Independiente: en la despedida de Julio César Falcioni, el Rojo expuso su orgullo y se marchó con una enorme sonrisa

El juvenil Javier Vallejo anotó el 2 a 2 para Independiente y puso zozobra en la Bombonera
El juvenil Javier Vallejo anotó el 2 a 2 para Independiente y puso zozobra en la Bombonera - Créditos: @Santiago Filipuzzi

Después de dar tantos tumbos durante todo el año. Después de soportar los cánticos más hirientes de su propia hinchada y las críticas más feroces por un juego deslucido y un funcionamiento que casi siempre brilló por su ausencia. Después de naufragar por la mitad inferior de la tabla de posiciones y penar en las diferentes copas jugadas. Después de atravesar el que quizás haya sido el período más convulso de la historia institucional del club, Independiente logró darse el gusto de despedir la temporada envuelto en un manto de dignidad.

El 2-2 en la Bombonera que le puso en bandeja el título al eterno rival del barrio, más allá de que Racing no supiera aprovecharlo, pero sobre todo el temple y la disposición expuestos en 90 minutos frenéticos, sirvieron para lavar, al menos en parte, la imagen de un equipo que durante muchos lapsos de 2022 quedó envuelto por las sospechas de un comportamiento oscilante entre la desidia y la ineptitud.

Leandro Fernández celebra el 1 a 0 que convirtió mediante un tiro penal
Leandro Fernández celebra el 1 a 0 que convirtió mediante un tiro penal - Créditos: @Aníbal Greco

Para el orgullo de este Rey de Copas en decadencia, sumido en profundos problemas económicos, estructurales y deportivos, las dudas sembradas en la semana ante una posible actitud displiscente para perjudicar a la Academia significaron una especie de examen final que el Rojo aprobó con buena nota. Si el mandato de la hinchada el domingo anterior había sido ganar “cueste lo que cueste”, el equipo lo asumió dentro de sus indudables limitaciones , y quizás hubiera podido cumplirlo de no mediar la notable actuación de Agustín Rossi.

Independiente repitió ante Boca la mayoría de los parámetros que resultaron una constante durante el año, sin importar quién fuera el conductor desde el banco de suplentes. Por un lado, la fiereza a veces descontrolada de Sergio Barreto en el fondo y Lucas Romero en el medio, le generosidad de Alex Vigo para proyectarse una y cien veces o la de Leandro Benegas para chocar contra los defensores rivales. Por el otro, las dificultades para dominar el juego más allá de ráfagas esporádicas, la ineficacia para definir frente al arco rival, la impericia para cometer faltas evitables en lugares peligrosos del campo (los dos goles de Boca llegaron por esa vía), las ventajas otorgadas en los centros que caen en el área propia y los bajones físicos en la segunda mitad de los partidos.

Esta vez, sin embargo, encontró algunas armas que no siempre han estado presentes. Sobre el césped, fue firme la tarea de Joaquín Laso como hombre libre atrás, cumplió como central zurdo Edgar Elizalde, tuvieron escasas distracciones Vigo y Lucas Rodríguez en los laterales y volvió a destacarse Iván Marcone como volante central, virtudes suficientes para sostener el empuje inicial de Boca, emparejar el partido y ahorrarle sustos a Milton Álvarez. Pero además, y tras aquel arranque tenblequeante, el Rojo mantuvo el orden, y cuando logró superar el golpe del 2-1 marcado por Sebastián Villa y notó que el rival daba muestras de cansancio sumó la decisión de buscar el empate que pareció faltar en otras tardes.

Benegas intenta ante la salida de Rossi; el arquero xeneize impidió el triunfo de Independiente
Benegas intenta ante la salida de Rossi; el arquero xeneize impidió el triunfo de Independiente - Créditos: @Aníbal Greco

También Julio César Falcioni puede sentirse satisfecho. Su ancha sonrisa cuando fue a felicitar a Hugo Ibarra segundos antes de la finalización del partido así lo expresaba. El técnico puede marcharse de su tercera etapa en el club con la frente alta. Ante Boca volvió a sus orígenes en su planteo inicial, con tres centrales como en su primer partido en el ciclo de 2021 (derrota 0-1 contra Lanús en Avellaneda), solo dos volantes netos y la búsqueda de la salida rápida y directa de contraataque, variante que no había practicado desde su regreso en agosto de este año. Pero a diferencia de aquel debut, la línea defensiva se paró en la mitad del campo propio y cuando pudo, el equipo intentó la salida prolija y sin rifar la pelota.

Tras amagar con la renuncia luego de seis encuentros sin victorias al principio de su gestión, el Emperador concluye su vínculo con el club -en realidad, tiene contrato hasta junio de 2023 pero ya aseguró que no pondrá problemas para rescindirlo en diciembre, tal como es el deseo de la nueva dirigencia- con saldo ambivalente.

Nunca logró Falcioni mejorar su casi inexistente “química” con los hinchas (la inclusión del uruguayo Sebastián Sosa en el arco para ayudarlo en su intento de ir al Mundial con su selección colmó el vaso de la paciencia), pero rescató al equipo del fondo de la tabla para llevarlo hasta la mitad. Cosechó 24 puntos en 17 partidos en la Liga Profesional (el 47,05 %), producto de 7 triunfos, 6 empates y 4 derrotas. Quedó lejos de la clasificación para las copas continentales y fracasó en el intento de llegar a la final de la Copa Argentina (victoria ante Vélez y caída por penales frente a Talleres), pero sumó unidades suficientes que al Rojo le serán útiles si los promedios sigue decidiendo la pelea por abajo. Y para terminar, se dio el gusto de poner en aprietos y preocupar al campeón, en su propia cancha y hasta el minuto final.

Independiente salió del doble desafío de la Bombonera con el orgullo intacto. Concluye un año plagado de inconvenientes con una de las pocas sonrisas que pudo dibujar su gente en todo 2022. El equipo luchó, dio la cara, enterró las suspicacias y arrancó un premio que incluso pudo ser mayor. Algo es algo cuando las luces son tenues; el presente, modesto; y el futuro, un gigantesco signo de interrogación.