Juan Román Riquelme: “Si no corrés ni metés ganas, fuiste”, una de las frases del presidente del Consejo al plantel de cara a la final con Argentinos

Juan Román Riquelme afrontará días decisivos como dirigente de Boca
LA NACION/Anibal Greco

Boca no tiene margen de error para clasificar a la Copa Libertadores 2022. Ni en un frente (el Torneo 2021 y la tabla anual) ni en el otro (la Copa Argentina, su máxima prioridad). Por eso, la caída del domingo frente a Gimnasia, en la Bombonera, fue un golpazo (la segunda consecutiva tras la de Vélez, en Liniers). Y alguien de mucho peso del club, impulsado por la desesperación propia del peor momento del ciclo de Sebastián Battaglia en los días más inconvenientes, sintió que el plantel no debía dejar Brandsen 805 sin aclarar cosas: a pocas horas de enfrentar a Argentinos, por una de las semifinales de la Copa Argentina, Juan Román Riquelme –de forma inédita- les exigió a los jugadores que bajaran del micro y volvieran al vestuario para una reunión.

Lo primero que hay que poner en el foco es la manera. Algo que no gustó en el plantel, más allá de la atención, pero el silencio que muchos se guardan por el respeto que impone el líder del Consejo de Fútbol cuando se presenta cara a cara. Y es que en los asientos del ómnibus ya estaba ubicado, por ejemplo, el capitán Carlos Izquierdoz. La salida era inminente, pero apareció un Riquelme que ya decía mucho con su actitud corporal: sin mate, mirada al piso y una caminata más acelerada que lo normal en él.

Riquelme habló tras la derrota de Boca ante Gimnasia, en la Bombonera
Riquelme habló tras la derrota de Boca ante Gimnasia, en la Bombonera


Riquelme habló tras la derrota de Boca ante Gimnasia, en la Bombonera

Una escena evitable, acaso lo que creen en el grupo: el encuentro bien pudo haber sido una vez llegados al hotel y antes de emprender el regreso a sus respectivos hogares. Pero el vicepresidente se puso el traje de héroe a metros de todas las cámaras y celulares que lo filmaban: para la mayoría de hinchas es intocable y, sin (querer) ver esos detalles, aclaman ese tipo de reacciones.

Lo que parece acertado por parte de Riquelme es haber hecho lo que sentía el mismo día del golpe: el equipo necesitaba algo interno que movilizara y les sacara rápido de la cabeza lo ocurrido ante el Lobo y la mala racha, a horas de jugar una final. De hecho, es lo que explican en el entorno del ex ‘10′: la búsqueda fue despertar y enfocar el diálogo en la clásica visita de Riquelme antes de un encuentro trascendental, haciéndoles entender lo que se juegan y que depende de ellos mismos.

Boca vs Gimnasia. 30-10-21
LA NACION/Mauro Alfieri


Boca vs Gimnasia. 30-10-21 (LA NACION/Mauro Alfieri/)

No obstante, esta charla tuvo una excepción, claro. Porque es una actualidad especial: cuando parecía que todo se rumbeaba al andar de un Boca más confiable, los de Battaglia perdieron tres encuentros de los últimos seis y arrastran la deuda de estar a la altura de los compromisos más difíciles o en los que se juega algo especial. Acaso, el tipo de instancias que afrontará en Mendoza. Entonces, Riquelme, que tras la reunión (duró un poco menos de diez minutos) dijo públicamente que se dedicó solamente a “felicitarlos por el segundo tiempo”, los juntó para darles su veredicto de qué le agrada y qué no.

En ese sentido, el ex enganche dijo una verdad a medias: les remarcó a los jugadores que lo que hicieron en el último período, buscando (y mereciendo) el empate aun cuando fuera sin juego claro, pero con empuje, es lo que pretende como responsable de la institución. Aunque no mencionó el contraste que expuso ante los futbolistas, acaso lo que le está generando esa molestia.

El flojo partido de Boca ante Vélez

A la cabeza del Consejo no le gustó nada la imagen que dio el equipo en el primer tiempo, similar (aunque lejos de ser idéntica) a la que mostró en la caída frente al Fortín. Y eso es algo que se viene repitiendo a menudo: aunque en el club desviaron (con razón) el foco hacia la temprana -e injusta- expulsión de Marcos Rojo, ante River (1-2) no hubo rebeldía para hacerle frente a la adversidad numérica ni al posterior resultado en contra. Acaso, el mismo fastidio que le generó ver desde Buenos Aires cómo el Boca de Miguel Ángel Russo caminaba la cancha en San Pablo durante la eliminación en manos de Santos (0-3), por la semifinal de la Libertadores 2020.

“Si no corrés ni metés ganas, fuiste. Y ellos lo saben. Es lo que tienen los que hoy (por el sábado) estuvieron enfrente y los que tienen los que enfrentás el miércoles: ganas”, le admitieron a LA NACION desde las cercanías de Riquelme por dónde pasa el malestar y la necesidad de que reaccionen. Y agregaron: “Después se supone que, técnicamente, nosotros tenemos mejores jugadores con respecto a Argentinos. Ahora, si no corrés ni la peleás, la pasás mal”. Palabras más, palabras menos, el vicepresidente habría advertido al plantel de lo caro que pueden pagar la falta de actitud.

El penal que anota el Pulga Rodríguez para Gimnasia luego del error del arquero Rossi, que salió lejos a cometerle infracción a Carbonero
LA NACION/Mauro Alfieri


El penal que anota el Pulga Rodríguez para Gimnasia luego del error del arquero Rossi, que salió lejos a cometerle infracción a Carbonero (LA NACION/Mauro Alfieri/)

Por eso, valora la inquietud que asumió el equipo de Battaglia para jugar el segundo tiempo e intentar, al menos, salir de la desventaja. “En el primer tiempo no hubo más que errores de Boca (el penal evitable que provocó Rossi, por ejemplo). Si no, cero peligro. Después tuvimos varias y, cuando no quiere entrar, te vas caliente”, le explicaron a este diario que el vicepresidente también se fue fastidioso, como cualquier otro fanático, por lo que mereció encontrar el Xeneize. Y cerraron el concepto: “Prefiero perder como con Gimnasia; jamás como perdimos contra Vélez”.

El ímpetu y las ganas de ganar, esa materia innegociable que Juan Román Riquelme teme que vuelva a ausentarse en la Copa Argentina.

El panorama con la tabla anual

Si la Copa Argentina le da la espalda, tendrá seis fechas del Torneo 2021 para encontrar la clasificación mediante la tabla anual. Esa que, tras la caída con Gimnasia, a Boca lo dejó cuatro puntos por debajo de Talleres, el último de los tres que clasifican a través de esa vía. Paradójicamente, en ese sentido, lo puede ayudar un River campeón del Torneo 2021, aunque en Brandsen 805, obviamente, no quieran.

Porque, si bien hoy tiene cinco equipos por encima en esa tabla especial, que el Millonario obtenga el título local (se encamina a levantarlo) le otorgaría un mayor margen de clasificación: arriba están Colón (ya clasificado) y el elenco de Núñez, que de coronarse liberaría otro cupo. Entonces, tan sólo tendría que superar al que hoy está por encima (por ahora es Lanús, apenas a un punto).