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Juan Román Riquelme - Martín Palermo: la historia de una relación tan conflictiva como maravillosa, al servicio de un Boca para toda la vida

Martín Palermo festeja junto a Juan Román Riquelme; este sábado vuelven a encontrarse
Martín Palermo festeja junto a Juan Román Riquelme; este sábado vuelven a encontrarse - Créditos: @MARCOS BRINDICCI

El 8 de julio de 2015, Sebastián Battaglia tuvo una despedida emocionante en una Bombonera repleta. Víctima de lesiones impertinentes y repetidas, las últimas sobre el tobillo derecho, el efectivo número 5 se rodeó de otras leyendas de estirpe xeneize. En el conjunto azul estaban, entre otros, Roberto Abondanzieri, Hugo Ibarra, Jorge Bermúdez, Battaglia, Mauricio Serna, Juan Román Riquelme, Marcelo Delgado y Martín Palermo. El DT fue Carlitos Bianchi. Del otro lado, cubiertos de amarillo, jugaron Rolando Schiavi, Nicolás Burdisso, Alfredo Cascini, Diego Cagna y Guillermo Barros Schelotto, entre otros, conducido por el Ruso Ribolzi.

Glorias de ayer, glorias de siempre. Glorias que siguen estando tan cerca, tan lejos del Mundo Boca, irresistible, ganador y popular, según transcurren los años. El Titán, tal vez, el mejor número 9 xeneize de todos los tiempos, fue ovacionado por todo el estadio, con mayor énfasis desde la tribuna local. Román, acaso el ídolo más grande, recibió el afecto de todos, con cierta resistencia en el sector duro de la 12. Fue, sin saberlo, la última vez que jugaron juntos. Enemigos íntimos, personalidades disímiles, se transformaron en una pareja formidable, talento y goles, destrezas y vueltas olímpicas, casi sin hablarse. Mirándose de reojo. Algo así como el Bochini-Bertoni de los 90, del principio de los 2000. Una conexión que quedó inmortalizada.

Palermo y Riquelme marcaron a una generación. Y, como aseguró Lionel Scaloni en las últimas horas, embriagado de emociones inesperadas, “lo mejor es que hicimos felices a los hinchas, a los argentinos, no hay nada más lindo que ver esas sonrisas”. Eso produjeron por largos años el 9 del optimismo y el 10 de galera y corazón : transformaron las vidas de millones de hinchas. Y la admiración de los neutrales. Más allá de estrellas locales o un Mundial de Clubes: regalaron felicidad. Algo que no abunda.

No se hablaban, habían dividido (tal vez, sin quererlo) a casi todos los planteles que integraron, en riquelmistas y palermistas. No solo no eran cómplices: los separaba un mundo. Jamás integraron un “club de amigos”, como tantas veces se refirió con desprecio a los viejos tiempos de selección. Y, sin embargo, cuando ingresaban sobre el campo de juego, se producía la magia. Se llevaban de maravillas.

Villarreal celebrará este sábado sus 100 años de vida con un partido de Leyendas del club que se llevará a cabo desde las 13, en el moderno estadio de la Cerámica y con transmisión de Star+. Estarán Gonzalo Rodríguez, Juan Pablo Sorin, Diego Forlán, Robert Pires y los máximos ídolos de Boca. Que jugarán juntos, en la misma formación, como en el adiós de Battaglia y como en su último partido oficial, ocurrido el sábado 18 de junio de 2011, cuando Boca empató 2-2 con Gimnasia en el Bosque, por la última fecha del Torneo Clausura 2011.

El Titán cerró un exitoso recorrido en Boca, convertido en goleador histórico con 236 gritos en 404 partidos . Dirigido por Julio César Falcioni, ya en el segundo semestre del año, Boca logró el Apertura invicto, con 12 triunfos y siete empates y 11 puntos de ventaja.

Tienen, en estos días, una relación cordial: a veces, el transcurrir del tiempo pone las cosas en su lugar. Cada vez que Palermo, hoy entrenador de Platense, ayer DT de Aldosivi, precisó una voz amistosa, mantuvo charlas amables con Riquelme, el vicepresidente de la entidad. Cesiones de juveniles, hipótesis de pases, cómo andan las familias y cuestiones más personales. Atrás quedaron los rencores. Habrá hoy, entre tantos abrazos, uno muy especial: en España saben de los viejos tiempos.

El exdelantero, de 49 años, tuvo un aceptable paso por el Submarino amarillo entre 2001 y 2003 con un total de 77 partidos y 18 goles. Su experiencia, no obstante, quedó marcada por la grave lesión que sufrió en noviembre de 2001 cuando se quebró la tibia y el peroné por el desmoronamiento de un muro cuando fue a celebrar un gol con los hinchas. “El próximo 25 de marzo vuelve a casa. Una palabra, magia infinita: Riquelme”. Así se anunció el Partido de las Leyendas con el 10, como jugador histórico.

“Quiero felicitar a nuestro club por los 100 años, y agradecerle por la invitación del 25 de marzo. Será un gran honor para mí volver a El Madrigal, que ahora se llama el Estadio de la Cerámica. Mandarle un beso muy, pero muy grande a todos los hinchas. Se los extraña, nos veremos pronto”, dijo Riquelme en el video que presentó el club de Castellón, el 7 de marzo pasado.

Uno de los tantos encuentros, entre Palermo y Riquelme, en la Bombonera
Uno de los tantos encuentros, entre Palermo y Riquelme, en la Bombonera

Será un homenaje especial para el Titán... y para Román, que en ese club español dejó un grato recuerdo por su participación en un ciclo entre 2003 y 2007, con el punto máximo en la Champions League 2005/2006, temporada en la que alcanzó las semifinales del mayor torneo del continente. Aquel equipo del Submarino Amarillo fue acaso el que más marcó a Román, casi en la misma tónica que Boca. Allí mostró varias pinceladas de su mejor fútbol, y en las cuatro temporadas que estuvo se convirtió en el sexto máximo goleador de la historia del humilde club, con 45 goles, y el segundo jugador con más asistencias: anotó 52, una cifra sólo superada por otro histórico del club valenciano como Santi Cazorla, con 57.

En una entrevista con LA NACION, el Titán se refirió a la “incompatible” relación que mantuvieron. “No era una fábula, teníamos diferentes formas de ser. Quizá no éramos compatibles, nunca pudimos tener una amistad, nunca pudimos congeniar fuera de una cancha”, contó tiempo atrás Palermo. Román, en cambio, casi siempre evitó las referencias puntuales. En febrero pasado, en la antesala de un Boca-Platense, decía: “A Palermo se lo recibirá como se merece. Es uno de los ídolos más grandes que nosotros tenemos. Sin dudas siempre se merece ser recibido de la mejor manera. Yo fui un afortunado de jugar con él, me ha hecho disfrutar mucho y me ha dado alegrías como compañero y como hincha. El domingo, sin dudas que va a disfrutar de volver a su casa, porque La Bombonera es su casa”.

La relación distante de Palermo con Riquelme
Tan cerca, tan lejos, siempre ganadores

Mientras se resuelve la continuidad de Ibarra, Román le cuenta al diario Marca que Boca está en un óptimo momento. “Estamos contentos porque Boca es competitivo siempre”, asegura, antes de ponerse los pantalones cortos, como en aquellos viejos buenos tiempos. Y más tarde, darle un pase al vacío a Palermo, de esos que suelen terminar en la red.