Juegos Paralímpicos Tokio 2020. Hernán Urra, el rionegrino que se dio el gusto de lograr dos podios consecutivos y superar su marca

Hernán Urra, medalla plateada en lanzamiento de bala, como en Río 2016
Hernán Urra, medalla plateada en lanzamiento de bala, como en Río 2016

Hace ocho años apareció por el Cenard un joven alto, flaco y de pelo largo. Con la mochila al hombro, cargada de sueños y de apenas algunas mudas de ropa, la lluvia que aquel día sacudió la Ciudad de Buenos Aires le dio un tinte más a su odisea. Era la primera vez que viajaba solo, no sabía bien a qué llegaba, pero estaba convencido de que era el camino correcto. Aquel adolescente de 17 años lleno de ilusiones, condiciones y dudas, se convirtió en un hombre, padre y atleta que hoy festeja. Acaba de ganar su segunda medalla paralímpica, con récord continental incluido, un logro adicional en su carrera deportiva.

Hernán Urra se convirtió en un referente del lanzamiento paralímpico. El lanzador, quien padece de paraparesia de miembros inferiores (debilidad muscular progresiva) por causas neurodegenerativas, compite en lanzamiento de bala F35. En Río 2016 ganó la medalla plateada con una marca de 14m91, y este jueves, en Tokio, repitió el segundo lugar del podio. El argentino, de 24 años, se superó y lanzó en su sexto tiro 15m90. No estuvo muy lejos del campeón: el uzbeco Khusniddin Norbekov tiró 16m13.

Recibió el premio con tranquilidad, lo compartió con los suyos y analizó su actuación. “Un saludo a mi novia, a mis hijos, a mis papás y a todos los que nos apoyan. Siempre doy lo mejor, se nos escapó. El clima no estaba muy bueno (lluvia), pero aprendimos que hay que seguir entrenando. Tengo esta nueva medalla paralímpica, lo que me da más energía para seguir preparándome y ¡dar lo mejor en París!”, dijo Urra, apuntando ya a la próxima cita en 2024, soñando con otro podio y quizá la medalla dorada.

La carrera de un auténtico campeón

Su recorrido por el atletismo paralímpico fue en constante ascenso. Todo comenzó cuando se probó como arquero para la selección local con discapacidad motriz. En aquél momento, un profesor, Federico Salazar, lo vio y le recomendó que dada su contextura física (brazos y piernas muy largas) probara con las disciplinas de lanzamiento en atletismo. Le hizo caso, pero antes intentó con la natación, donde en los juegos rionegrinos ganó tres medallas de oro en tres estilos diferentes.

Empezó a entrenar, a rodearse de profesionales del lanzamiento en su ciudad, Cinco Saltos, y así llegaron los viajes para competir. El hecho de viajar y estar en los torneos lo entusiasmó, todo acompañado de resultados y mejoras en su rendimiento. Fue en uno de esos viajes cuando se topó con Ariel González, entrenador de la selección paralímpica, quien lo invitó a sumarse a su equipo y a expandir su carrera.

Juegos Paralímpicos Tokio 2020. Brian Impellizzeri no fue a un mundial porque se olvidaron de anotarlo y ahora tiene desquite: ganó una medalla plateada

Entonces, su realidad cambió. En 2013, formó parte de la selección juvenil que disputó los Juegos Parapanamericanos de Buenos Aires, donde ganó la medalla de oro en lanzamiento de bala (con récord continental) y la medalla de plata en lanzamiento de disco. Dos resultados que lo llevaron a ser invitado a alojarse en el Cenard para intensificar sus entrenamientos.

Viajó a los Juegos Parasuramericanos, donde logró la medalla dorada, y de ahí, sin escala, se clasificó a los Juegos Parapanamericanos de Toronto 2015, pero su categoría finalmente no compitió ya que fue dada de baja. Asistió al Mundial de Doha 2015, en el que obtuvo un cuarto puesto, y cuatro años después, en la edición de Dubai, se quedó con la presea de bronce (15m87). Su revancha llegó en Lima 2019, cuando ganó el oro Parapanamericano (15m09), esa medalla que no había podido alcanzar en Toronto.

Río 2016, de todas formas, fue su competencia de ensueño. Ganó la medalla plateadaa y fue padre, todo en el mismo mes. Durante los últimos meses de intensa preparación en el Cenard rumbo a la cita brasileña, Urra se enteró de que su novia estaba embarazada. Iba a ser papá a principios de septiembre, mes en el que los Juegos iban a desarrollarse. A la lejanía y con apenas un puñado de viajes a su ciudad a acompañarla en las ecografías, el atleta vivió la gestación de su primer hijo. El 2 de septiembre (cinco años atrás), la delegación argentina partió rumbo a Río de Janeiro con el objetivo paralímpico, pero Urra recibió el permiso de su entrenador para estar en el parto.

“Armé rápidamente la mochila, me fui corriendo para la estación de ómnibus, pagué el pasaje y llegué de sorpresa. Mi novia estaba tomando un té cuando, de repente, abrí la puerta y ella se largó a llorar. Ver nacer a mi hijo (Ian) me dio mucha fuerza y motivación para poder venirme con alguna medalla. A las dos de la madrugada de ese día volví a Buenos Aires y a la tarde salimos para Río. Fue todo muy rápido, pero me dio mucha energía para el desafío que estaba a punto de enfrentar”, dijo en aquel momento el rionegrino.

De Cinco Saltos, voló a Río. La fuerza que le dio el nacimiento de su hijo lo potenció y así, en medio del amor, la alegría y sus condiciones físicas fue que alcanzó su primera medalla paralímpica. Este jueves, en Tokio revalidó su condición. Sus hijos lo alentaron a la distancia, y sus entrenamientos dieron su fruto. Convencido de sus condiciones, estratega como pocos dentro de su prueba, armó un juego impecable. Se agazapó, juntó fuerzas y lanzó. Aguantó el festejo hasta el final, y cuando vio que apenas un competidor lo había superado, soltó las lágrimas y festejó. No siempre se es doble medallista paralímpico.

El medallero argentino

Fue una jornada en la que el atletismo cosechó dos nuevas medallas plateadas para la delegación argentina. Brian Impellizzeri, en salto en largo clase T37, ganó la medalla plateda con una marca de 6,44 metros, su mejor registro personal. La otra medalla de plata para la Argentina fue del nadador Pipo Carlomagno, quien en los 100 metros espalda S7 se quedó con el segundo puesto.

Con éstas ya son cinco las que suma el equipo nacional, y que serán seis luego de que los Murciélagos se clasificaran para la final y así aseguraron su lugar en el podio.

Las dos medallas de bronce que completan los logros argentinos son las de Antonella Ruiz Díaz en lanzamiento de bala T41 (registró una marca de 9,50m) y el tercer puesto en la carrera de los 200 metros T36 de Yanina Martínez con un tiempo de 30s96.