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Juegos Paralímpicos Tokio 2020: Antonella Ruiz Díaz, la pequeña lanzadora de bala que consiguió la primera medalla para la Argentina

Antonella Ruiz Díaz prepara uno de sus tiros en los Juegos Paralímpicos 2020; con un récord personal, obtuvo la medalla de bronce.
Eugene Hoshiko

Guardó su sonrisa casi hasta el final. No dejó escapar ningún gesto durante toda la competencia. En la inmensidad del Estadio Olímpico, su pequeño cuerpo fue tomando fuerza a medida que sus tiros aterrizaban en la pista. Su rostro denotó concentración y firmeza, más allá de alguna sutil mueca, cuando después de su cuarto lanzamiento el objetivo comenzó a concretarse. Los 44 centímetros que la separaban de la segunda posición poco le importaron. Ella había logrado su mejor marca personal, en sus primeros Juegos Paralímpicos y tras un año duro de entrenamientos pero nula competencia.

Antonella Ruiz Díaz es la primera medallista paralímpica de la delegación argentina en Tokio 2020. En la clase F41 de lanzamiento de bala registró 9,50 metros con el mejor disparo de su vida y subió al tercer escalón del podio, el de bronce. Delante de ella finalizaron la turca Raoua Tlili, con un recórd mundial de 10,55 metros, y la colombiana Mayerli Buitrago Ariza, que fijó 9,94. “Mucha emoción junta. Fue mucho el sacrificio que hice todo este año. Estoy orgullosa: mis primeros Juegos, mejorar mi marca y cumplir mi objetivo. Jamás imaginé esto en mi vida, y se me dio”, expresó la entrerriana ante el canal DeporTV.

El tiro de bronce en Tokio 2020

Puede llamar la atención esta medalla, pero los méritos previos posicionaban como una de las favoritas a la atleta de 24 años nacida en Gualeguaychú, que se abstrajo de esa condición y siguió apuntando sólo a mejorar. Para Ruiz Díaz, nueva en el atletismo –comenzó su carrera de lanzadora en 2017– lo más importante es trabajar, entrenarse con objetivos claros y avanzar.

Es amante del deporte por todo lo que conlleva: el aspecto competitivo, el sentido de pertenencia, el aprendizaje constante, las rutinas y el estilo de vida. Por eso practicó cuanto deporte hubiera en su ciudad: grupal, individual, en pareja... En 2017, mientras jugaba un partido de básquetbol, su profesor le sugirió probar con el atletismo. En especial, con el lanzamiento de bala.

Sin saber de qué se trataba, sin conocimiento de las categorías, las técnicas ni el calendario, llegó a Chaco para participar en un torneo y las miradas se depositaron en ella. Sus lanzamientos, su técnica y su capacidad le ganaron una invitación a practicar en Buenos Aires, en el mismísimo Cenard, y así comenzó su carrera de aprendizajes y logros. Fueron meses de adaptación, entrenamientos y viajes a Buenos Aires, en los que supo de la diferencia entre las categorías (F41 corresponde a las lanzadoras de talla baja), aprendió las técnicas, se volvió minuciosa en sus ensayos y dividió sus tiempos entre el lanzamiento de bala y el de disco, dos especialidades que suelen ser cultivadas por los mismos atletas.

Ruiz Díaz y una bandera argentina, con la colombiana Mayerli Buitrago Ariza y la tunecina Raoua Tlili, ganadoras de las medallas plateada y dorada en los Juegos Paralímpicos de Tokio.
Eugene Hoshiko


Ruiz Díaz y una bandera argentina, con la colombiana Mayerli Buitrago Ariza y la tunecina Raoua Tlili, ganadoras de las medallas plateada y dorada en los Juegos Paralímpicos de Tokio. (Eugene Hoshiko/)

“Cuando gané en Brasil me dije «quiero seguir por acá y superarme»”, contó ahora, en Tokio, aludiendo al certamen Caixa 2019, en el que consiguió el primer puesto tanto en bala (8,09 metros) como en disco (24,59). Fueron sus primeros títulos internacionales, las puertas aspiracionales a más, porque con ellos se aseguró un lugar en los Parapanamericanos Lima 2019, que meses más tarde que la tuvieron como campeona en disco (25,80) y subcampeona en bala (8,34). Y así consiguió el pasaje al Mundial Dubái 2019, en el que lograría la medalla plateada en bala con 9,49, su mejor registro hasta el momento, y la clasificación para Tokio 2020.

La premiación en el Estadio Olímpico

Ni en su peor sueño se figuró el contexto de la pandemia. Mucho menos, dejar de competir. Lejano le pareció convertir su casa de Gualeguaychú en un gimnasio casero, y sin embargo, todo sucedió. Sus planes de mudanza, sus viajes internacionales y las expectativas de nuevos campeonatos se desvanecieron. Fueron 12 meses de suspenso, entrenamientos hogareños y mucha motivación personal. Con la confirmación de la realización de los Juegos Paralímpicos en agosto de 2021, su ilusión volvió a crecer, y su preparación, a profundizarse.

“Su medalla se dio porque ella puso todo... Se fue a vivir a Buenos Aires, dejó al resto de su familia, intensificó sus entrenamientos, y dos semanas antes de viajar a Tokio cambió sus horarios para adaptarse al huso. Buscó esa medalla”, señaló Javier Álvarez, su entrenador.

En Río de Janeiro 2016 la primera presea para la Argentina llegó también desde el atletismo, vía Yamila Martínez, que ganó el oro en los de 100 metros de la clase T36. Aquella carrera quedó en la historia, porque cortó una sequía de medallas paralímpicas para delegaciones nacionales en las competencias de velocidad, pero también por la sonrisa y la alegría que Martínez transmitió al cruzar la meta y verse triunfadora. Ahora Ruíz Díaz mostró lo mismo. Felicidad. Cuando terminó de competir, la sonrisa inundó su cara y la victoria impulsó a Antonella a saltar y agitar una bandera argentina. Un momento que guardará en su corazón. Una muestra de su entrega, de sus ganas de mejorar. En definitiva: del amor por lo que hace.