La jugada maradoniana de Marcelo Gallardo ante Croacia en Francia ‘98 y por qué Passarella no lo puso frente a Holanda

El remate de Gallardo contra Croacia después de una gran apilada, en el Mundial de Francia '98: Argentina fue eliminada en cuartos de final
El remate de Gallardo contra Croacia después de una gran apilada, en el Mundial de Francia '98: Argentina fue eliminada en cuartos de final

Goooooouhhhhhhhhhhhhh”. El lamento generalizado del público argentino cierra con un ahogado grito de gol una jugada extraordinaria. Es 26 de junio de 1998, y mientras Lionel Messi sigue de fiesta en Rosario por su reciente cumpleaños número 11, en Burdeos la selección argentina juega con Croacia un partido de etapa de grupos que sólo sirve para la estadística: los dos equipos ya están en los octavos de final de Francia 98.

El autor de una jugada maradoniana que no termina con la pelota en el fondo de la red es Marcelo Gallardo. Que al promediar el segundo tiempo recibe el balón de Matías Almeyda en tres cuartos de cancha, se saca de encima a Slaven Bilic y a toda velocidad encara al área. Luego engancha ante el cruce de Dario Simic y dos pasos antes del punto penal saca su derechazo esquinado, que besa el poste izquierdo de Drazen Ladic y sale desviado. El Muñeco se cubre el rostro con las dos manos y no puede creer la clara chance que acaba de desaprovechar.

Con la clasificación en la mano, el técnico Daniel Passarella había optado por darles descanso a algunos jugadores de los que él consideraba titulares. Por eso, ante los europeos salió a la cancha un mix conformado por Roa; Vivas, Pablo Paz, Ayala; Zanetti, Verón, Almeyda, Gallardo, Pineda; Ortega y Batistuta.

En la previa del cruce de semifinales entre la Argentina y Croacia en Qatar 2022, esta historia de hace 24 años. Gallardo realizó un buen partido frente a los croatas. Además de esa jugada, sobre el final de la primera etapa había estado muy cerca de anotar el 2 a 0 (Mauricio Pineda había abierto la cuenta a los 36 minutos). Después de un tiro libre suyo desde la puerta del área que dio en la barrera, tomó el rebote con un zurdazo fuerte que encontró bien parado a Ladic.

El Muñeco era por entonces uno de los niños mimados de Passarella. El Kaiser lo había hecho debutar en la Primera de River y bajo su ala también había sido el emblema del seleccionado campeón en los Panamericanos 95.

Campeón de la Copa Libertadores en 1996 y después de una temporada soñada en 1997 (tricampeón local con River y coronación internacional con la Supercopa), una lesión en marzo de 1998 (sufrió una distensión en los isquiotibiales, generada por la acumulación de partidos y la falta de descanso) le hizo perder terreno rumbo a la cita en Francia. Por eso no fue titular. Antes de jugar desde el inicio frente a los croatas, no había sumado minutos en el debut ante Japón e ingresó en los últimos 15 en el 5 a 0 sobre Jamaica.

Su primera experiencia mundialista estuvo lejos de lo que seguramente había soñado. Porque después de ese auspicioso trabajo contra Croacia volvió al banco en el cruce de octavos de final ante Inglaterra. En ese emocionante 2 a 2, Gallardo jugó los últimos 22 minutos (reemplazó a Claudio López) y todo el alargue. Y tuvo la enorme responsabilidad de patear el cuarto penal de la definición. Un fuerte derechazo superó la estirada de David Seaman.

La Argentina finalmente derrotó 4-3 a los británicos y avanzó a cuartos de final. Ante Holanda jugó con un día menos de descanso en una calurosa Marsella. Esa tarde Passarella realizó dos cambios: Pineda reemplazó a Almeyda y, sobre la hora, Abel Balbo a José Chamot. De manera sorpresiva, Gallardo no fue alternativa. Con el partido 1 a 1, su ingreso pudo haberle dado al equipo herramientas para desnivelar. Pero esa posibilidad jamás pasó por la cabeza del Kaiser.

¿Qué pasó para que Passarella, padrino de Nahuel Gallardo, no lo considere para semejante compromiso? Todo comenzó en el entretiempo del suplementario contra Inglaterra. El Kaiser le exigía al Muñeco que jugara por la derecha, y el jugador prefería pararse como enganche. “Esto no te va a salir gratis”, le habría dicho luego el DT.

Si bien jamás confirmó esa discusión acalorada, Gallardo tampoco la negó. Y fue uno de los que levantó la mano para hablar cuando en la última charla a puertas cerradas tras la eliminación, el entrenador le ofreció a los futbolistas la posibilidad de decirle todo lo que les había molestado de su conducción. “Prefiero escucharlos acá y no leerlos en dos semanas en los diarios”, les dijo.

Un año más tarde, Gallardo emigró al Mónaco. Fue el último futbolista de toda esa gran camada surgida en el River de la primera parte de los 90 (Almeyda, Crespo, Ortega) en partir. Su vínculo con la selección argentina continuó durante la etapa de Marcelo Bielsa, y de hecho formó parte del plantel mundialista que quedó eliminado en la etapa de grupos en Japón/Corea del Sur 2002. En marzo de ese año se desgarró en un partido ante Alemania y eso retrasó su preparación. Con Ortega y Pablo Aimar entre los titulares, no pudo jugar ni un minuto.

Unos centímetros te pueden cambiar muchas cosas en la carrera”, le dijo años más tarde el Muñeco a Diego Borinsky, periodista, colaborador de LA NACION y autor de su biografía, en relación a aquella jugada frente a Croacia, en Burdeos, por la etapa de grupos del Mundial de Francia 98.