Gonzalo Montiel, el especialista en penales que surgió cuando River erraba varios: les dio títulos a la Argentina y Sevilla

Los héroes de Sevilla en la final en Budapest: Montiel se abraza con el arquero Bono, que atajó dos
Los héroes de Sevilla en la final en Budapest: Montiel se abraza con el arquero Bono, que atajó dos - Créditos: @VLADIMIR SIMICEK

El fuerte romance de Sevilla con la vieja Copa UEFA y la nueva Europa League se renovó con la seducción argentina en los penales. Una final eterna en Budapest, ante 62.500 hinchas, de más de 140 minutos si se suman los 90, los 30 del suplementario y los que se adicionaron en cada tiempo, en el 1-1 ante Roma. Una definición XXL, que fue potenciando el cansancio, los nervios, la incertidumbre, la agonía. Solo los penales podían darle un corte a tanto suspenso. En ese clímax, la mentalidad fría de los ejecutantes argentinos hizo la diferencia. Tres de las cuatro conversiones salieron de los pies de Lucas Ocampos, Erik Lamela y Gonzalo Montiel. El orden de los apellidos lleva implícito un guiño del destino: “Cachete” Montiel a cargo del remate que podía decidir la historia, como ocurrió en el Mundial. Y lo de Doha tuvo réplica en el estadio Puskas Arena. Argentina campeón, Sevilla campeón, con Montiel como responsable de una explosión de euforia, de un baño de gloria.

Pose similar, igual eficacia; en la final del Mundial y de la Europa League, Montiel convierte el penal que definieron las series
Pose similar, igual eficacia; en la final del Mundial y de la Europa League, Montiel convierte el penal que definieron las series - Créditos: @Denes Erdos

El hechizo de Montiel con los penales parecía romperse, porque el disparo abierto, hacia la derecha, fue despejado por Rui Patricio. No tuvo mucho tiempo para lamentarse el lateral derecho, socorrido en esta ocasión por la tecnología. El VAR determinó que el arquero se había adelantado: tenía los dos pies varios centímetros fuera de la línea. En la repetición, Montiel no falló. Dentro del reglamento, volvió a ser infalible. Esta vez cruzó el remate y, como en el Lusail, salió corriendo hacia su derecha para la celebración. Ahora no se tapó el rostro con la camiseta para cubrir las lágrimas, sino que en su gesto habitualmente adusto se dibujó la sonrisa más amplia de la que es capaz para recibir la avalancha de sus compañeros.

Montiel se empieza a transformar en el arma letal de las definiciones. Un elegido. Iba a ejecutar el quinto, pero ante la posibilidad de cerrar la serie en el cuarto -Roma había fallado dos-, se adelantó en la lista y puso el broche. Su compañero Lamela lo ve como un predestinado: “Cachete está tocado por una varita. Entre los argentinos habíamos dicho ‘mirá si le toca de vuelta’. Y fue así, increíble. Se lo merece porque es un gran pibe, lo quiero un montón. Buena gente, luchador, dámelo siempre, lo quiero en mi equipo”.

Entre Rakitic y Navas levantan la Europa League en la ceremonia de premiación
Entre Rakitic y Navas levantan la Europa League en la ceremonia de premiación - Créditos: @ODD ANDERSEN

Montiel se transformó en un especialista surgido de la necesidad que en un momento tuvo River. Corría 2020 y el equipo de Marcelo Gallardo venía de desperdiciar varios penales. Le volvió a ocurrir con Rafael Santos Borré, en un 2-0 a Nacional (Uruguay) por la Copa Libertadores. El problema ya era casi un trauma. En esa victoria, hubo un segundo penal y lo pidió Montiel. Asunto resuelto. “Montiel se tuvo confianza, agarró la pelota y pateó. Lo hizo muy bien. Venimos fallando muchos penales, no quiero que eso afecte el ánimo de los futbolistas y genere frustración para desarrollar nuestro juego. A partir de ahora, el encargado va ser Montiel”, dijo Gallardo aquella noche de octubre de 2020.

Y Cachete lleva un 100 por ciento de eficacia en 10 penales, tanto en partidos como en tandas de definiciones: con River, ante Cruzeiro, Nacional, Rosario Central, Colón, Fluminense, Aldosivi y Boca; con el seleccionado, frente a Países Bajos y Francia, y con Sevilla, ante Roma.

Lo más destacado de la final Sevilla 1 (4) - Roma 1 (1)

Montiel es hombre de pocas palabras, escueto, pero en su segundo año en Andalucía ya se le está pegando el acento. Cuando un periodista lo invitó a equiparar su acierto en el Mundial con este en la Europa League, puso en claro que “son campeonatos distintos”. En cualquier caso, se reconoció como un “privilegiado” por haber vivido las dos experiencias. “Antes de patear me vino a la cabeza lo del Mundial”, expresó Montiel.

Así como en el seleccionado es más suplente de Nahuel Molina que titular, en Sevilla muchas veces debe esperar detrás de una gloria del club como el capitán Jesús Navas (37 años), a quien reemplazó a los cuatro minutos del primer tiempo del suplementario.

Rui Patricio se resigna, y Gonzalo Montiel empieza el festejo de Sevilla tras anotar el penal decisivo
Rui Patricio se resigna, y Gonzalo Montiel empieza el festejo de Sevilla tras anotar el penal decisivo - Créditos: @GOAL LEFT - JUSTIN SETTERFIELD

Montiel disfruta de su primer título en Sevilla, un club doctorado en la segunda copa europea de clubes: salió vencedor en las siete finales que disputó en un período de 17 años. Ni siquiera José Mourinho -muy enojado con el árbitro inglés Anthony Taylor, no se colgó la medalla y se la arrojó a un hincha en la tribuna- pudo romper el mimetismo de Sevilla con la Europa League. El entrenador portugués había vencido en sus cinco finales europeas (dos Champions, dos League y una Conference).

La conquista de Sevilla alcanza a otros jugadores argentinos: Lamela, Ocampos, Marcos Acuña (ausente por suspensión en la final) y Alejandro “Papu” Gómez, que fue suplente y seguramente se alejará al final de la temporada.

La palabra de Montiel

El concepto de “familia” está incorporado y se lo practica en el plantel argentino campeón del mundo. Montiel tuvo una mención especial para Paulo Dybala: “Le quiero mandar un saludo porque hizo un gran partido, además de ser muy buena persona”. El cordobés fue uno de los más desconsolados tras el final. No contuvo el llanto.

Dybala pudo ser el héroe, a pesar de que llegó mermado físicamente por una lesión muscular. Mourinho jugó al despiste en los días previos, dijo que no estaba para más de 20 o 30 minutos, con lo cual se suponía que iba a ingresar en el segundo tiempo. Pero fue titular y puso en ventaja a Roma con una gran definición cruzada de zurda, tras filtrarse en el hueco entre el lateral y el zaguero central derechos. La “Joya” en su mejor versión.

Tuvo otras intervenciones destacadas en un equipo que no lo acompañó mucho en la ofensiva. Terminó jugando 67 minutos, el cuerpo le aguantó hasta los 22 del segundo tiempo. Después sufrió en el banco y la desazón lo invadió cuando se esfumó la chance de que ganara su primer título continental cuando está próximo a cumplir 11 años en el calcio entre Palermo, Juventus y Roma.

Sevilla, que había empatado con un gol en contra de Gianluca Mancini en el desvío de un centro, se lleva la Europa League hasta cuando menos lo anuncia. A finales de marzo, nadie podía imaginar este presente. El escepticismo y la preocupación eran las sensaciones dominantes. Había sido despedido Jorge Sampaoli, que si bien había superado los octavos de final ante Fenerbahce, tenía al equipo al borde del descenso en la Liga de España. El entrenador argentino no tenía buen ambiente en el plantel. Se notó el cambio con su reemplazo por José Mendilibar. Lo reconoció el arquero Bono, decisivo también en los penales al atajar los de Mancini e Ibáñez: “Hay un antes y un después con Mendilibar. Llegó y nos hizo las cosas fáciles. Los chicos se sintieron más libres y contentos en el día a día. El fútbol es de los futbolistas. No hay que buscar más”.

Montiel también admitió que hubo que levantarse desde muy abajo: “Fue una temporada dura y complicada. Pudimos salir adelante, siempre fuimos positivos y tiramos juntos para adelante. Con Mendilibar mantuvimos una idea clara de juego”.

Sevilla repuntó en la Liga y dio los campanazos al eliminar a Mancheter United y Juventus para llegar a la final. En su territorio favorito, no falló, parece conocer todos los secretos. Orgullo competitivo, templanza, piel de campeón. No le falta nada, y menos si tiene a Montiel para el último penal.