… Y Josep Pedrerol no habló de Gerard Piqué

Vaya esta columnita de hoy como humilde muestra de solidaridad a Josep Pedrerol, que lo debe de estar pasando mal.

Este lunes, como todos ya sabéis, ‘El Confidencial’ publicó unas notas de voz que hace cosa de tres años intercambiaron Luis Rubiales y Gerard Piqué para ver cómo se repartían el pastel de la nueva Supercopa de Arabia Saudí. Desde pocos minutos después, y durante todo el día, el asunto fue replicado ya con más o menos detalle por el resto de medios. O, al menos, por casi todos, La excepción más llamativa fue la de ‘Jugones’, el programa de sucesos relacionados con el deporte que Pedrerol presenta en las sobremesas de La Sexta, que no dedicó al tema un solo segundo.

¿Cómo se explica esta súbida pérdida de interés del showrunner de ‘El chiringuito’ por uno de sus villanos preferidos? ¿Cómo puede ser que ‘Jugones’ montara ayer un vídeo con un leve movimiento de hombro de Florentino Pérez en las tripas del Ramón Sánchez-Pizjuán y no atienda mínimamente a esto? La respuesta tiene que ver, precisamente, con el presidente del Real Madrid, y en concreto con sus propios audios. El pasado verano, cuando también ‘El Confidencial’ publicó aquellas grabaciones de Florentino soltándose el pelo en restaurantes, la factoría de Pedrerol se negó a publicar nada. “En ‘El Chiringuito’ no se va a emitir ninguna conversación que forme parte del ámbito privado”, anunció aquel día Sandra Díaz Arcas.

Como ya vimos en su día, se trató de una solución ‘ad hoc’ para este caso, un repentino viraje en pos de la ética, pues hasta ese día no habían dudado en difundir audios de Diego Simeone o de Sandro Rosell. Por eso ayer cabía esperar alguna pirueta, un triple mortal con cuádruple tirabuzón y quíntuple axel, para justificar la emisión de los audios de Geri y Rubi. Pero, oiga: no. Pedrerol —carta en la mesa p(r)esa— salió a presentar ‘Jugones’ y no dijo nada. Lo mal que debió de pasarlo eludiendo el tema del día, con Piqué en la diana, mientras otros lo amortizaban sólo lo sabe él. Y nosotros pensando que ya no quedan periodistas que prioricen los códigos, profesionales coherentes, ante todo, consigo mismos.