Estos juegos no los ganaba antes Miami, pero ahora es diferente y los Padres lo sufrieron

Juegos como estos eran material de derrota para los Marlins.

Con una carrera debajo en el marcador, un equipo superior en el papel como los Padres a tres outs de la derrota y un cerrador del calibre de Josh Hader en el montículo las posibilidades de triunfo eran mínimas por no decir casi nulas.

Pero hay algo diferente en estos peces que se puso de manifiesto el miércoles por la noche, cuando vinieron de abajo en esas circunstancias para dejar en el terreno 2-1 a San Diego delante de 11,773 aficionados en el loanDepot park.

Un hit de Jean Segura trajo la del empate en las piernas de Yuli Gurriel y otro de Nick Fortes remolcó al dominicano ante uno de los mejores taponeros del béisbol, para provocar la locura entre sus compañeros y asegurar la 14ta victoria viniendo de abajo en el marcador.

“No podría decir que hay alguna razón en específico, pero tal vez porque trajeron personal de otras organizaciones ganadoras’’, comentó el abridor Braxton Garrett sobre las victorias cerradas. “Nuestros coaches nos mantienen enfocados y sueltos. Es un ambiente diferente’’

Pero este juego no comenzó nada bien porque Blake Snell, quien llegó a la Capital del Sol con una sola victoria y seis derrotas en su foja, más un promedio de carreras limpias de 5.04 que decían por sí mismos lo mal que le estaba yendo, lanzó en forma hermética en seis capítulos de cero anotación y tres imparables.

Ponchó a siete y regaló tres pasaportes, pero él en lo particular y los Padres se beneficiaron por la tendencia de los peces en conectar para doble play en momentos en que pueden facturar carreras como sucedió con Jon Berti en la cuarta, Fortes en la quinta y, especialmente, Luis Arráez en la octava con las bases llenas.

Garrett, por su parte, parece haberle tomado el pulso a las Grandes Ligas y esta última apertura parece confirmarlo porque el lanzador zurdo realizó una faena muy sólida contra los Padres, aunque acortada por la intervención de Schumaker en la sexta entrada.

Sacando de la ecuación una horrenda apertura de 11 carreras el tres de mayo contra los Bravos de Atlanta, Garrett ha mostrado destellos que puede tener un espacio en la rotación de los peces, incluso cuando regrese el otro zurdo de la escuadra, Trevor Rogers, dentro de un par de semanas.

Garrett se mostró a gran altura contra San Diego al punto de permitir solo dos imparables, pero uno de ellos fue un cuadrangular de Gary Sánchez -recién llegado hace apenas un par de días al equipo de California- en la tercera entrada por el jardín derecho a 405 pies de distancia.

Fuera de eso estuvo en control del juego con un solo boleto y siete ponches, pero cuando le pegaron el segundo imparable en la sexta, Schumaker decidió aplicarle la grúa con apenas 79 lanzamientos, por debajo de los 87 que han sido su mayor cantidad en la temporada.

“No quería que se enfrentara a Fernando Tatis’’, explicó el manager. “Después de haber concedido un boleto no quería verlo contra Tatis y decidí traer a [Huascar] Brazobán, quien hizo una sólida labor al contener a los Padres y permitirnos seguir dentro del juego’’.

Y Miami continuó peleando cada out hasta que en la novena se produjo la secuencia que comenzó Gurriel con su pasaporte y luego culminaron Segura y Fortes con sus batazos decisivos para imponerse en un choque que en otro momento y temporada habría costado mucho ganar.

“Aquí estamos peleando cada turno’’, afirmó Fortes, cuya conexión se perdió en el jardín derecho pegado a la línea de primera base. “Cuando di el batazo sentí una alegría tremenda por la victoria, por el equipo’’.