La joven estrella del Napóles de cuyo nombre se reían vale ahora 100 millones de euros

Khvicha Kvaratskhelia, una joven sensación en el fútbol europeo
Khvicha Kvaratskhelia, una joven sensación en el fútbol europeo

Hace un par de semanas, se reían de su nombre, de su apellido. Lo tomaba con humor, porque desde su arribo a Nápoles, la ciudad de las pasiones desatadas, la que sigue el paso de la nostalgia de Diego Maradona, no podían llamarlo con propiedad. Era (lo sigue siendo, desde ya), la sensación de la Serie A desde su presentación, apenas cuatro meses atrás. Medias bajas, cara de atorrante futbolero, goles en el torneo doméstico y en la Champions League, camiseta número 77, nacido en Georgia y un escape pertinente de la guerra de Rusia y Ucrania.

Entonces, a partir de un simpático gesto de los encargados de las redes sociales de Napoli, se prestó a esta situación: escribió su nombre y apellido en un papel (fondo blanco, con una fibra oscura), rubricó su identidad en georgiano y en inglés. Y habló en el idioma universal, al advertir que podían llamarlo por su nombre, evidentemente más sencillo que su apellido. Todos hablan de Khvicha Kvaratskhelia. Y en los últimos días, más que nunca.

Napoli es el líder de la Serie A, con 32 puntos, cinco más que Atalanta, seis más que Milan. Es el equipo que más goles convirtió en el certamen: 30, en 12 encuentros, conducido por Luciano Spalletti, un viejo zorro del Calcio, de 63 años. Kvaratskhelia lleva 6 tantos (uno menos que el nigeriano Victor James Osimhen, su colega en el área y afines) y 5 asistencias (la misma cantidad que Mário Rui Silva Duarte, portugués, compañero atrevido de la defensa). “Es de otro planeta”, exagera el técnico.

En la Champions League, Napoli fue el líder del Grupo A, sobre Liverpool, un especialista. En Europa, está detrás de otros jóvenes fuera de serie del ataque, como Giacomo Raspadori y Gio Simeone, con 4. Sin embargo, el protagonista de esta historia es el joven nacido en Tiflis. Es hijo de Badri, exfutbolista y entrenador, de cierto impacto en la época de la Unión Soviética, detrás del muro y la cortina de hierro. Símbolo de Azerbaiján. De Georgia (una tierra en la que no suelen brillar futbolistas de elite), pasó a Rusia, un paso lógico en su crecimiento. Se destacó en Lokomotiv Moscú y Rubin Kazan.

El recuerdo de Diego y la magia de una nueva esperanza, “Kvaradona”
El recuerdo de Diego y la magia de una nueva esperanza, “Kvaradona” - Créditos: @ALBERTO PIZZOLI

La invasión de Rusia a Ucrania lo cambió todo. El drama se entromete en todos los aspectos de la vida, también en el fútbol. El 24 de marzo pasado rescindió su contrato con Rubin Kazán debido a supuestas críticas y amenazas dirigidas al nuevo pibe maravilla y a su familia. Pasó unos meses en Dinamo Batumi, pero el pago chico le quedaba verdaderamente diminuto. Cada partido era un festín.

Desde julio, marca el pulso de Napoli y de buena parte del Viejo Continente. Un puñado de semanas bastaron para compararlo con Diego, aunque la magia de Pelusa solía viajar en otra dimensión. El pibe, sin embargo, es muy bueno. Y desató otra guerra, una de intereses y billetes. Vale unos 100 millones de euros, ahora mismo. El club del sur de Italia pagó por su pase exactamente un diez por ciento de ese hipotético valor de mercado.

“Llegó a Nápoles y estuvo brillante, y ahora se habla de 100 millones de euros. Para mí, si sigue rindiendo así hasta el final de la temporada y la próxima -porque hay un cero por ciento de posibilidades de que lo vendan en enero- llegará a los 100 millones, seguro”, describe Christian Emile, representante de Kvaratskhelia. Lo quieren Chelsea y Liverpool, aunque el chico que le pega con la misma habilidad con los dos botines se inclina por Real Madrid, un sueño que tiene de pequeño. Su ídolo es Cristiano, aunque largos años antes, le agradaba Guti, elegante, de clase universal. Tenía una camiseta de relativa calidad con esas cuatro letras en la espalda, blanca, inmaculada.

Khvicha Kvaratskhelia, en acción, en un choque contra Fiorentina
Khvicha Kvaratskhelia, en acción, en un choque contra Fiorentina

Temur Shalamberidze, un cazatalentos de Georgia, describe qué sintió al verlo por primera vez. Los ojos se le abrieron, de par en par. “Fue un instante. Lo vi e inmediatamente corrí hacia el presidente del Dinamo Tbilisi; es el típico jugador que he estado buscando durante más de 20 años. Seré honesto, siempre pensé que Khvicha se convertiría en una estrella, pero admito que no esperaba que sucediera tan rápido”, contó, días atrás.

Siente que, como Diego, es la plataforma ideal para explotar las pasiones del juego. Y de las otras. “En los últimos años, muchos clubes europeos se han acercado a él y tal vez le hubieran gustado más, pero a la luz de cómo está jugando el Napoli, lo bien que lo está haciendo a nivel europeo, creo que es el equipo perfecto para sacar sus mejores cualidades”, entiende.

Atrevidos, algunos lo llaman “Kvaradona”. Hasta el New York Times escribió una columna futbolera, detrás de su furor. “Su capacidad es imprevisible, hay muchos delanteros técnicamente fuertes y veloces, pero Kvicha ofrece otras cosas, hace todo en velocidad, producto de su instinto que despierta a los hinchas”, explicó Levan Kobiashvili, presidente de la Federación de Fútbol de Georgia, que vive una revolución futbolera. “Nos reunimos ante la TV para admirarlo, no logro recordar reuniones de fanáticos con tanta pasión”, se sorprende.

Se presentó casi en puntas de pie, para reemplazar a Lorenzo Insigne, el pequeño gran crack de 1,63 y 31 años, ahora en la MLS. En realidad, el Diego de Georgia lleva otra sangre: se desata por las bandas, a puro galope y habilidad al servicio de la causa colectiva.

Sabe que su nombre y su origen representan un mundo de interrogantes ante la mirada incrédula. Sin embargo, no suele afectarle. “Cuando vuelvo a Georgia paso mi tiempo con mi familia (tiene dos hermanos) y mis amigos, yendo al mar o a la montaña, pero más a la montaña porque en Georgia hay hermosas montañas. Son lugares para visitar absolutamente”, invita el chico que, además, juega al tenis y al básquetbol, fanático de Golden State y de Stephen Curry.

Sin embargo, el fútbol es la vida de “Kvaradona”. Vértigo, medias bajas y ese aroma a libertad.

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