Cómo Julie Ertz recuperó su juego

Una fan de la jugadora de fútbol Julie Ertz en el partido de despedida a la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023 entre la selección de Estados Unidos y Gales en el PayPal Park de San José, California, el 9 de julio de 2023. (Marlena Sloss/The New York Times)
Una fan de la jugadora de fútbol Julie Ertz en el partido de despedida a la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023 entre la selección de Estados Unidos y Gales en el PayPal Park de San José, California, el 9 de julio de 2023. (Marlena Sloss/The New York Times)

Incluso antes de que Julie Ertz diera a luz a su hijo Madden en agosto, sabía que sería un gran reto volver al estado físico y la forma que se le exigiría si quería jugar en una tercera Copa Mundial Femenina.

A diferencia de las lesiones deportivas, el embarazo y el parto no ofrecen un cronograma confiable para el retorno ni un manual probado para guiar a un jugador de regreso de lo que es un evento que altera la vida. Más importante aún, Ertz, que tenía 30 años cuando nació Madden, quiso medir su progreso de manera discreta antes de hacer cualquier promesa a la selección nacional. Para lograrlo sin llamar la atención, Ertz iba a necesitar ayuda.

Un grupo de chicos adolescentes respondió al llamado.

Ertz estaba en Phoenix, su ciudad natal y donde su esposo, Zach, juega como ala cerrada para los Cardenales de Arizona. Se puso en contacto con dos de los entrenadores que mejor la conocían: Paul Taylor y Matt Midkiff, quienes la habían ayudado a guiar su desarrollo de preadolescente prodigio a una de las mejores novatas universitarias. Taylor y Midkiff conectaron a Ertz con Phoenix Rising, un club de la United Soccer League con un programa de la Major League Soccer Academy. Ertz hizo arreglos para comenzar a entrenar con el equipo sub-19 del club en febrero.

Cuando Taylor le informó a los muchachos del equipo que Julie Ertz iría a las prácticas, muchos de los jugadores recibieron la noticia con una mirada en blanco.

Pero no Luke Burns.

La jugadora de fútbol Julie Ertz en el banquillo, antes del partido de despedida a la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023 entre la selección de Estados Unidos y Gales en el PayPal Park de San José, California, el 9 de julio de 2023. (Marlena Sloss/The New York Times)
La jugadora de fútbol Julie Ertz en el banquillo, antes del partido de despedida a la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023 entre la selección de Estados Unidos y Gales en el PayPal Park de San José, California, el 9 de julio de 2023. (Marlena Sloss/The New York Times)

“Al principio, estaba deslumbrado”, dijo Burns, de 17 años. “No creo que muchos de mis compañeros de equipo supieran realmente quién era ella. Pero yo fui uno de los únicos que dijo: ‘Dios mío, esto es una locura’”.

Burns, quien se comprometió a jugar en la Universidad de Virginia, dijo que su hermana mayor, que también juega fútbol universitario, lo incitó a ver fútbol femenino a temprana edad. Conocía a las jugadoras. Conocía sus historias y sus mejores jugadas. Aún así, dijo, le tomó unos 15 minutos reunir el coraje para presentarse a Ertz en su primera sesión de entrenamiento. Le tomó incluso menos tiempo sentir que Ertz tenía un nivel superior.

“Incluso en el primer día de entrenamiento que tuvimos con ella, era la que estaba en mejor forma de todos nosotros”, dijo Burns. “Hacía esprints adicionales después de la práctica. Hacia varias pequeñas cosas para mejorar un poco. Me mostró que si quiero llegar al nivel profesional, también tengo que hacer esas cosas adicionales”.

Taylor contó que Ertz estableció un alto estándar para sí misma en su primera conversación. Si iba a volver, le dijo, no quería simplemente volver como la jugadora que solía ser. Quería ser mejor de lo que nadie recordaba, mejor de lo que incluso ella podía recordar.

“Conozco las expectativas y los estándares que tiene esta selección”, afirmó Ertz. “Y no quería ir a ninguna concentración si no sentía que realmente podía competir”.

Para Ertz, esa motivación provino de un conocimiento íntimo de la selección nacional y del papel que tendría que desempeñar para contribuir en esta Copa del Mundo. En el momento en que regresó a los entrenamientos, la capitana y pieza clave defensiva de la selección nacional, Becky Sauerbrunn, sufría una lesión en el pie. (Sauerbrunn finalmente quedaría fuera de la plantilla de la Copa del Mundo). Sam Mewis, una mediocampista que había tenido un papel fundamental en el campeonato de la Copa del Mundo de 2019 de la selección, estaba lidiando con repetidos contratiempos con su rodilla lesionada. (Es posible que Mewis nunca vuelva a jugar fútbol de élite).

Ertz sabía que, sin ellas, la selección de Estados Unidos necesitaba experiencia y liderazgo atrás. Necesitaba que ella fuera el pegamento que mantuviera unida la columna vertebral del equipo.

Pero para febrero, la cuenta regresiva ya estaba en marcha. Cuando el entrenador de Estados Unidos, Vlatko Andonovski, dio a conocer una lista de convocadas a la concentración de entrenamiento para la Copa SheBelieves, la ausencia de Ertz no fue una sorpresa. Aun así, Andonovski advirtió: “Se le está acabando el tiempo”.

A medida que aumentaba la presión, Ertz se mantuvo comprometida a tomar las cosas con calma. Sabía que necesitaba alcanzar rápidamente su máximo rendimiento, pero también sabía que no podía apresurar el proceso.

Para marzo, miembros del personal de la selección nacional habían visto a Ertz jugar con Phoenix Rising en juegos de práctica y habían quedado impresionados. Las conversaciones sobre su regreso para la Copa del Mundo comenzaron a circular dentro de la selección. La defensora Kelley O'Hara, quien ha jugado con Ertz durante 10 años, contó que trató de controlar su entusiasmo cuando comenzó a sonar la posibilidad de que Ertz iba a poder regresar a tiempo.

“Empecé a enviarle mensajes de texto”, dijo O’Hara, imitando con entusiasmo un movimiento de escritura con los dedos. “Intentando no presionar demasiado y no tratar de, ya sabes, influir en su decisión. Pero ella es maravillosa y es una compañera de equipo increíble, especialmente en torneos como este”.

A finales de marzo, Andonovski convocó a Ertz a su primera concentración de entrenamiento desde los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021. En abril, Ertz regresó al fútbol de clubes tras firmar con el Angel City de la National Women's Soccer League. Aumentando lentamente su carga de trabajo y capacidad física, Ertz le mostró a Andonovski lo suficiente como para que la incluyera en su plantilla de 23 jugadoras para la Copa del Mundo. Días después, en su último partido antes de dejar el club y unirse a la selección nacional para entrenar, jugó 97 minutos. Su regreso estaba completo.

“Ha sido competitivo y eso es lo que necesitas”, dijo Ertz sobre sus dos meses con el Angel City. “Ha sido un entorno para poder prosperar”.

Ahora le espera una tarea mayor. Ella y sus compañeras de la selección de Estados Unidos inaugurarán la Copa del Mundo el viernes por la noche (hora del este) en Auckland, Nueva Zelanda. Madden Ertz y su padre estarán en las gradas, animando. Julie Ertz probablemente estará justo en el medio del campo. Justo donde quería estar. Justo donde su equipo la necesita.

c.2023 The New York Times Company