El aporte de Ronaldo al Manchester United: quita más de lo que da

Cristiano Ronaldo del Manchester United durante un partido de la Premier League entre Brighton & Hove Albion. (Foto: Matthew Ashton - AMA/Getty Images)
Cristiano Ronaldo del Manchester United durante un partido de la Premier League entre Brighton & Hove Albion. (Foto: Matthew Ashton - AMA/Getty Images)

Probemos con algo distinto esta semana: un viaje a través del fútbol moderno en tres historias (vagamente relacionadas) que involucran a Cristiano Ronaldo.

1. El romance es una calle de un solo sentido

La historia, como terminó por contarse, fue la que la gente quiso escuchar, la versión que necesitaban creer. Y dice así: Cristiano Ronaldo, el querido egresado del Manchester United, había intentado diseñar una maniobra para irse al Manchester City, el odiado rival de su alma mater, porque el peso atómico de la ambición es mayor al del afecto, y más bien solo había accedido a regresar a Old Trafford en el último momento.

Sin embargo, más allá de ese resumen básico, hubo algunos hechos con los cuales decorar la historia. Estos asuntos casi no se desarrollan en público. Son furtivos y clandestinos, se llevan a cabo en la distancia y los susurros. Nadie muestra su mano, declara sus motivos, los priva de una negación plausible. No tienen que hacerlo. Las teorías y las conjeturas se derraman en el vacío.

Por lo tanto, en cuanto Ronaldo tuvo su reencuentro, los pocos hechos que había a la mano fueron analizados, evaluados y torcidos para que se ajustaran. Así, el coqueteo fue retratado nada más como un ardid, un City seducido para que el United pudiera atacar. Rio Ferdinand, un excompañero de Ronaldo, y Alex Ferguson, su mentor de toda la vida, habían intervenido no para mostrarle el error de su actuar, sino para sacar al United de su sopor con un chasquear de dedos. El City pudo haberle hecho voltear la cabeza, pero solo el United podía ganar su corazón.

Durante buena parte del último año, ha habido algo que podría ser descrito con generosidad como un “debate” sobre los méritos de la restauración de Ronaldo en el Manchester United. Por supuesto, nunca ha habido nada de eso. En cambio, ha habido dos grupos de personas vociferando vagamente entre sí dos conversaciones completamente distintas, ninguna de las cuales es muy interesante.

Una de esas conversaciones gira en torno a si Ronaldo, a sus 37 años, sigue siendo un buen jugador —una versión reducida de sus mejores años, claro está, pero una que, a pesar de todo, es la de un goleador de una eficacia extraordinaria— y la respuesta es que sí, sin duda: uno de los mejores de todos los tiempos sigue siendo un buen jugador.

La otra gira en torno a si con Ronaldo, a sus 37 años, el Manchester United es un mejor equipo —no perfecto, claro está, sino más fuerte de lo que podría ser sin él— y la respuesta es que no, sin duda: no lo es, en buena parte porque su presencia provoca que el equipo juegue de una manera para la cual no está especialmente preparado y la cual no tendría una eficacia inmensa, aunque así fuera.

A pesar de que involucran a las mismas personas, esas conversaciones no están relacionadas. Las dos ideas no se contradicen entre sí: Ronaldo es un buen jugador, pero hace que el Manchester United sea una unidad menos sólida. De hecho, estas ideas son de una simpleza impactante y pueden existir de manera simultánea.

Sin embargo, el punto en el que ninguna de las partes dudó fue en que Ronaldo se había sentido atraído para regresar a Old Trafford gracias a un vínculo indeleble. La versión de la historia que la gente quería escuchar se había aceptado como un hecho. Incluso su salario, poco más de 500.000 dólares a la semana, fue considerado menos relevante que la historia, la nostalgia, el romance que era todo el asunto.

Hasta la semana pasada, cuando resultó que Ronaldo le había informado al United de su deseo de irse. No en público, claro está; la negación plausible sigue siendo fundamental. En cambio, como siempre, se ha permitido que unos pocos hechos escuálidos hayan salido a la superficie.

Cristiano Ronaldo consiguió con el Real Madrid el trofeo de la Liga de Campeones de la UEFA de 2018. (Foto: VI Images a través de Getty Images)
Cristiano Ronaldo consiguió con el Real Madrid el trofeo de la Liga de Campeones de la UEFA de 2018. (Foto: VI Images a través de Getty Images)

A Ronaldo no le ha impresionado la actividad del United en el mercado de transferencias. Le ha disgustado la noticia de que no le pagaran lo que le habrían pagado si el club con una de las escuadras más caras que se hayan ensamblado en la historia hubiera terminado como uno de los mejores cuatro equipos de la Liga Premier. Más que nada, Ronaldo quiere jugar en la Liga de Campeones los días que queden de su carrera.

El último hecho tal vez no solo es el más convincente, sino el más ilustrativo. No hay ninguna razón para dudar de la idea de que Ronaldo ha querido a todos los clubes que ha representado: el Sporting de Lisboa, el Manchester United, el Real Madrid y la Juventus. Sin embargo, su vínculo más fuerte no es con un equipo, sino con un torneo.

Ronaldo es una criatura de la Liga de Campeones. Ahí ha forjado su leyenda. Como el máximo exponente de la Liga de Campeones, buscó superar a su gran rival, Lionel Messi. Es la competencia por la que se le juzga y por la cual él se juzga a sí mismo. Un club, cualquier club, solo le sirve si le permite mantener esa relación, profundizar esa conexión. En cuanto no lo puede hacer, como se está enterando el United, Ronaldo no tarda en cortar lazos.

2. Las lecciones no se aprenden.

De todos los problemas que enfrentó el Manchester United la temporada pasada, el nivel de Luke Shaw estuvo considerablemente abajo en la lista (por ejemplo, no estuvo ni cerca del problema titulado: “Cómo jugar una versión del fútbol moderno con un delantero legendario que nada más no —no porque no puede, sino porque no quiere— presionar”). Nadie vio cómo el Manchester United se tambaleaba en la Liga Premier y dijo: “Claro, el problema está en el nivel del lateral izquierdo”.

Frenkie De Jong during the match between FC Barcelona and Villarreal CF, corresponding to the week 38 of the Liga Santander, played at the Camp Nou Stadium, in Barcelona, on 22th May 2022. (Photo by Joan Valls/Urbanandsport /NurPhoto via Getty Images)
Frenkie De Jong during the match between FC Barcelona and Villarreal CF, corresponding to the week 38 of the Liga Santander, played at the Camp Nou Stadium, in Barcelona, on 22th May 2022. (Photo by Joan Valls/Urbanandsport /NurPhoto via Getty Images)

Sin embargo, la primera contratación de Erik ten Hag como entrenador en Old Trafford fue un lateral izquierdo: para ser más exactos, Tyrell Malacia, proveniente del club neerlandés Feyenoord. Parece que pronto a Ten Hag se le sumarán Lisandro Martínez, un defensa argentino; Christian Eriksen, un mediocampista danés; Frenkie de Jong, actualmente en el Barcelona; y es posible que incluso el delantero brasileño Antony.

Por supuesto que el punto en común es que todos se hicieron de un nombre en el mismo lugar. En este momento, Martínez y Antony juegan en el Ajax, el equipo de donde el United tomó a Ten Hag. De Jong fue el eje central del equipo del Ajax al que Ten Hag estuvo como a 30 segundos de llevar a la final de la Liga de Campeones. Eriksen salió de ahí, hace más de una década. Ten Hag había considerado firmar a Malacia cuando todavía trabajaba en el Ajax.

No hay ninguna razón para creer que cualquiera de estos jugadores vaya a ser algo distinto de un éxito. Martínez es un internacional argentino con cierta reputación. De Jong es uno de los mejores mediocampistas del mundo. Eriksen tiene una facilidad para mejorar todos los equipos que cuentan con él y lo ha hecho durante más de una década. Por instinto, todos deberían comprender lo que quiere Ten Hag.

Por lo tanto, en cierto nivel, el Manchester United está haciendo justo lo que debería hacer: reclutar jugadores que se acomoden, con una suavidad aterciopelada, a la manera en que su entrenador hace las cosas. En otro, es un club que repite los mismos errores de siempre.

Ten Hag tan solo fue nombrado después de una larga y cuidadosa búsqueda por Europa para encontrar a un potencial sucesor de Ralf Rangnick. Él llegó en un momento en el que el United estaba ansioso por representarse como un club que estaba instituyendo una especie de reinicio cultural. En la actualidad, el club tiene uno de los principales científicos de datos. Cuenta con varias decenas de directores deportivos. Desea ser visto como una especie de lugar muy moderno.

Y, a pesar de todo, no cabe la menor duda de que el United se ha dispuesto a fichar a media docena de futbolistas que solicitó específicamente su nuevo director técnico. No hay un pensamiento a largo plazo. No se busca una identidad nuclear.

3. La verdad, ajustada a las circunstancias actuales.

El Barcelona ha dejado muy en claro que no quiere vender a De Jong. También debe estar diciendo la verdad, porque lo repite, una y otra vez. “Sabemos que tiene ofertas”, dijo la semana pasada el presidente del club, Joan Laporta. “El club no tiene ninguna intención de venderlo”.

BARCELONA, SPAIN - MAY 22: Frenkie De Jong of FC Barcelona warms up prior the LaLiga Santander match between FC Barcelona and Villarreal CF at Camp Nou on May 22, 2022 in Barcelona, Spain. (Photo by Eric Alonso/Getty Images)
BARCELONA, SPAIN - MAY 22: Frenkie De Jong of FC Barcelona warms up prior the LaLiga Santander match between FC Barcelona and Villarreal CF at Camp Nou on May 22, 2022 in Barcelona, Spain. (Photo by Eric Alonso/Getty Images)

Solo en caso de que con esa claridad no bastara, Laporta lo reiteró unos días después. O algo por el estilo, en todo caso. “Frenkie de Jong no está a la venta”, mencionó. También dijo: “Es jugador del Barça y, salvo que tengamos la necesidad o el interés de venderlo”, no lo haremos. Además: “Si en determinado momento nos interesara, nos lo plantearíamos”.

Por lo tanto, todo esto vuelve un poco extraño que en este momento el Barcelona y el Manchester United estén negociando una transacción que podría involucrar —en un nivel fundamental y básico— que el Barcelona, pues… venda a De Jong. Incluso se ha concretado una cifra, según noticias publicadas, una que le devolvería al Barcelona casi todo el dinero que le pagó al Ajax por fichar a De Jong hace tres años. Tal vez Laporta solo está contando una historia que cree que quieren escuchar los aficionados.

Sin duda, es una posibilidad más atractiva que la otra historia que se podría contar sobre el Barcelona, en la que se está retrasando la transferencia de De Jong porque el club le debe dinero —De Jong ha aplazado parte de su salario para aliviar los problemas financieros del Barcelona y se podría suponer que quiere saber cómo se saldará la deuda antes de irse— y en la que Laporta ha sugerido, de una forma razonablemente críptica, que la única manera para que el futbolista se quede es que acepte una reducción salarial (Laporta lo ha llamado un “ajuste”).

Más o menos durante el último año, esta se ha vuelto una maniobra bastante estándar del Barcelona. Les ha pedido a los miembros de su escuadra que renegocien los términos de su salario de tal manera que ayuden a estabilizar las finanzas del equipo. La mayoría —hay que darles un gran reconocimiento— ha accedido. Pocos parecen haber objetado cuando el club ha gastado de inmediato para agregar todavía más jugadores al plantel y a su nómina.

En algún momento, los jugadores entrarán en razón, por supuesto. No está claro, incluso ahora, por qué alguien firmaría con un club que se ha hecho al hábito de no cumplir sus obligaciones contractuales, de declararse pobre frente a sus empleados actuales mientras busca nuevos, de arriesgar su futuro a largo plazo porque se niega, de manera categórica, a escuchar la historia que necesita, en vez de la que quiere, escuchar.

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