Kyle Larson, de piloto expulsado por lenguaje racista a campeón de NASCAR

Todo bien: Kyle Larson, al mando de un Chevrolet, celebra con la bandera a cuadros tras ganar NASCAR Cup Series Championship en Phoenix
CHRISTIAN PETERSEN

Levantó la visera del casco y expuso, ante el mundo, los ojos humedecidos de lágrimas. En el Phoenix Internacional Raceway, el rugido del motor del Chevrolet Camaro se confundía con el hilo de voz entrecortado que llegaba a través de la radio. Kyle Larson terminaba de firmar la victoria y de ganar el campeonato de NASCAR Cup Series, la categoría más popular del automovilismo de los Estados Unidos. Detrás del sensacional éxito, el piloto también desterraba el tormento que sufrió en 2020, cuando lanzó un comentario racista en una carrera virtual, que no era regulada por NASCAR, aunque el desacierto lo condenó a ser expulsado del equipo, que le revocaran la licencia para correr y que los sponsors decidieran quitarle apoyo. Dieciocho meses después de quedarse vacío y ser proscrito, el californiano, de 29 años, se reivindicó en las pistas; antes, durante el tiempo que duró la sanción, participó de actos y de charlas en colegios para desalentar el racismo y luchar por la diversidad y la igualdad.

Cuando el 17 de mayo del año pasado y tras casi dos meses de pausa por la pandemia mundial de Covid-19 la temporada 2020 retomó el calendario con The Real Heroes 400, en Darlington, Larson estaba desafectado del Chip Ganassi Racing, una de las estructuras más reconocidas del automovilismo estadounidense. Treinta y cuatro días antes, en una simracing de la que participaron 62 pilotos y que se retransmitía por Twich, cometió un exabrupto al decir “hey nigger”, uno de los insultos racistas peor considerados, debido a que el origen del término peyorativo está arraigado con los esclavos. El incidente provocó que se abriera una investigación por parte de NASCAR, que derivó en el inmediato quite de patrocinio de Chevrolet, McDonalds y Credit One Bank; más tarde, el despido del equipo remató la tormenta deportiva que se desataba sobre Larson.

De ascendencia japonesa, los abuelos de Larson fueron parte de los 120 mil nipones que residían en la costa oeste de los Estados Unidos que fueron encerrados entre 1942 y 1945 en barracas y en condiciones deplorables, en uno de los episodios más grave de violación de los derechos civiles en ese país. Las reiteradas excusas y pedido de perdón y arrepentimiento que ensayó el piloto, de por entonces 27 años, no conmovieron a NASCAR, que estaba dispuesta a establecer un rotundo mensaje. Cuando la policía de Minnesota asesinó a George Floyd -el 25 de mayo de 2020- y el piloto Bubba Wallace -el único afroamericano en la categoría- medió para que se hincara la rodilla en tierra en las presentaciones de todas las carreras de NASCAR -al igual que lo hizo Lewis Hamilton en la Fórmula 1-, Larson tomó la iniciativa de viajar a Minnesota y ofrecer charlas en los colegios sobre el racismo, igualdad y diversidad.

Kyle Larson celebra la conquista sobre el techo del Chevrolet Camaro del Hendrick Motorsports; el dueño del equipo, Rick Hendrick, financió la campaña del piloto californiano, que en 2020 se quedó sin sponsors por emplear lenguaje racista
CHRIS GRAYTHEN


Kyle Larson celebra la conquista sobre el techo del Chevrolet Camaro del Hendrick Motorsports; el dueño del equipo, Rick Hendrick, financió la campaña del piloto californiano, que en 2020 se quedó sin sponsors por emplear lenguaje racista (CHRIS GRAYTHEN/)

Pero los circuitos seguían siendo el escenario en el que Larson volcaba su aptitud conductiva, esa que antes de la suspensión enseñaba que se trataba de uno de los pilotos destacados de NASCAR, en donde debutó en 2013. No por las victorias, aunque acumulaba seis, sino por el desenvolvimiento para sobresalir en los óvalos, donde los autos promedian una velocidad de 356km/h. Se refugió en los Midget, participó en 97 competencias y acumuló 47 triunfos, un dominio apabullante que alimentó la popularidad y que su nombre retornara a la marquesina por su excelencia deportiva y no por el escándalo. Una nueva victoria en el Chili Bowl Midget National, donde se inscriben 300 participantes, resultó un pasaporte para que NASCAR le levantará la sanción en octubre pasado y lo habilitara para correr en 2021.

En Phoenix Internacional Raceway, Kyle Larson posa con la Copa de campeón de NASCAR; el californiano regresó a la popular categoría del automovilismo de los Estados Unidos después del castigo por utilizar lenguaje racista en una carrera de simuladores en 2020
SEAN GARDNER


En Phoenix Internacional Raceway, Kyle Larson posa con la Copa de campeón de NASCAR; el californiano regresó a la popular categoría del automovilismo de los Estados Unidos después del castigo por utilizar lenguaje racista en una carrera de simuladores en 2020 (SEAN GARDNER/)

Sin patrocinadores, la figura de Rick Hendrick -uno de los managers más laureados de la categoría; en 2020 logró el título con el piloto Chase Elliot- apadrinó a Larson. Hendrick.com, la concesionaria de autos nuevos y usados del dueño de la estructura, era la única publicidad que decoraba al Chevrolet Camaro celeste y blanco, con viñetas rojas, que lucía el N°5 en los laterales. El estreno, en Daytona, lo descubrió en el décimo puesto; tres carreras después, en Las Vegas Motor Spedway -donde corrió por última vez en 2020-, cosechó el primero de los 10 triunfos -entre ellos el All Star-, en las 36 carreras que compusieron el calendario. Una cifra escandalosa si se tiene en cuenta que los rivales que lo secundaron en el rubro -Kyle Busch y Martin Truex Jr.- festejaron cuatros veces en el año.

Auto, piloto, mecánicos, familia, dueño de equipo... La celebración del conjunto, tras la consagración de Kyle Larson; el piloto californiano ganó 10 de las 36 carreras que compusieron el calendario 2021 de NASCAR
CHRIS GRAYTHEN


Auto, piloto, mecánicos, familia, dueño de equipo... La celebración del conjunto, tras la consagración de Kyle Larson; el piloto californiano ganó 10 de las 36 carreras que compusieron el calendario 2021 de NASCAR (CHRIS GRAYTHEN/)

En una categoría como la F.1, Larson hubiera sido campeón con varios capítulos de antelación al final de la temporada, pero NASCAR tiene un sistema de Etapa Regular -de 26 carreras- y Playoffs, 10 carreras divididas en cuatro segmentos, del que participan los mejores 16 clasificados de la Etapa Regular. El californiano ganó la Etapa Regular; luego superó cada corte clasificatorio hasta llegar a la definición de la que participan cuatro pilotos: el que gana o quien arriba a la bandera a cuadros en mejor posición es el campeón. Y ahí estuvo Larson para quebrar con el extraordinario trabajo de los mecánicos a su compañero de escuadra Elliot y a Denny Hamlin y Truex Jr., ambos del equipo Joe Gibbs Racing Toyota.

Kyle Larson porta la bandera con la leyenda de campeón; en 2020, mientras cumplía la sanción impuesta por NASCAR, participó en carreras de Midget y asistió en colegios de Minesotta a actos y charlas para conferencias sobre el racismo, la igualdad y la diversidad
SEAN GARDNER


Kyle Larson porta la bandera con la leyenda de campeón; en 2020, mientras cumplía la sanción impuesta por NASCAR, participó en carreras de Midget y asistió en colegios de Minesotta a actos y charlas para conferencias sobre el racismo, la igualdad y la diversidad (SEAN GARDNER/)

“No puedo creerlo… Hace un año y medio ni siquiera pensaba que estaría corriendo otra vez en la NASCAR Cup Series. Ganar un campeonato es una locura, porque hubo muchos momentos en la carrera en los que pensé que no íbamos a ganar. Sin mi equipo de mecánicos no estaría aquí, ellos son los verdaderos ganadores, los verdaderos campeones”, relató Larson que, a falta de 20 giros, con la carrera neutralizada con bandera amarilla, entró a los pits en el cuarto puesto y fue devuelto como líder para ganar la carrera, el título y archivar, tras aprender la lección, lo que sucedió en 2020.