenzaron a apoyar a los atletas, a los torneos, y así la mejora fue notoria y son los protagonistas quienes lo demuestran dentro y fuera del agua.

Leandro Usuna e Ignacio Gundesen (Gentileza Leandro Usuna)
Leandro Usuna e Ignacio Gundesen (Gentileza Leandro Usuna)


Leandro Usuna e Ignacio Gundesen (Gentileza Leandro Usuna)

–Lucca Mesinas, los Juegos Panamericanos de Lima, ese heat final. ¿Pudiste verlo de nuevo? ¿Sacaste algún aprendizaje?

–La ola de Perú, la de Punta Rocas, siempre me dio muchos resultados buenos. Desde muy chico que compito ahí y siempre me fue bien. Ahí gané mi primer Mundial ISA en 2014 y varios torneos regionales del Latin American Tour. Cuando llegué a Lima, sabía que tenía muchísimas chances, tal fue así que quedé segundo por 0.20 centésimas detrás de mi amigo. Salí molesto, salí angustiado, pero al mismo tiempo estaba contento con mi performance y sabía que este resultado era muy importante. Lo volví a ver recién durante la pandemia. Mi heat, las finales y la verdad que estuvo muy cerca,...estuvo muy cerca... No soy juez de surf, pero podría haber sido un empate. Lucca tampoco se merecía perder, surfeó muy bien durante todo el torneo y en la final. Pero bueno, por algo pasó.

–¿Cómo ves el surf latinoamericano?

–A mí me encanta. Cuando me clasifiqué, dije ‘qué lindo clasificarme, pero qué increíble hacerlo con mis mejores amigos de Latinoamérica’, hacer un viaje tan espectacular como ir a unos Juego Olímpicos con mis mejores amigos, con quienes viajo hace años. De los 20 hombres, seis son latinoamericanos. Hoy, Australia, Estados Unidos y Brasil son los mejores. Los brasileños son los líderes indiscutidos hace ya años. Pero, Perú viene fortísimo, clasificó su cupo máximo. Es increíble ver cómo va creciendo, esto abre el camino para todos los chicos de Latinoamérica. Ver que se puede, ver a tus ídolos entrar a los Juegos, esos que se entrenan al lado tuyo, es una gran motivación para las próximas generaciones. Veo fuerte al surf latinoamericano.

En cuanto a Japón, es un lugar que conocemos y es muy parecido a la Argentina. Eso es una ventaja. Son olas chicas, yo no soy tan alto, eso es otra ventaja. Hay que ver bien el tema tablas y que llegamos sólo seis días antes. Mentalmente estoy muy bien porque tengo una familia que me mantiene recontra feliz. Lo bueno es que Mar del Plata es bastante parecida: olas chiquitas, olas con viento, no tanta fuerza.

–Más de 22 años practicando este deporte. ¿Qué enseñanza te dio, sobre todo estos últimos años con tantos cambios?

–Creo que todo se puede mientras lo disfrutás, sos consistente y tenés mucha paciencia. El deporte te enseña mucho. Es sano, hermoso. Aprendí mucho a través del surf, a respetar al rival, a compartir olas, el respeto, la importancia de cuidar el medioambiente. El surf fue uno de mis mejores maestros. Haber logrado clasificarme a la competencia históricamente más grandiosa, más respetada es un sueño. Es lo más grande que me pasó, aparte de ser padre. Siempre voy a ser surfista, hay que disfrutarlo, hay que exprimirlo, pero sin perder la esencia de porqué lo hacemos. El deporte te da tanto y devolverle es algo mágico. A los Juegos Olímpicos viene mi nombre, pero en verdad, viene el surf argentino.