IndyCar: prueba superada para Agustín Canapino en las exigentes calles de Detroit

Agustín Canapino realizó una tarea de menor a mayor en las calles de Detroit: el arrecifeño terminó 14°
Agustín Canapino realizó una tarea de menor a mayor en las calles de Detroit: el arrecifeño terminó 14°

De la adrenalina por ser parte de las míticas 500 Millas de Indianápolis, a cambiar el chip para desandar 100 vueltas en el estrecho circuito callejero de Detroit. El calendario de IndyCar no le ofreces descanso a Agustín Canapino, que toma cada prueba como un desafío en el camino de aprendizaje que desanda en la categoría del automovilismo estadounidense.

El arrecifeño superó las dificultades del exigente circuito y, más allá del 14° puesto del clasificador, su tarea resultó la mejor en las siete fechas en las que tuvo la oportunidad de visitar trazados callejeros, autódromo y óvalos. Un desempeño que se destacó por la dureza de la carrera, pero también porque batalló por posiciones con pilotos de jerarquía, en una nueva muestra de las virtudes y el progreso del piloto del Juncos Hollinger Racing.

Agustín Canapino, de la preocupación por el error en los entrenamientos del viernes a la recuperación y un desempeño destacado
Agustín Canapino, de la preocupación por el error en los entrenamientos del viernes a la recuperación y un desempeño destacado

Las calles de Detroit le enseñaron la fiereza y la dificultad del dibujo a Canapino desde el primer día. Un golpe contra el muro, en el entrenamiento, lo dejó sin tomar parte de la segunda etapa de la práctica. “Cometí un error buscando los límites, toqué los muros y rompí el auto. Mañana, a intentarlo de nuevo y a aprender del error”, relató el viernes, sincero, sin inventar excusas por el desacierto. Una estocada que podía lastimar, porque estaba fresca la frustración por el abandono en las 500 Millas de Indianápolis a falta de ocho giros para el final, luego de protagonizar un trompo, golpear el muro y luego el auto de Patricio O’Ward, un encadenamiento que se inició por esquivar el auto del francés Simon Pagenaud.

Vigésimo en la prueba de clasificación, el undécimo puesto en los entrenamientos animaron a Canapino, que se enseñaba con confianza. El lanzamiento desordenado de la carrera generó una segunda largada y un golpe para Juncos Hollinger Racing: el británico Callum Ilott se montó sobre el auto de Kyle Kirkwood, ganador en Long Beach. Con una estrategia de conservación en el inicio, Canapino ganó ritmo y el primer pitstop lo descubrió 13°, en el giro 33; en la vuelta 68 hizo la segunda detención para cambiar neumáticos y combustible y repitió la posición.

Competitivo, batallando en grupo, junto con el pelotón, viajando al límite, la segunda mitad de la carrera enseñó la peor cara de Detroit. Y Canapino supo enfrentarla. “Gran carrera, terminamos 14 después de largar 20 y realizando varias maniobras de sobrepaso. Tuvimos muy buen ritmo, las paradas fueron buenas… Un gran trabajo del equipo, que recuperó el auto que golpeé el viernes y terminar así es buenísimo para todos nosotros. Estoy muy contento: ahora queda descansar, reponernos y a pensar en Road América. Tenemos una prueba esta semana para continuar con la evolución y el progreso”, comentó el Titán.

Agustín Canapino cumplió con las exigentes 100 vueltas en el circuito callejero de Detroit; el arrecifeño desanda una veloz adaptación a la categoría
Agustín Canapino cumplió con las exigentes 100 vueltas en el circuito callejero de Detroit; el arrecifeño desanda una veloz adaptación a la categoría

Superadas las 40 vueltas comenzó la cadena de incidentes en un circuito callejero que tiene una estrechez que asusta, con los muros asfixiantes. Una pista angosta y con un piso ondulado, que quedó de manifiesto en la largada, cuando los autos parecían flamear. El mexicano Patricio O’Ward, siempre candidato, que arribó a Detroit en el tercer puesto del campeonato, fue rehén de la desazón que le provocó un error de los mecánicos en el pitstop: en la desesperación por recuperar el giro estrelló el Arrow-McLaren contra el paredón. Le siguió un golpe de Graham Rahal, que con el auto detenido no pudo ser eludido por el danés Benjamin Pedersen.

También Canapino protagonizó fricciones y maniobras ajustadas. Primero con Christian Lundgaard, a quien presionó con fiereza y le marcó el territorio para el ingreso de una curva; en juego estaba el puesto 11. La agresividad generó que quien marcó su primera pole en el circuito de Indianápolis, el 12 de mayo pasado, no solo debiera ceder si no que debió tomar la vía de escape para no golpear el auto contra el muro. Más tarde se produjo un pequeño roce en la pulseada con Colton Herta. El estadounidense presionó al arrecifeño, al que se le deslizó al auto en una curva y cambió la trayectoria de manera riesgosa generando un contacto con el piloto del equipo Andretti. El susto por una rotura en el neumático trasero izquierdo fue desestimado rápidamente, porque el auto N°78 mantuvo el ritmo. Desde el pitwall, Ricardo Juncos –dueño del Juncos Hollinger Racing y que es quien maneja la comunicación de radio con el argentino- señaló que dejara pasar a Herta para evitar una posible penalización.

El circuito de Road América, el 18 de junio, la próxima estación de la IndyCar y el nuevo desafío para Agustín Canapino
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Y el desenlace tuvo, fiel al estilo de IndyCar, sus golpes de escena. Romain Grosjean descargó la furia con las dos manos contra su casco, enseñando la tremenda frustración que lo invade por no descubrir el rendimiento y ser actor de varios accidentes; David Malukas también se estrelló contra la barrera de contención. En el relanzamiento, los autos de punta se enredaron: Scott Dixon levantó a Will Power; mientras, Canapino intentó superar al neerlandés Rinus VeeKay y la maniobra le costó perder dos posiciones; atrás, en el fondo del pelotón, Santino Ferrucci y Sting Ray Robb también se enredaron y los comisarios sacaron una nueva bandera amarilla, la última.

Nadie pudo con Álex Palou en el frente, mientras que Canapino completó una carrera exigente y demostró que ya tiene el pulso para entreverarse en las batallas del medio del pelotón, un espacio en donde no existe la tregua.