La vergonzosa elección de "Kikín" Fonseca como 'embajador' para el Mundial de 2026

Kikín Fonseca celebra su gol contra Portugal en Alemania 2006. (REUTERS/Henry Romero)
Kikín Fonseca celebra su gol contra Portugal en Alemania 2006. (REUTERS/Henry Romero)

El Kikín Fonseca fue elegido como el responsable de abanderar simbólicamente a la Ciudad de México como sede para el Mundial de 2026. La elección resultó particularmente extraña y fue motivo de un gran revuelo en redes sociales, pues nadie alcanzó a entender qué sentido tenía la presencia del exdelantero en un evento tan presuntamente exclusivo. Quizá todo sea un presagio de lo que le espera a México al haber aceptado las migajas del Mundial que Estados Unidos decidió cederle.

Pero seamos sinceros, lo más probable es que el responsable de haber puesto al Kikín haya pensado las cosas un poco a la ligera: ¿quién podría quejarse por la presencia de un exjugador que, al fin y al cabo, jugó un Mundial con la Selección y hasta se dio el gusto de anotarle un gol a la Portugal de Cristiano Ronaldo, Figo y Deco? En teoría no habría muchos elementos para no invitar a Francisco Fonseca a aparecer unos cuantos segundos a cámara y escuchar sus palabras sobre la Copa del Mundo.

Pero todo eso pasó a segundo término cuando uno ve que en Kansas City eligieron a Patrick Mahomes como embajador. No habría que ir tan lejos. La terna de México estuvo muy bien pensada en dos de las tres ciudades mundialistas: Sergio “Checo” Pérez y Blue Demon Jr. fueron los encargados de representar a Guadalajara y Monterrey, respectivamente. Hasta ese momento, nada estaba fuera de lo que se podía esperar. Pero la irrupción del Kikín sorprendió, para mal, a los aficionados futboleros del país. También es verdad que Fonseca no se ayuda mucho con su actual faceta de comentarista en la que él mismo estimula las mofas hacia su pasado como jugador profesional.

Fue carismático y mucho. De eso a considerarlo un referente deportivo nacional y, en particular, símbolo del futbol capitalino hay mucha distancia. En Twitter tampoco faltaron quienes se pusieron a debatir sobre qué otros deportistas pudieron haber fungido como anfitriones, en lugar del malquerido Fonseca, y las opciones, se pudo comprobar, eran muy amplias. Pero si lo pensamos un poco más a fondo, en realidad era preciso que sucediera algo así apenas en nuestro primer acercamiento con la fracción de Copa del Mundo que tendremos en casa.

Si la búsqueda de defectos estaba a la orden del día, la presencia de Kikín no hizo sino poner en la mesa el tema perfecto para quejarse un rato de las decisiones que desde ya están tomando errada y hasta hilarantemente. Teníamos que darle un toque especial al anuncio de las sedes. Tampoco es que hubiera muchas sorpresas o que este anuncio fuera especialmente relevante. Si al final del día es Estados Unidos el país que vivirá la auténtica fiebre mundialista, bien hicimos en ponerle condimentos al guisado.

En descargo de Francisco Fonseca, también se puede decir que durante al menos dos años su momento goleador en Pumas y Cruz Azul lo convirtió en todo un fenómeno publicitario: refrescos, cereales, tortillas; todos quería tener al delantero de modo en su producto. Quizá dentro del campo de juego no era el más completo de los atacantes, pero su ángel lo hizo conectar con la afición de una manera pocas veces vista.

Desde luego, eso es anecdótico si al final del día Fonseca se quedó en el camino como un jugador de contados momentos. Y, poco después de su boom, las limitaciones que poseía lo convirtieron en ese delantero que nadie quiere en su equipo. Por eso hoy es ruborizante que en el mundo entero crean que Kikín es un referente ya no del futbol mexicano, sino de todo el deporte nacional. Tan solo hay que imaginar que ayer alguien entró a Wikipedia a revisar la carrera del Kikín Fonseca y se topó con su célebre cifra de un gol anotado en su paso por el Benfica. Y sí, qué pena con los invitados.

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