"El Juli" dice adiós, después de 25 años en los ruedos

Edmundo Cázarez

CIUDAD DE MÉXICO, julio 28 (EL UNIVERSAL).- La mañana del 24 de febrero, acudía a un desayuno en un restaurante de prestigiado hotel en Paseo de la Reforma, sin imaginármelo: En el lobby estaba el destacado torero español Julián López "El Juli". Me acerqué a él para solicitarle me regalara una breve entrevista.

Acompañado de su guapa esposa Rosario Domecq, me pide que la entrevista exclusiva para EL UNIVERSAL la realicemos en uno de los sillones que hay en el lobby.

Este jueves, a través de sus redes sociales, "El Juli" hizo el anuncio oficial de su retiro definitivo de los ruedos.

Se le considera como la última gran revelación de la tauromaquia del siglo XX y el 1 de octubre realizará su última función en la feria de San Miguel de Sevilla, España.

—Juli, ¿por qué torero?

—"Desde siempre, estuve lo bastante seguro para serlo. Lo que pasa es que hasta que tuve cierta edad, no lo tomaba en serio".

—¿Qué sentiste la primera vez que te enfrentaste a un toro?

—"¡Muchísimo miedo! Y un verdadero pavor al fracaso".

—A un torero de tu calidad y prestigio ¿le duele el fracaso?

—"¡Por supuesto que sí!".

—¿Duele más que una cornada?

—"¡Duele cañón! Y mira que he recibido muchas cornadas que me han llevado al hospital.

—¿Eres un moderno millonario?

—"No me considero millonario".

—¿Te molesta que se te considere un fenómeno de los ruedos?

—"Ni yo mismo me lo creo".

—¿Cómo utilizas tu tiempo libre?

—"Llevo una vida muy normal. Ahora, disfruto mucho la compañía de mi esposa y de mis hijos. También, de repente, me gusta ir al cine y caminar por el campo.

—¿Cómo es un día de Julián López en la Ciudad de México?

—"Tengo muchos amigos que son ganaderos y me invitan a sus ranchos. Detesto estar encerrado en los hoteles; por cierto, te comparto la exclusiva de que muy pronto, pero muy pronto, viviré una temporada en Querétaro.