Golf bajo el agua: el torneo que siempre sorprende y deja semidesnudos algunos jugadores

Han sido semanas singulares en el PGA Tour de golf. Primero fue en el TPC de Scottsdale, Arizona con su emblemático par 3 del hoyo 16, allí donde se congregan nada menos que 20.000 personas que le dan un clima propio de un estadio de fútbol. Claramente el hoyo más ruidoso del mundo. En la tercera jornada, se desató un auténtico pandemonium cuando Sam Ryder concretó un hoyo en uno y disparó una lluvia de vasos y latas de cerveza que generaron un marco atípico en el green y sus alrededores. Una euforia desmedida, pocas veces vista y que nada tiene que ver con la corrección habitual y las normas de respeto que se ven en una cancha de golf.

Luego, en la jornada final de The Genesis Invitational, fue Patton Kizzire el que se ganó los aplausos por su inventiva. En uno de los hoyos, la pelota le quedó pegada a un búnker y era imposible posicionarse para poder ejecutar un golpe normal, o medianamente. Pero no se rindió y le buscó la vuelta. Primero lo imaginó y después lo llevó a cabo. Tomó el pitch y pegó...¡de espaldas! Tomando el palo con una mano. Casi como un backhander de polo. El chip no fue todo lo preciso que hubiese deseado y se le fue largo respecto del hoyo tras rodar y rodar. Pero la magia continuaría para Kizzire: embocó un putt desde unos 12 metros para salvar el par. ¡Brillante!

Un certamen, realizado en The Riviera Country Club, Palisades, California, que fue ganado de punta a punta por el ascendente chileno Joaquín Niemann, de 23 años, con 265 golpes (-19) y quien recibió el premio de manos de Tiger Woods, su ídolo de siempre.

Ahora los aficionados al golf esperan el Honda Classic. Que se disputa en la cancha del PGA National, de Palm Beach Gardens, en Florida, con 8 millones de dólares en premios.

Una cancha donde se han registrado innumerables situaciones curiosas por caídas al agua. El campo de juego ofrece muchos hoyos rodeados por lagos y en varias ocasiones se vio a los protagonistas en momentos delicados, teniendo que pegar desde el barro o directamente a nivel del agua. Incluso, se hizo casi una costumbre ver a los jugadores quedando en calzoncillos, o con los pantalones arremangados y descalzos. Jugadores de menor relieve o consagrados, como Ernie Els. Todo sea por evitar quedar mojados en exceso, o con barro, en el resto de la vuelta.

Un torneo que permite, claro, demostrar las destrezas de los jugadores y en el que muchos han terminado con los pies y más mojados.

El último campeón fue el californiano Matt Jones. Un certamen que se realiza desde 1972 y que tiene como ganadores, entre otros, a Jack Nicklaus, Lee Trevino, Tom Kite, Hale Irwin, Fred Couples, Mark O’Meara, Padraig Harrington, Rory McIlroy y Justin Thomas.

The Honda Classic siempre promete buen golf y por qué alguna otra situación comprometida para los jugadores. Le pasó en 2021 al estadounidense Wesley Bryan, que terminó en el fango, en calzoncillos, jugando a buena de la manera que fuera. Sabía de las dificultades de la cancha, pero no pudo evitar ser uno de los que, temporada tras temporada, se van incorporando a las víctimas de ese campo de golf.

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