La junta birmana mantiene las restricciones a la ayuda a zonas devastadas por el ciclón

Bangkok, 24 may (EFE).- La junta militar birmana continúa imponiendo restricciones de acceso a las zonas afectadas por el ciclón Mocha a las organizaciones humanitarias diez días después de su impacto, mientras la ONU ha pedido 333 millones de dólares para asistir a 1,6 millones de damnificados.

Si bien la "asistencia vital ya está llegando a comunidades afectadas donde el acceso está permitido", un plan de distribución de ayuda más extenso para los estados occidentales de Rakháin y Chin todavía está pendiente de aprobación, afirma un comunicado de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) enviado hoy a EFE.

El ciclón Mocha tocó tierra el 14 de mayo entre la costa sur de Bangladesh y el oeste de la vecina Birmania, dejando un número incierto de fallecidos (desde alrededor de cien hasta varios centenares, según las fuentes) y a "cientos de miles de personas sin hogar", alertó la víspera en un comunicado el coordinador para la ayuda en Birmania de la ONU, Ramanathan Balakrishnan.

En el mismo, Balakrishnan hizo un llamamiento solicitando 333 millones de dólares para 1,6 millones de afectados, advirtiendo de los riesgos inminentes ante la llegada de la época del monzón en Birmania (desde mediados de mayo hasta finales de octubre).

El trabajador de la ONU destacó los estados occidentales de Rakháin y Chin, Magway y Sagaing (centro) y Kachin (norte) como los más impactados por Mocha.

Pese a la extrema necesidad de ayuda básica (cobijo, agua potable, comida, kits sanitarios, entre otros), la junta militar birmana, que acabó con una década de transición democrática con el golpe de Estado del 1 de febrero de 2021, continúa poniendo trabas al acceso de los trabajadores humanitarios a las zonas más afectadas.

Una de las más devastadas es Sittwe, capital de Rakháin y en cuyos aledaños se encuentran numerosos campos de desplazados en los que malviven cientos de miles de miembros de la minoría musulmana rohinyá, que Birmania no reconoce y cuyo Ejército ha perseguido en campañas investigadas por la ONU por posible genocidio.

"La mayoría de trabajadores humanitarios aún está pendiente de recibir su permiso de viaje (para acceder a las zonas más afectadas)", aseguró hoy a EFE desde Sittwe Sayar Thein, portavoz de la Unión de Estudiantes Musulmanes.

Por el momento, se sabe que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) ya ha tenido acceso a Sittwe, "donde ha atendido a miles de personas, mientras se realizan repartos (de ayuda) en otros lugares", señala el comunicado de OCHA enviado hoy a EFE, pero se desconoce si otras agencias internacionales han podido entrar.

"El Ejército quiere que cooperen con ellos y distribuyan la ayuda bajo su control", afirma a EFE un portavoz de la Organización de la Juventud de Rakháin, denunciando que las fuerzas armadas buscan mostrar así su influencia en la región.

La falta de pleno acceso y la semianarquía en la que vive sumida Birmania hace que sea difícil conocer con exactitud el número de víctimas dejados por Mocha; mientras la junta militar habla de 148 fallecidos, la oposición, encabezada por el Gobierno de Unidad Nacional (NUG), la eleva a más de 400.

La reacción actual de la junta militar evoca a lo que el régimen castrense de entonces hizo en 2008 tras el impacto del ciclón Nargis, el peor desastre natural en la historia de Birmania, dejando más de 138.000 fallecidos, aunque al final se permitió el acceso a organizaciones humanitarias internacionales.

(c) Agencia EFE