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La verdad incómoda de Johan Cruyff que nadie se atreve a recordar estos días

Soccer Football - Paris St Germain Press Conference - Paris, France - May 23, 2022 Paris St Germain's Kylian Mbappe poses holding a shirt during the press conference REUTERS/Christian Hartmann
Intentar fichar a jugadores que acaban contrato puede acabar mal: pierdes la subasta por el jugador y el dinero de la prima de fichaje se queda fuera del fútbol, como sucedió con Kylian Mbappé (REUTERS/Christian Hartmann)

Aunque seguro que en la práctica a menudo hizo lo contrario, Johan Cruyff mantenía que una de las leyes de los equipos de fútbol debía ser no fichar a jugadores que quedaran libres. Hablamos de los años noventa, cuando los agentes aún tenían una importancia limitada y las comisiones que quedaban en el camino de cada fichaje eran mucho menores, pero el holandés ya lo tenía claro: si yo le pago un dinero a otro club por el fichaje de un jugador, estoy dejando el dinero dentro del mercado. Si se lo pago a un jugador o a un agente en forma de prima de fichaje... ese dinero se queda en sus bolsillos y no vuelve.

Por ejemplo, si un gran club se gasta 120 millones en el fichaje de un jugador de otro gran club, sabe que ese dinero se va a reinvertir en la industria del fútbol. Fortaleciendo la cantera, permitiendo desembolsos que nutran a otros clubes más pequeños o, directamente, provocando que el dinero vuelva tarde o temprano en forma de un nuevo fichaje en la otra dirección. Algo parecido a lo que ha pasado en el triángulo Manchester City-Borussia Dortmund-Barcelona recientemente: el City pagó un dineral hace años por Yayá Touré, luego el Barcelona se lo paga al Dortmund por Dembélé, y, viceversa, cuando el Barça fichó a Ferran Torres, de alguna manera "financió" el fichaje de Haaland, también del Dortmund, que a su vez se lo puede gastar en su cantera y en descubrir y formar nuevos jugadores jóvenes.

Eso es lo que hace que el mundo del fútbol sea rentable. El dinero va, pero luego el dinero vuelve. O se transforma de alguna manera. Unos invierten mejor y otros peor, como todo en la vida, pero no hay grandes fugas. Por eso sorprende el énfasis en los últimos años por hacer todo lo contrario, es decir, por ir como locos a por jugadores que acaban contrato con sus clubes y que, por lo tanto, "llegan gratis". Esa expresión, tan repetida en los medios, esconde una mentira enorme y dañina, que se ha puesto en evidencia de nuevo con el fichaje fallido de Kylian Mbappé por el Real Madrid.

¿Por qué ofrecía el Madrid 200 millones al PSG el verano pasado? ¿Qué sentido tenía ese desembolso si el jugador habría llegado libre el verano siguiente? Pues el sentido que tiene no querer participar en una subasta. Si yo llego a un acuerdo con el club y me lo vende, no solo me aseguro al jugador, sino que, repito, tal vez luego el PSG me pague esos 200 millones por Vinicius algún día si necesito venderle. O por Rodrygo. O por quien sea. ¿En qué ha acabado la cosa? El Madrid se ha quedado sin el jugador por no poder aguantar en la subasta y el PSG no ha metido un duro en el mercado, cosa que ya hizo el año pasado con Donnaruma, Messi y Ramos.

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Esto nos hace dudar si, en realidad, este tipo de prácticas no hacen sino beneficiar a los equipos que no necesitan que el dinero esté en el mercado porque ya lo encuentran fuera. El PSG puede gastar lo que le dé la gana y parte de su estrategia, está claro, es ahogar a los demás clubes. De momento, el City, tal vez porque Txiki Begiristain y Pep Guardiola son discípulos de Cruyff, no se ha unido a la moda, pero puede hacerlo en cualquier momento. Cuanto menos dinero haya circulando entre clubes, más se van a beneficiar los que lo tienen por castigo, lo que nos lleva de nuevo al Barcelona y su peligrosa política de cara al futuro.

Cuando se habla de la crisis del Barcelona y de su imposibilidad de fichar jugadores, se recurre siempre al tópico de buscar gente que acabe contrato... o al intento de pagar el menor traspaso posible, como en el caso de Robert Lewandowski, donde no acaba de cerrarse el acuerdo con el Bayern de Munich. No está nada claro que sea la mejor opción posible. De acuerdo, a corto plazo, se ahorra, pero ¿qué pasa a medio y a largo? Exactamente, lo mismo que le está pasando ahora mismo al Barcelona: todo lo que te ahorras en traspasos, lo gastas en sueldos y en primas de fichaje... y ese dinero no vuelve. Te cargas el mercado.

¿Le interesa al Barcelona cargarse el mercado? No parece. Le interesa, como a la gran mayoría, que haya un flujo constante de intercambio de dinero... entre clubes. Aparte, esta manía del Barça, el PSG y otros clubes hace que los jugadores estén muy al tanto de la posibilidad. Pongamos como ejemplo el caso de Dembélé. Si acabo contrato y tengo mercado -de hecho, se rumorea al propio PSG-, ¿por qué iba a aceptar una oferta de renovación que no incluya a su vez una jugosa prima de fichaje o de retención, más bien? ¿Cuánto dinero le tiene que ofrecer el Barça al jugador para que al jugador y a su numeroso entorno le compense? Lo mismo pasó el año pasado con Ilaix Moriba y puede pasar este con Gavi.

Con más Johan Cruyffs en los demás clubes, esto no iría a ningún lado. Habría determinados pactos entre caballeros para evitar que esto suceda todo el rato. Sin embargo, ocurre lo contrario. Se ha convertido el mundo de los fichajes en una selva, una constante subasta. No tiene pinta de que vaya a acabar bien. Si nadie me paga traspasos por mis jugadores, ¿cómo genero dinero para fichar a jugadores de otros equipos? El PSG se puede permitir darle 300 millones de euros a Mbappé de prima de fichaje y otros 100 a Messi y así sucesivamente, pero ¿de verdad quieren Real Madrid y Barcelona competir en esa guerra? No parece lo más sensato.

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