Irlanda acaricia el título del Seis Naciones de rugby y quiere cambiar su destino de cuartos de final en los mundiales

James Ryan, de Irlanda, en el partido frente a Escocia del último domingo
James Ryan, de Irlanda, en el partido frente a Escocia del último domingo - Créditos: @Jane Barlow

Irlanda sueña con un fin de semana inolvidable. El viernes festeja San Patricio –la fiesta tradicional del país- y el sábado su seleccionado emblema, el de rugby, puede llevarse el Seis Naciones, el Grand Slam –por ganarles a los otros cinco equipos- y la Triple Corona –por vencer a los tres británicos-. Todo eso si le gana en su estadio, el Aviva de Dublin, nada menos que a sus eternos rivales, los ingleses. El rugby irlandés atraviesa por su mejor momento. Está primero en el ranking de World Rugby y viene desarrollando desde hace dos años un juego estupendo con el cual superó a todos los grandes de este deporte.

El sábado anterior frente a Escocia, en Murrayfield, los irlandeses dieron otra muestra de temperamento y de categoría para sortear a un rival complicado y un partido al que llegaron con varios lesionados. De hecho, durante el encuentro se lastimaron los dos hookers, con lo que el ala Josh van der Flier, considerado el año pasado el mejor jugador del mundo por World Rugby, terminó siendo el lanzador en el line, perdiendo una sola pelota. Van der Flier es uno de los puntales de un pack de forwards sensacional, que se completa con unos tres cuartos que también son determinantes, conducidos por el inoxidable Johnny Sexton.

“Ganar el Seis Naciones ante Inglaterra y en San Patricio sería extraordinario”, dice un inglés, Andy Farrell, el padre de Owen, capitán de Inglaterra, y el hombre que la cambió la historia a los de verde. El encuentro de pasado mañana tiene su morbo. Tres ingleses que son clave en el crecimiento del rugby irlandés –Farrell, Mike Catt, ambos del staff, y Stuart Lancaster, entrenador de Leicester, la fábrica del seleccionado irlandés- fueron echados del seleccionado inglés tras caer en la primera rueda del Mundial de 2015. Ocho años después, esos mismos hombres están muy cerca de atrapar el Seis Naciones y de llevar como gran candidata a Irlanda en la próxima Copa del Mundo, mientras que Inglaterra no sólo viene de recibir una paliza histórica de parte de Francia en Twickenham, sino que no encuentra su rumbo.

James Lowe encabeza el festejo después de la victoria de Irlanda sobre Escoia en el Murrayfield Stadium, en Edinburgo
James Lowe encabeza el festejo después de la victoria de Irlanda sobre Escoia en el Murrayfield Stadium, en Edinburgo - Créditos: @ANDY BUCHANAN

Europa ha vuelto al poder del juego. Este Seis Naciones tiene un gran nivel y dos de sus equipos, Francia e Irlanda, son serios favoritos, junto a los Springboks y a los All Blacks, a ganar el Mundial. Y en cuanto al test del sábado, no debe subestimarse a Inglaterra, que, como afirmó Marcus Smtih, irá a Dublin “a arruinarle la fiesta a Irlanda”.

El destino le ha sido esquivo a Irlanda en los Mundiales: nunca atravesó los cuartos de final. Tuvo dos grandes equipos en estos años. Ambas veces se topó con los Pumas. En 2007 llegó a tierras galas tras ganar la Triple Corona en el Seis Naciones que se llevó Francia, pero en el Parque de los Príncipes se encontró con unos argentinos entonados y con un Juan Martín Hernández brillante. En 2015 había logrado el Seis Naciones pero arribó a Cardiff con varios lesionados –el capitán Paul O’Connell, hoy entrenador de forwards- y el cerebro, Sexton- y esa tarde los Pumas jugaron un partido extraordinario para acceder a su segunda semifinal.

El diagnóstico que hicieron los irlandeses es que en esas ocasiones, como en la última, en 2019, el equipo fue superado por el stress y la ansiedad que le generó ser candidato. Farrell recurrió a un especialista en el tema mental: Gary Keegan, quien se define como “experto en rendimiento”. Su influencia en el equipo y en el staff es determinante para entender el momento del seleccionado irlandés de rugby. Keegan trabajó antes en el fútbol –llevó a Dublin a ganar 5 ligas consecutivas-, en el boxeo y en el yachting (acompañó a Annalise Murphy a ganar la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río 2016).

Simon Easterby, entrenador de defensa de los de verde, dijo que Keegan “llegó y se sumergió en el rugby. No es su primer deporte, pero entiende el juego”. Keegan no suele hablar de rugby con los jugadores ni con el staff. Sus charlas, la mayoría de las veces individuales, giran sobre otras cuestiones, con especial hincapié en la presión. Junto a Farrell les han inculcado a los jugadores a que acepten su rol de candidatos.

Keegan llegó en el Seis Naciones del año pasado. En 12 meses, los cambios son notorios. Farrell se apoya mucho en él. Desde agosto vendrá la prueba máxima: cruzar el Rubicón de los cuartos de final en el Mundial. Esta vez el fixture los pondría frente a los Pumas recién en una hipotética final.