Juan José Campanella, distinguido en España en medio de la filmación del capítulo 500 de La ley y el orden

Juan José Campanella recibió el premio Espiga de Oro en la Semana Internacional del Cine de Valladolid
Francisco J de las Heras

MADRID.– “Conocí a Juan Campanella cuando tenía un año de edad. Lo vi en un espejo y me causó una profunda impresión”, bromeó el director en la noche del sábado cuando recibió la prestigiosa Espiga de Oro a su trayectoria en la 66ª edición del Festival Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). “Toda mi carrera la puedo estructurar con visitas a este querido Festival”, dijo el ganador del Oscar, Juan José Campanella, acompañado en el escenario por Oscar Martínez, Clara Lago, Eduardo Blanco y Javier Godino, quienes le entregaron el galardón .

Suelen decir orgullosos de sí mismos los pucelanos, quienes habitan o nacieron en Valladolid, que su temperamento es recio. Hablan de un “carácter castellano”, un epíteto poco freudiano, pero muy extendido en toda la región. El público de esta zona, de las más frías de España, por carácter transitivo, es feroz, crítico y poco complaciente. Uno de los experimentos más extendidos del mundo teatral consiste en estrenar las obras más destacadas de cada temporada en esta ciudad para evaluar la recepción que tendrá en el futuro y anticipar un éxito o un fracaso : si aprueba el desafío de Valladolid, el resto de los espectadores españoles también lo hará. En el caso de Campanella, hubo con Valladolid un amor a primera vista en 1991, y desde entonces, este romance se ha convertido en una pasión.

Juan José Campanella, distinguido en la Semana Internacional del Cine de Valladolid
Francisco J de las Heras


Juan José Campanella, distinguido en la Semana Internacional del Cine de Valladolid (Francisco J de las Heras/)

La primera vez que Campanella visitó el Festival fue hace 30 años, cuando presentó El niño que gritó puta. Harley Cross, el joven protagonista, obtuvo el premio al mejor actor. “No voy a olvidarme nunca la cara de Brad Pitt [que también competía por el premio]”, recordó el director. En 1999, Campanella, con El mismo amor, la misma lluvia, obtuvo el Premio de la Juventud de la sección Punto de Encuentro de la Seminci. Dos años después, con El hijo de la novia, ganó la Espiga de Plata y el premio del público. En 2004 inauguró la Seminci con Luna de Avellaneda y en esta última edición presentó El cuento de las comadrejas.

Son pocos los minutos que la organización permite dialogar con Campanella (también advierte que no se le formulen preguntas vinculadas a la política). Es una estrella del cine y la TV y lo aguardan decenas de entrevistas y amigos a quienes abrazar. Además, realizó una visita relámpago a España. Recién llegado de los Estados Unidos, donde acaba de filmar el episodio 500 de La ley y el orden (Law & Order), debe regresar para continuar con la filmación de otros episodios de este longevo clásico de la TV estadounidense. En breve volverá a México para filmar la segunda temporada de Los enviados (producida por Viacom CBS y 100 Bares), con Luis Gerardo Méndez y Miguel Ángel Silvestre, quienes interpretan a dos sacerdotes que deben investigar las presuntas sanaciones milagrosas de otro religioso. También trabaja con Eduardo Sacheri (autor de La pregunta de sus ojos, que luego se convirtió en El secreto de sus ojos) en el guion de una película –no quiere brindar demasiados detalles, pero sí adelanta que quizá contenga “algunos basamentos de algunos de los cuentos de Sacheri”–. También filmó Lightyears, con los ganadores del Oscar J. K. Simmons y Sissy Spacek, acompañados por Julieta Zylberberg. Entre todos estos planes, además se lo nota entusiasmado con la próxima inauguración, en 2022, del Teatro Politeama, en Corrientes 1450.

¿Cómo fue tu incursión en el mundo de lo fantástico y cómo fue filmar con Sissy Spacek? ¿La elegiste vos para su personaje?

-Fue una excelente experiencia, pero en realidad es una historia muy humana. No elegí a Spacek pero la hubiese elegido. Carrie, La hija del minero, tantas películas. Siempre está de buen humor. A ella le gusta mucho hablar sobre las escenas. Por ejemplo, si está cocinando, quiere saber en qué momento y cómo cortar la zanahoria. Otros actores piensan que eso se soluciona después, con la edición. Son diferentes modos de trabajar.

¿Cómo te sentís más cómodo para dirigir, con un actor con un método muy meticuloso o con aquel que va experimentando?

-Con cada actor es diferente. Lo que no quiero es entrometerme en su método ni en su sensibilidad.

Juan José Campanella, distinguido en la Semana Internacional del Cine de Valladolid
Francisco J de las Heras


Juan José Campanella, distinguido en la Semana Internacional del Cine de Valladolid (Francisco J de las Heras/)

La audiencia del cine se mudó a las plataformas, por la pandemia y por otros motivos. ¿El cine vive una crisis?

-Hoy el cine atraviesa un momento complicado. No sé lo qué puede pasar. Si esto se puede profundizar o si puede haber una reacción en determinado momento. Siempre el cine sorprende con ciertas películas y quizá aparecer una película y, quizá porque es más graciosa o más emocionante hace que la gente se dé cuenta de que las emociones en el cine son más fuertes que en la televisión y por ahí pueda tener su renacimiento, pero es indudable que la asistencia a los cines hoy está en baja.

Desde la primera serie que hiciste en Estados Unidos a esta parte, ¿en qué cambió la industria y la lógica de tu trabajo?

-Por lo pronto cambió el hecho de que ver una serie no dependa de un horario ni de un día en especial, sino que vos tenés acceso, con tu plataforma, a una serie en cualquier momento, según tu propia disposición. Ha cambiado también en el arco de la historia, la manera de contar la serie. Cada capítulo de Law & Order tenía que empezar y terminar. Hoy, por las plataformas y porque la gente puede ver ordenados los capítulos, se pueden crear arcos largos. Las nuevas temporadas de entre 8 y 13 capítulos son más como una película larga que como las viejas temporadas de 25 capítulos por año donde la historia de la semana era más importante que la historia completa.

Pero, a la vez, no es una película larga porque las series de TV en Estados Unidos tienen varios directores. ¿Es esto más complejo para los realizadores o para los actores?

-Excepto en algunas series limitadas –que terminan sin otra temporada– esto es común para que el director pueda preparar mejor su capítulo. Si no llega un momento en el que vos estás dirigiendo todos los capítulos, llega el episodio 10 y te vas enterando de la locación y de todo el mismo día. Es fundamental que sean distintos directores.

La ley y el orden o House –pienso en un capítulo muy famoso sobre el aborto [Un día, una habitación, con Katheryn Winnick, de Vikingos] tienen un tratamiento muy de avanzada para algunas sociedades, debates no siempre políticamente correctos...

-En especial Law & Order, una serie sobre crímenes de género que se nutre de lo que va ocurriendo en la actualidad y de los cambios sociales. Todo lo que ocurre la impacta de lleno. El capítulo 500 tiene muchísimo que ver con la diferencia de actitud con respecto a las relaciones. Aparece una vieja relación de la protagonista y se replantea cómo había sido ese vínculo 40 años antes.

Hay una tragedia que conmociona al cine y la TV: el disparo de Alec Baldwin en un set con una pistola que tenía una bala de verdad. ¿Qué pensás que puede haber ocurrido?

-Estoy tratando de leer para ver qué ocurrió. Él estaba practicando fuera de toma cómo sacar el revólver de la cartuchera y en un momento se disparó. Incluso las balas de fogueo son peligrosas. Yo la verdad es que ya desde Colony, personalmente, no trabajo con balas de fogueo y el fogonazo y el humo se ponen por computadora. Es una terrible, terrible, terrible desgracia.

Decís lo que pensás, sin pruritos. ¿Sentís que hoy se ha instalado una gran corrección política por temor a ser cancelado?

-Creo que hay olas, cambios en la sociedad y que la dirección es la correcta, pero a veces la intensidad del momento se exagera. Creo, por un lado, que se debería hablar con sinceridad sin necesidad de ser grosero, pero, por otro lado, como ha ocurrido recientemente, no puede ser que no pueda criticarse la acción pública de una persona por ser mujer. Creo que es muy claro lo que es un insulto de género y lo que es una crítica al trabajo, pero en los momentos de grandes transición sociales, siempre hay... Es como cuando se dispara el dólar, el overshooting, que aumenta demasiado hasta que después baja la espuma y hasta que después se pone todo en el lugar correcto al que debería haber ido. Tanta corrección política puede hacer daño. Por ejemplo, me refiero al humor, que ha sido, por su genética misma, un elemento transgresor que es muy necesario.