La curandera Leoba, la salvación de un remoto lugar de México
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La curandera Leoba
CUETZALAN, PUEBLA, 04JUNIO2022.- La señora Leoba cura desde los ocho años. Aprendió de su abuela, quien era a su vez curandera en un pueblo cercano a la Sierra Negra. Con ella también aprendió a ser partera, atendiendo su primer parto a los catorce años, aunque afianzándose en la práctica a los diecinueve cuando se casó y se mudó de pueblo. A curarse con Leoba se acerca gente no solo de su pueblo, sino de pueblos aledaños y, en ocasiones, de remotas regiones del país y el mundo. Distintos altares se aparecen en su casa y un desfile de santos de religiones diversas se conviven en estos. La Virgen de Guadalupe y San Miguel Arcángel se codean entre las veladoras, las anforitas y el incienso con Jesús Malverde y la Santa Muerte, así como con imágenes de hombres santos y gurúes, entre ellos una imagen de Guru Nanak, fundador del sikhismo. Doña Leoba reza, ríe y canta durante sus curaciones, en las que, en muchas ocaciones, la asiste su nieta Selik, quien imita sus movimientos durante las curaciones al tiempo que sus pacientes gritan y gimen. FOTO: PEDRO ANZA /CUARTOSCURO.COM
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CUETZALAN, PUEBLA, 04JUNIO2022.- La señora Leoba cura desde los ocho años. Aprendió de su abuela, quien era a su vez curandera en un pueblo cercano a la Sierra Negra. Con ella también aprendió a ser partera, atendiendo su primer parto a los catorce años, aunque afianzándose en la práctica a los diecinueve cuando se casó y se mudó de pueblo. A curarse con Leoba se acerca gente no solo de su pueblo, sino de pueblos aledaños y, en ocasiones, de remotas regiones del país y el mundo. Distintos altares se aparecen en su casa y un desfile de santos de religiones diversas se conviven en estos. La Virgen de Guadalupe y San Miguel Arcángel se codean entre las veladoras, las anforitas y el incienso con Jesús Malverde y la Santa Muerte, así como con imágenes de hombres santos y gurúes, entre ellos una imagen de Guru Nanak, fundador del sikhismo. Doña Leoba reza, ríe y canta durante sus curaciones, en las que, en muchas ocaciones, la asiste su nieta Selik, quien imita sus movimientos durante las curaciones al tiempo que sus pacientes gritan y gimen. FOTO: PEDRO ANZA /CUARTOSCURO.COM
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CUETZALAN, PUEBLA, 04JUNIO2022.- La señora Leoba cura desde los ocho años. Aprendió de su abuela, quien era a su vez curandera en un pueblo cercano a la Sierra Negra. Con ella también aprendió a ser partera, atendiendo su primer parto a los catorce años, aunque afianzándose en la práctica a los diecinueve cuando se casó y se mudó de pueblo. A curarse con Leoba se acerca gente no solo de su pueblo, sino de pueblos aledaños y, en ocasiones, de remotas regiones del país y el mundo. Distintos altares se aparecen en su casa y un desfile de santos de religiones diversas se conviven en estos. La Virgen de Guadalupe y San Miguel Arcángel se codean entre las veladoras, las anforitas y el incienso con Jesús Malverde y la Santa Muerte, así como con imágenes de hombres santos y gurúes, entre ellos una imagen de Guru Nanak, fundador del sikhismo. Doña Leoba reza, ríe y canta durante sus curaciones, en las que, en muchas ocaciones, la asiste su nieta Selik, quien imita sus movimientos durante las curaciones al tiempo que sus pacientes gritan y gimen. FOTO: PEDRO ANZA /CUARTOSCURO.COM
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CUETZALAN, PUEBLA, 04JUNIO2022.- La señora Leoba cura desde los ocho años. Aprendió de su abuela, quien era a su vez curandera en un pueblo cercano a la Sierra Negra. Con ella también aprendió a ser partera, atendiendo su primer parto a los catorce años, aunque afianzándose en la práctica a los diecinueve cuando se casó y se mudó de pueblo. A curarse con Leoba se acerca gente no solo de su pueblo, sino de pueblos aledaños y, en ocasiones, de remotas regiones del país y el mundo. Distintos altares se aparecen en su casa y un desfile de santos de religiones diversas se conviven en estos. La Virgen de Guadalupe y San Miguel Arcángel se codean entre las veladoras, las anforitas y el incienso con Jesús Malverde y la Santa Muerte, así como con imágenes de hombres santos y gurúes, entre ellos una imagen de Guru Nanak, fundador del sikhismo. Doña Leoba reza, ríe y canta durante sus curaciones, en las que, en muchas ocaciones, la asiste su nieta Selik, quien imita sus movimientos durante las curaciones al tiempo que sus pacientes gritan y gimen. FOTO: PEDRO ANZA /CUARTOSCURO.COM
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CUETZALAN, PUEBLA, 04JUNIO2022.- La señora Leoba cura desde los ocho años. Aprendió de su abuela, quien era a su vez curandera en un pueblo cercano a la Sierra Negra. Con ella también aprendió a ser partera, atendiendo su primer parto a los catorce años, aunque afianzándose en la práctica a los diecinueve cuando se casó y se mudó de pueblo. A curarse con Leoba se acerca gente no solo de su pueblo, sino de pueblos aledaños y, en ocasiones, de remotas regiones del país y el mundo. Distintos altares se aparecen en su casa y un desfile de santos de religiones diversas se conviven en estos. La Virgen de Guadalupe y San Miguel Arcángel se codean entre las veladoras, las anforitas y el incienso con Jesús Malverde y la Santa Muerte, así como con imágenes de hombres santos y gurúes, entre ellos una imagen de Guru Nanak, fundador del sikhismo. Doña Leoba reza, ríe y canta durante sus curaciones, en las que, en muchas ocaciones, la asiste su nieta Selik, quien imita sus movimientos durante las curaciones al tiempo que sus pacientes gritan y gimen. FOTO: PEDRO ANZA /CUARTOSCURO.COM
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CUETZALAN, PUEBLA, 04JUNIO2022.- La señora Leoba cura desde los ocho años. Aprendió de su abuela, quien era a su vez curandera en un pueblo cercano a la Sierra Negra. Con ella también aprendió a ser partera, atendiendo su primer parto a los catorce años, aunque afianzándose en la práctica a los diecinueve cuando se casó y se mudó de pueblo. A curarse con Leoba se acerca gente no solo de su pueblo, sino de pueblos aledaños y, en ocasiones, de remotas regiones del país y el mundo. Distintos altares se aparecen en su casa y un desfile de santos de religiones diversas se conviven en estos. La Virgen de Guadalupe y San Miguel Arcángel se codean entre las veladoras, las anforitas y el incienso con Jesús Malverde y la Santa Muerte, así como con imágenes de hombres santos y gurúes, entre ellos una imagen de Guru Nanak, fundador del sikhismo. Doña Leoba reza, ríe y canta durante sus curaciones, en las que, en muchas ocaciones, la asiste su nieta Selik, quien imita sus movimientos durante las curaciones al tiempo que sus pacientes gritan y gimen. FOTO: PEDRO ANZA /CUARTOSCURO.COM
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Con ella también aprendió a ser partera, atendiendo su primer parto a los catorce años, aunque afianzándose en la práctica a los diecinueve cuando se casó y se mudó de pueblo.
A curarse con Leoba se acerca gente no solo de su pueblo, sino de pueblos aledaños y, en ocasiones, de remotas regiones del país y el mundo.
Distintos altares se aparecen en su casa y un desfile de santos de religiones diversas se conviven en estos.
La Virgen de Guadalupe y San Miguel Arcángel se codean entre las veladoras, las anforitas y el incienso con Jesús Malverde y la Santa Muerte, así como con imágenes de hombres santos y gurúes, entre ellos una imagen de Guru Nanak, fundador del sikhismo.
Doña Leoba reza, ríe y canta durante sus curaciones, en las que, en muchas ocaciones, la asiste su nieta Selik, quien imita sus movimientos durante las curaciones al tiempo que sus pacientes gritan y y gimen.