Jon Rahm ganó el Masters de Augusta y obtuvo su primer saco verde

La celebración de Jon Rahm en el green del 18: ya se había adueñado del saco verde
La celebración de Jon Rahm en el green del 18: ya se había adueñado del saco verde - Créditos: @CHRISTIAN PETERSEN

Le gustaba imaginar que en algún lugar del cielo, su ídolo y principal inspirador, Severiano Ballesteros, lo estaba empujando hacia la victoria. Justo el 9 de abril, día del nacimiento del genio de Pedreña, Jon Rahm sintió esa compañía desde el más allá y logró su primer Masters, con lo que ya tiene el honor de integrar esa galería de campeones españoles en Augusta, junto con el propio Seve, José María Olazábal y Sergio García. Además, volvió al primer puesto del ranking mundial.

Profundo conocedor de la historia del golf y memorioso de muchos de los grandes tiros de Tiger Woods, el vasco oriundo de Barrika ganó su segundo major, después del US Open 2021, y se impuso en Augusta National con una vuelta final de 69 (-3) y un total de 276 (-12). En su séptima participación en el Masters, terminó superando de atropellada a Brooks Koepka, el representante del LIV Golf Series que en el arranque del domingo llevaba dos golpes de ventaja. Aunque no se trató de un triunfo a lo “Rahmbo”, tal su apodo, sino que fue llevando el curso de la última vuelta con decisiones inteligentes, sin abalanzarse ni arriesgar más de la cuenta. En realidad esperó que lo atraparan a él, lo que nunca ocurrió. Seguramente, una prueba más de madurez para este golfista de 28 años que en su momento, apenas superada la adolescencia, se incorporó a la Universidad de Arizona sin hablar una palabra de inglés.

Una lucha desigual

El semblante de Koepka no era bueno pasado el mediodía del domingo, tras completar los doce hoyos que le habían quedado de la tercera vuelta por la suspensión del sábado. Se fue disconforme después de los 73 golpes (+1) que firmó. De todas maneras, su preocupación contó con un atenuante: su principal retador, Rahm, había empleado la misma cantidad de golpes en el tercer giro y la diferencia por dos se mantuvo al cabo de los 54 hoyos (-11 contra -9). Enseguida, después del descanso de unas horas en el Club House, los dos tanques se predispusieron para el round final, advirtiendo también que Viktor Hovland acechaba desde el tercer lugar (-8 total) con cinco birdies consecutivos del 11 al 15, justo en un intrincado tramo de la cancha. “Todo puede pasar, pero me siento bien”, anticipaba el entonces puntero Koepka, antes de afrontar los últimos 18 hoyos.

Pero no hubo nada rescatable de Koepka en el trayecto de ida de la última vuelta: se complicó con los bogeys en los pares 3 del 4 y el 6 y también se equivocó en el 9, mientras que Rahm tuvo templanza para bajar el hoyo 3 y el 8, aunque acompañó a su contrincante con un error en el 9. Así las cosas, el español revirtió rápido la desventaja y pasaría a ubicarse con dos de diferencia a su favor, para encarar los últimos nueve capítulos. De todas maneras, un exiguo margen que tampoco habilitaba a Rahm para confiarse demasiado.

El duelo de Rahm con Koepka, el jugador del LIV que declinó en la última vuelta
El duelo de Rahm con Koepka, el jugador del LIV que declinó en la última vuelta - Créditos: @ROSS KINNAIRD

En el Amen Corner, ese fantástico trío de hoyos compuesto por el 10, 11 y 12, Rahm pasó la prueba sin mayor estrés, pero Koepka descalibró su salida en el 12, se fue detrás del green y pagó con un bogey. El margen ya era de tres golpes a favor del europeo, que empezaba a jugar con aplomo y seguridad, empujado también por los errores no forzados de su contendiente. Y todo se allanó para el vasco en el hoyo 14, cuando consiguió un birdie con maestría –un increíble tiro desde los árboles, aprovechando las ondulaciones del green- frente a un nuevo bogey de Koepka, desconocido en su juego. La tendencia del campeonato ya era firme: cinco golpes de ventaja con cuatro hoyos por jugar.

Si Rahm debía dar alguna señal más de sus aspiraciones al título, la confirmó con un peligroso –y finalmente notable- tiro de aproximación al traicionero green del hoyo 15, en donde consiguió el par. Y más allá de que Koepka respondió con birdies en ese par 5 y en el 16, la diferencia ya era demasiado grande como para arrebatarle el saco verde al líder. El vasco pegó la salida del 18 con una luz de cuatro golpes; su tiro salió desviado, aunque con la fortuna de que la pelota pegó en un árbol y fue devuelta al fairway. Desde el tee no llegó a ver el rebote y llegó a tirar una bola provisional, pero no hizo falta. A partir de allí, se dedicó a disfrutar de la caminata hacia el green final: con este triunfo volvió a la cima del ranking mundial y obtuvo el beneficio de jugar el Masters de por vida, el sueño de cualquier golfista. Un vasco en el paraíso, que ya sueña con servir paella y jamón ibérico en la Cena de Campeones de 2024.

Mickelson, la estrella que no se apaga

La joya del día más allá del campeón fue Phil Mickelson, que con sus 52 años demostró su total vigencia, al menos en el Masters, donde terminó segundo junto con Koepka. Dueño de tres chaquetas verdes, cerró una formidable vuelta de 65 golpes (-7) acertando un birdie, con un total de 280 (-8) y hasta se dio el derecho de sentarse a esperar en el Club House ante la esperanza de ingresar en un eventual playoff, cuando Rahm y Koepka transitaban el hoyo 10. Cuentan que el zurdo de San Diego no dijo una palabra en la Cena de Campeones, que prefirió el perfil bajo porque fue el principal impulsor del LIV Golf Series, incluyendo algunas frases polémicas. Al margen de la situación incómoda en la que se metió hace más de un año, quizás manchando parte de su reputación a Mickeson le queda la satisfacción de sentirse vivo en un campo mágico.