Jorge Campos, de casi abandonar el fútbol a ser “el portero del siglo XXI"

Jorge Campos pudo abandonar el futbol por la lejanía que tenía con su familia. (Foto: Michael Kunkel/Bongarts/Getty Images)
Jorge Campos pudo abandonar el futbol por la lejanía que tenía con su familia. (Foto: Michael Kunkel/Bongarts/Getty Images)

El mítico guardameta de Pumas y de la Selección Mexicana, Jorge Campos, pudo haber abandonado el fútbol cuando apenas era un juvenil de los universitarios. Nació en Acapulco, Guerrero y siempre se ha mostrado orgulloso por su lugar de origen, aunque esa ubicación y la distancia fueron obstáculos a los que tuvo que sobreponerse.

Cuando Pumas lo invitó a formar parte de sus fuerzas básicas, gracias a la recomendación de Luis Chino Estrada, fue momento de cambiar la playa por la capital. Probó suerte en La Cantera felina aún con la negativa de su padre (Álvaro Campos), tuvo éxito pero dejó algo pendiente: su familia. Su vínculo con la costa, y los estrechos lazos con los suyos, hacía que la necesidad de volver a ellos siempre estuviera latente.

Cada 15 días, casi de forma obligada, viajaba desde la terminal de autobuses del sur de la Ciudad de México al lugar que lo vio crecer. Siete horas de camino de ida y siete de camino de vuelta, ese era uno de los sacrificios que Campos hacía para mantener viva la conexión con sus familiares, pues no había ninguna de las herramientas digitales que hoy día ayudan a “soportar” las partidas.

En algún momento, estos esfuerzos parecían demasiado. Cuentan que sus familiares le llegaron a pedir que no regresara a la Ciudad de México. El Inmortal, joven y sin conocimiento de lo que el futuro le esperaba, llegó a dudar. Pudo haber dejado el balón sin haber sido futbolista profesional, pero nunca desistió.

Campos nunca ha ocultado su amor por Acapulco y el lugar que lo vio crecer. (Foto: Mike Powell  /Allsport// Getty Images)
Campos nunca ha ocultado su amor por Acapulco y el lugar que lo vio crecer. (Foto: Mike Powell /Allsport// Getty Images)

Sus pasos como profesional

Una vez superadas las dificultades del camino y el desafío personal, logró convertirse en uno de los porteros más reconocidos de México y de todo el mundo. Además, sus deseos de trascender lo llevaron fuera de la portería cuando el panorama no era el más alentador.

Ante un Adolfo Ríos insustituible en el arco, el acapulqueño pidió una oportunidad como delantero de Pumas en 1988, Miguel Mejía Barón se la dio, y para sorpresa de todos, tuvo éxito: marcó 14 tantos en su temporada de debut.

Las redes y él tenían una estrecha relación. Durante sus 15 años de carrera anotó 46 goles (44 con Pumas, 1 con LA Galaxy y 1 con Atlante), los cuales lo colocan como el cuatro portero con más dianas en la historia del futbol, por detrás de Rogerio Ceni (131), José Luis Chilavert (62) y René Higuita (48).

Su reconocimiento no fue únicamente local. César Luis Menotti, entrenador de El Brody en la Selección Mexicana lo calificó como “el portero del Siglo XXI”. Con el Tri pudo jugar 129 partidos y asistir a tres copas del Mundo: Estados Unidos 1994, Francia 1998 y Corea-Japón 2002 (este como suplente).

Jorge Campos mantuvo dos etapas con Pumas, la primera de 1988 a 1995 y la seguunda de 1998 al 2000. (Foto: ALFREDO ESTRELLA/AFP via Getty Images)
Jorge Campos mantuvo dos etapas con Pumas, la primera de 1988 a 1995 y la seguunda de 1998 al 2000. (Foto: ALFREDO ESTRELLA/AFP via Getty Images)

También, la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) lo nombró tercer mejor guardameta del mundo en 1993. Solo el danés Peter Schmeichel y el argentino Sergio Goycochea estuvieron por encima; el propio Schmeichel lo reconoció como un adelantado a su época.

Nike también validó su impacto y lo llevó a su compañía. Lo patrocinaron e incluyeron en anuncios con figuras de talla mundial como Luis Figo, Ronaldo Nazario y Eric Cantona, el más recordado es Good vs Evil estrenado en 1996.

El mexicano que enseñó la autenticidad

El Inmortal es como le llaman hoy en día, y ese apodo lo ganó a pulso: sus atajadas, goles y su incomparable forma de ser lo construyen como alguien que nadie nunca olvidará.

Él enseñó a ser cómo se quiera ser, su aura estaba fuera de los guiones; esa autenticidad se encontraba en el achique tirándose al piso antes del disparo de los rivales, y hasta en sus extravagantes vestimentas, que aunque fueron criticadas, lograron marcar una tendencia en la década de los 80 y 90, misma que al día de hoy sigue viva.

Sus raíces fueron la inspiración que tomó para el diseño de sus uniformes. Acapulco, y la inigualable mística que guarda, se plasmó en la vestimenta del Brody para establecer una moda, cuestionable por unos pero imborrable a fin de cuentas.

“Siempre me gustó el tema del diseño, el marketing. Nunca busqué algo diferente, quería sentirme cómodo, algo que me gustara y algo que me recordara el surf en Acapulco, en la playa. Siempre me gustó el mar, la playa, correr ahí en la playa, surfear, de niños todos queremos surfear, y las bermudas siempre me gustaron así largas, como ya no podía hacerlo, traté de llevar los colores a la portería, porque es lo que me gusta” explicó en una entrevista con Bolavip México.

Controversia en el mundial por ser 'él'

No todo fue color de rosa para Campos. En una ocasión su exagerada autenticidad le trajo problemas, especialmente en el escenario internacional. Incluso querían privar su participación en un mundial. Sus uniformes no eran bien vistos

Antes de que México hiciera su debut en la Copa del Mundo de Francia 1998, los altos mandos buscaron evitar que Campos saliera con su mítica vestimenta en el juego inaugural contra Corea del Sur.

"El jefe de delegación en Francia 98 le dijo al entrenador (Manuel Lapuente): 'No puede jugar Campos con esos uniformes' y este le respondió: 'Campos juega y usted se va como jefe de delegación'. No había forma alguna de que Jorge no juegue", contó Luis García en TV Azteca.

Jorge Campos terminó acatando reglas y dejando de lado sus vibrantes colores en Francia 98. (Foto: Ben Radford /Allsport/Getty Images)
Jorge Campos terminó acatando reglas y dejando de lado sus vibrantes colores en Francia 98. (Foto: Ben Radford /Allsport/Getty Images)

Sin embargo, el asunto no terminó en la contestación de Lapuente en defensa del guardameta. Campos se quería salir con la suya y brincar al campo con sus llamativos colores. El "capricho" derivaba de una situación comercial. Él tenía su propia marca de patrocinio (Nike), y la del combinado nacional era otra (ABA Sport).

"Jorge Campos le pide un favor a uno de los utileros, a Gonzalo Saldaña, y lo convence para que le ponga la ropa de Nike en sus cosas. La FIFA, en cualquier competencia, dos días antes del juego les llama a las selecciones y les pide el color que van a usar para el partido. Presentan la ropa y los de la FIFA regañaron a los directivos de la Federación Mexicana de Futbol porque el número de Jorge en el short y la playera era muy grande", explicó a ESPN Digital Santos Escobar, quien en aquel momento era el vínculo entre la Selección y ABA Sport.

Evidentemente esto trajo conflictos a los dirigentes de la FMF, y aunque se planteó una posible suspensión para el portero, no llegó a instancias mayores y pudo jugar contra Corea del Sur, pero sin los colores que él quería.

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