Jorge Masvidal buscaba un bautizo, pero Colby Covington se llevó el triunfo en la batalla del rencor

Colby Covington quizá no tenga derecho a llamarse el Rey del 305, pero tal vez el Emperador de Hialeah. El “Caos’‘ conquistó el sábado en la noche una victoria sobre Jorge Masvidal que le dará munición a su carrera para seguir adelante y a su boca para continuar disparando contra todo el mundo.

La mayoría de los pronósticos validaban un triunfo de Covington en la UFC 272 que tuvo lugar en la T-Mobile Arena de Las Vegas al considerarlo el artista marcial más completo entre ambos guerreros, como dejó en claro el triunfo por decisión unánime de los jueces.

Sin duda, Covington evidenció su crecimiento y evolución superiores a los de su antiguo compañero de gimnasio, de casa y de vida, aunque ya se sospechaba eso a juzgar por las dos ocasiones en que ambos enfrentaron al campeón welter, Kamaru Usman, quien se encontraba entre los miles de aficionados que presenciaron el combate.

Covington resultó superior en las transiciones entre el juego de striking y la acción en el piso y nunca dejó que Masvidal encontrara un ritmo para poder desarrollar esos impulsos sorprendentes que en otras ocasiones tan bien le funcionaran, como en sus triunfos sobre Darren Till y Ben Askren.

Masvidal salió al primer minuto a buscar una sorpresa con sus rodillas, pero Covington enseguid salió a buscar el derribo y lo logró, ganándole la espalda al cubanoamericano e intentando colocar una rear naked choke para ponerle fin al combate.

Sin embargo, Masvidal sobrevivió a esa avalancha inicial y se levantaba de esa agresión, que continuaba en el segundo round con Covington presionando al Gambred contra la jaula, pero pegaba un golpe bajo con su rodilla y el árbitro Herb Dean le concedía tiempo al de Miami.

Con ese tiempo de descanso, Masvidal recuperaba en parte su acción y pegaba buenos golpes, pero Covington volvía a ganarle la posición y retornaba a mezclar su acción con striking y grappling.

En el tercer round llegaba otro derribo para el reconocido luchador que por primera vez tenía una posición dominante y aplicaba su ground and pound sobre el rostro y el cuerpo de Masvidal, que se tragaba los codos y los golpes a la cabeza en un alto y peligroso volumen.

Gamebred trataba de escapar con su jiujitsu, pero su oponente no le daba espacio de maniobra, aunque Masvidal se levantaba al final del asalto y lograba conectar un buen golpe, pero quedaba claro que necesitaría algo fulminante para llevarse la victoria.

La presión de Covington, con su famoso cardio, continuaba con una mezcla perfecta de pie y piso que impedía a Masvidal establecer cualquier tipo de ritmo en el octágono, y el cansancio y la frustración que se manifestaba con una erupción de golpes a favor del alumno del gimnasio de MMA Masters.

Y así todo, a final del cuarto round Masvidal conectaba un golpe que estremecía a Covington, aunque ya las fuerzas no le daban para continuar con ese momento y el Caos recuperaba el resuello y daba paso a su labor de desmantelar a su antiguo amigo convertido en enemigo mortal.

Más allá de esta actuación, Covington solidifica su puesto en la élite de las 170 libras y vuelve a posicionarse en las cercanías de un tercer enfrentamiento contra Usman, quien el viernes daba entender que, tras su próximo choque contra Leon Edwards en Julio, vería con buenos ojos una nueva vuelta contra el Caos.

Por otra parte, Covington cierra el ciclo de la rivalidad con Masvidal, quien le acusaba de traicionar la amistad, primero al negarse a pagar los servicios del coach Paulino Hernández, y luego por las reiteradas críticas en público que terminaron por erosionar la relación.

Durante mucho tiempo, ambos fueron con todo de manera verbal, dejándolo todo listo para una noche como esta, donde los puños y las piernas iban a cerrar las bocas, o al menos a cerrar una, porque la de Covington es imposible de callar ni siquiera en la derrota.

Imaginen ahora en la victoria.