Guardiola, el constructor del sueño

Estambul, 10 jun (EFE).- Se terminó el fracaso. Se acabó la maldición. Llegó la tercera. Pep Guardiola, criticado año tras año por no ganar la competición de clubes más complicada de todas, ya tiene por fin su preciada Champions League post Barcelona y acompañada del dulce más ansiado de todos: el triplete.

El segundo trébol de títulos, tras el que consiguió con los blaugrana en 2009. Igualando la marca de Alex Ferguson con el Manchester United en 1999 y consagrándose como el mejor entrenador del mundo y seguramente de la historia.

Poco le podrán echar ya en cara al de Sampedor, que incluso con la 'Orejona' aún caliente en las manos no cambió el discurso: "La Champions es una moneda al aire. Es jodidamente difícil de conseguir", aseguró el técnico español, ese que está igualado con Bob Paisley y con Zinedine Zidane con tres y a solo una de Carlo Ancelotti.

Una vez quitada esa mochila de presión con la que Guardiola camina desde que diera el paso del Barcelona B al primer equipo y revolucionara Can Barça y el fútbol mundial con el equipo del 'Sextete', ¿cuál es el límite?.

En Mánchester tiene todos los ingredientes para su pócima del éxito. Un club que confía en él, con una hucha ilimitada y con algunos de los mejores jugadores del mundo, que además han cicatrizado todas sus heridas. Solo una posible sanción de la Premier League y consecuentemente de la UEFA, por las 115 irregularidades financieras que supuestamente han cometido, podría pararles.

Desde su llegada en 2016, Guardiola ha refinado poco a poco la fórmula, hasta el punto de por fin lograr el triplete. Premier League, en la que remontaron una desventaja de ocho puntos al mejor Arsenal de las últimos dos décadas, FA Cup, ganando el primer derbi de Mánchester en la historia de la competición, y Champions League, la primera desde que el club fue fundado.

Mucha gente achaca el éxito del City, y por ende de Guardiola, únicamente al dinero, pero otros clubes, como el Paris Saint Germain, también son multimillonarios, o incluso el Manchester United, un equipo que les iguala en gasto, y estos no tienen los mismos éxitos que el City desde la llegada de Guardiola.

El español ha ganado cinco de las seis Premier League en las que ha participado, dos de siete FA Cups y cuatro de siete Copas de la Liga. Se ha desmarcado como el segundo entrenador con más títulos estrechando el cerco de Ferguson, que aún tiene una cómoda ventaja, y ha cambiado el rumbo del fútbol inglés.

Guardiola representa el mayor éxito de la apertura de Inglaterra a la influencia extranjera. No fue el primero en llegar, pero sí el que ha elevado el nivel de toda esta liga, que ha pasado de jugar al pelotazo con los Sam Allardyce y Sean Dyche a tocar el balón.

Mauricio Pochettino, Jurgen Klopp, Antonio Conte, Mikel Arteta, Erik Ten Hag son solo algunos de los ejemplos que han acompañado a Guardiola en el fútbol inglés. Los mejores clubes del país están en manos extranjeras y mucha culpa es suya.

Desde su regla de los 15 pases para reconstruir al equipo, hasta la posición de Leo Messi como falso nueve, el 3-7-0 contra el Santos en el Mundialito de Clubes, la reconversión de Phillip Lahm y John Stones al centro del campo, la incorporación de Erling Haaland, la recuperación de Jack Grealish, el primer fichaje de Ilkay Gundogan, el palo y la zanahoria a Phil Foden... Son incontables los aportes de este hombre a este deporte, que cuando esta noche se vaya a dormir -si duerme- tendrá la conciencia tranquila de que nadie podrá echarle en cara que no ha ganado la Champions con uno de los clubes más ricos del mundo. Manuel Sánchez Gómez

(c) Agencia EFE