La Selección Mexicana y su mediocridad que podrían curar si imitan a Uruguay

Selección Mexicana enfrentando a Uruguay en 2018. (Omar Vega/Getty Images)
Selección Mexicana enfrentando a Uruguay en 2018. (Omar Vega/Getty Images)

La Selección Mexicana podría verse en el espejo de Uruguay si aspira algún día a salir del marasmo de mediocridad que tanto ha caracterizado su historia futbolística. Los charrúas, con una población que apenas rebasa los 3 millones de habitantes, no solo han recolectado más logros históricos que el Tri: también en la actualidad cuentan con jugadores de mayor importancia que el cuadro azteca. Y todo, con una población casi tres veces menor que la Ciudad de México (8.8 millones de habitantes), por no hablar de todo el país (120 millones).

Mientras Federico Valverde acaba de ganar la Champions League con el Real Madrid, México tuvo que conformarse con un pobre rendimiento de casi todos sus jugadores que militan en Europa. Desde aquellos que bajaron el telón y vivieron sus minutos finales en el futbol de la élite, como Héctor Herrera, hasta aquellos que tuvieron una temporada marcada por la irregularidad, como Hirving Lozano, Raúl Jiménez y hasta Edson Álvarez, cuya titularidad estuvo en entredicho en algunos lapsos del ciclo futbolístico.

Es verdad que Uruguay reclama renovación en su ataque, pues tanto Luis Suárez como Edinson Cavani (ambos con 35 años) ya han pasado por los mejores años de sus carreras. Sin embargo, el legado de ambos atacantes está más que definido: hicieron historia en varios de los mejores equipos del mundo. Los dos, Pistolero y Matador, llegaron al Viejo Continente con menos de veinte años y lograron que sus nombres estuvieran colocados, temporada tras temporada, en las conversaciones sobre los mejores delanteros del mundo.

MFederico Valverde, ganador de la Champions con el Real Madrid. (Alvaro Medranda/Eurasia Sport Images/Getty Images)
Federico Valverde, ganador de la Champions con el Real Madrid. (Alvaro Medranda/Eurasia Sport Images/Getty Images)

Ningún mexicano ha hecho eso en la última era. Así como ningún mexicano ha llamado la atención del Barcelona desde la salida de Rafa Márquez (ni siquiera en la peor etapa histórica del club catalán). En cambio, los blaugrana han visto en Ronald Araújo al prospecto ideal para encabezar la renovación en defensa. Ronald debutó profesionalmente en un club de Segunda División, Rentistas, y luego pasó por el discreto Boston River, pero los visores del Barcelona lo voltearon a ver porque saben que los jóvenes uruguayos son baratos y garantía de rendimiento. No como las perlas mexicanas, inaccesibles en su precio y con todos los elementos de apuesta azarosa: pueden hacerlo muy bien o muy mal.

La nación rioplatense cuenta con otros elementos prometedores como Darwin Núñez del Benfica y Facundo Pellistri del Manchester United, además de otros elementos con amplia experiencia en clubes de primer nivel como José María Giménez y Rodrigo Betancourt. Elementos destacados en la Liga MX, como Jonathan Rodríguez y Nico López, apenas han sido tomados en cuenta en las convocatorias celestes.

Dos generaciones. Darwin Núñez festeja un gol con Luis Suárez. (Rodrigo Buendia - Pool/Getty Images)
Dos generaciones. Darwin Núñez festeja un gol con Luis Suárez. (Rodrigo Buendia - Pool/Getty Images)

No hay duda: a nivel formativo, Uruguay está muy por encima de México. Cada fin de semana, en la capital charrúa, Montevideo, se juegan unos 3000 partidos en categorías que van desde los cinco a los doce años, según dijo Roberto Mauro, presidente de un equipo infantil, a El País. Aunque la liga local no es de las más fuertes de América en la actualidad, y muchos equipos deben sobrevivir en los límites de la modestia, durante la década pasada Uruguay fue el noveno país a nivel mundial que más jugadores traspasó, según un recuento de la FIFA.

La explicación de sus resultados ya no parece tan incomprensible: clasificar a cuatro mundiales consecutivos (Semifinales en 2010 y Cuartos de Final en 2018), y ganar la Copa América de 2011. Durante ese tiempo, México ha hecho lo mismo que durante toda su historia: decepcionar a sus aficionados quedando eliminado en los Octavos de Final de cada Mundial.

Uruguay celebrando su Copa América de 2011. (PABLO PORCIUNCULA/AFP via Getty Images)
Uruguay celebrando su Copa América de 2011. (PABLO PORCIUNCULA/AFP via Getty Images)

Con una de las ligas locales más poderosas en términos financieros del continente, el futbol mexicano está estancado en la ilusión: tenemos la mejor liga, los mejores equipos y a un número infinito de promesas que, ya verán, nos bajarán la luna y las estrellas. Algún día, pero lo harán. En México, además de los ostentosos sueldos para recién debutados, abundan las promesas de 24 años: Vega, Córdova, Rodríguez, Montes. Todos ellos, valuados en más de diez millones de dólares, como para que no salgan nunca del país y hagan antigüedad en la Liga MX.

Si de historia se trata, Uruguay ganó dos mundiales, es cierto que a blanco y negro, pero ese misticismo sostiene su vitalidad actual. Eso explica que un país de 120 millones de habitantes, como México, no haya podido hacer lo que sí ha conseguido Uruguay: juntar a once jugadores que sepan jugar al futbol.

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