El laberinto de Simeone

Madrid, 14 ene (EFE).- Sólo seis victorias en sus últimos 18 compromisos delatan el momento más bajo de la era Diego Simeone, dentro de un laberinto cuyas rutas exploradas hasta ahora no han resuelto el desplome que sufre su equipo desde hace meses, sumido en un fallo general que lo hace desconocido en defensa, expuesto al daño permanente, sin individualidades concluyentes que sostengan el bajón colectivo, sin soluciones tácticas ni certezas, y, sobre todo, sin la contundencia ni el equilibrio que considera tan crucial el técnico argentino.

El despropósito de la semifinal de la Supercopa de España contra el Athletic Club (1-2) puso de nuevo en evidencia al equipo rojiblanco, pero, sobre todo, ya a estas alturas del curso, en enero y con 28 partidos oficiales ya disputados, incidió en la ausencia de soluciones que repongan al Atlético en el nivel que se le presupone en cada una de sus líneas. En todo su conjunto. Ni es fiable atrás, ni resolutivo arriba, ni rotundo en el medio.

Ha ganado sólo tres de sus nueve duelos más recientes -uno de ellos al Rayo Majadahonda en la Copa del Rey, dos categorías por debajo-. Y ha perdido cinco encuentros en ese recorrido. No es sólo puntual, sino que agrava -y traslada a la actualidad- una secuencia insistente de defectos que lo han dirigido al momento que vive en el presente: fuera de la pugna por el título de LaLiga Santander, centrado en clasificarse para la Liga de Campeones, fuera de la Supercopa de España, a todo o nada el próximo miércoles en la Copa del Rey ante la Real Sociedad en el Reale Arena y en octavos de la Champions, donde lo aguarda el Manchester United.

Hay muchos porqués de tal situación. Nunca antes se observó, con Simeone al mando, un tramo tan largo de dificultad. Siempre duró menos. Siempre hubo una reacción. Ni hubo tantas dudas a su alrededor. Ahora, por el momento, no ha logrado detener la caída del equipo, que se remonta a meses atrás, incapaz de vencer más de dos partidos seguidos en toda la temporada, cuando la regularidad -o la fiabilidad- eran una constante en el equipo desde que asumió el cargo hace una década.

El técnico le ha dado vueltas a los sistemas. Del 5-3-2 que tanto resultado le dio el pasado curso, cuando fue campeón de la Liga y con el que tenía ideado jugar al principio de esta campaña, al 4-4-2 o al 5-4-1 o, incluso, al 4-3-3 en el duelo que unió en ataque desde el principio a Joao Félix, Luis Suárez y Antoine Griezmann como 'tridente' (2-2 contra la Real Sociedad). Ninguno le ha aportado la solución extendida en el tiempo que esperaba. Han funcionado todos a ratos, no lo han hecho también en otros muchos. También ha explorado planteamientos diversos, pero ninguno ha extendido ni en el tiempo ni en los resultados las pretensiones de victorias.

"Venimos luchando y trabajando para mejorar nosotros. Estoy en esa búsqueda de seguir mejorando las cosas buenas que veo en el equipo y, a partir de ahí, no alejarme, seguir al equipo lo que me pide y que entiendo que puede hacer bien", decía Simeone el pasado domingo, después del 2-2 contra el Villarreal, que desfiguró al Atlético durante una hora hasta que cambió al 5-3-2 con el que salió este jueves... pero tampoco dio resultado.

28 PARTIDOS, 12 VICTORIAS... Y 26 ONCES DIFERENTES

En esa reinvención para encontrar la dimensión que necesita y exige el Atlético, pero que aún no tiene, muy por debajo de las expectativas que alentó el diseño de su plantilla, culminado con la llegada de Antoine Griezmann, Simeone ha variado su alineación con insistencia, sin consolidar ninguna como tipo, como sí hizo la pasada campaña, porque ninguna tampoco le ha dado la regularidad de victorias, lo más importante de todo.

En los 28 partidos oficiales hasta la fecha (12 victorias, 7 empates, 9 derrotas, 46 goles a favor y 36 en contra entre LaLiga, la Liga de Campeones, la Copa del Rey y la Supercopa de España), Simeone ha configurado 26 alineaciones diferentes, la última este jueves contra el Athletic Club.

Sólo en dos ocasiones salió con el mismo once, Una fue de forma consecutiva, cuando perdió 0-1 con el Milan y ganó 1-4 al Cádiz (Oblak; Llorente, Savic, Giménez, Hermoso, Carrasco; De Paul, Koke, Lemar; Griezmann y Suárez), justo antes de entrar en la peor racha de derrotas en la Liga de toda la era Simeone, porque luego cayó de manera sucesiva en el campeonato con el Mallorca, el Real Madrid, el Sevilla y el Granada.

Y otra vez coincidió en dos alineaciones con un partido entre medias, cuando se impuso por 3-0 al Real Betis, quizá su encuentro más completo de toda la temporada, y empató 3-3 en Valencia, cuando ganaba 1-3. Era finales de octubre y principios de noviembre. Entonces jugó ambos duelos con Jan Oblak, en la portería; Trippier, Savic, Giménez, Hermoso y Carrasco, en la defensa; De Paul y Koke, en el medio centro; Correa y Griezmann, por delante para completar una especie de cuadrado; y Luis Suárez, en la delantera. En el resto de choques de esta campaña, fueron todos equipos titulares diferentes.

También ha incidido en la concentración, en los aspectos tácticos defensivos, en dónde y cómo despejar, en el tiempo exacto que quiere que sus futbolistas busquen la anticipación, cuándo debe replegarse, en las coberturas, en la forma de defender las acciones a balón parado... En cada uno de los mecanismos atrás del equipo para afinar un bloque desajustado, con todo lo que supone eso en un conjunto de Simeone, tan exhaustivo en esa condición inigualable que tuvo en el pasado de cómo ocupaba los espacios. Eso es hoy historia.

"La contundencia y la falta de agresividad dentro del área nuestra nos hizo perder una oportunidad linda de jugar la final", enfocó el jueves Simeone tras la remontada del Athletic. "Necesitamos mejorar la agresividad dentro de las áreas", reiteró en declaraciones a 'Movistar'. "Es difícil entrenarlo en un campo que no hay gente. El problema es cuando hay gente, está la responsabilidad, la intensidad crece... En esas situaciones estamos claramente siendo débiles", abundó. "Una pena que la falta de agresividad nos prive de estar en lugares más importantes", remató.

OCHO GOLES EN CONTRA CON ORIGEN EN EL BALÓN PARADO

Los dos goles fueron la consecuencia del paso adelante del Athletic con 1-0 en contra, pero también de todas las asignaturas pendientes que se amontonan en el curso actual de Simeone, empezando por una defensa en la que echa de menos ahora a Stefan Savic, lesionado, pero que no rinde como antes ni con él ni sin él, entre una cantidad de errores impropios del equipo que fue campeón de la Liga el pasado mes de mayo y que ahora no se reconoce a sí mismo.

Un dato es impactante: de los últimos 21 encuentros oficiales que ha disputado, Jan Oblak sostuvo su portería a cero nada más en cinco. Un 23 por ciento. En toda la era anterior, restando esos 21 duelos más recientes, promedió más del doble: un 52 por ciento.

Los córner -o las faltas laterales- son un jeroglífico defensivo hoy para el Atlético, que ha encajado ocho goles con origen en el balón parado: tres de saques de esquina con cabezazo directo; una de un córner con dos remates; otra en un rechace, como anoche contra el Athletic Club; dos de sendos testarazos de faltas centradas al área y una de Alexander Isak para la Real Sociedad en un tiro directo.

En el duelo de la Supercopa de España contra el conjunto bilbaíno, el Atlético mantuvo su forma de defender los córner. El cuerpo técnico sitúa dos futbolistas en zona (este jueves eran Joao Félix y Giménez) y seis marcadores al hombre (Koke, Correa, Hermoso, Lodi, Vrsalljko y Kondogbia o De Paul, que entró después por el medio centro francés), con Koke en la vigilancia sobre Yeray Álvarez, autor del 1-1, y Mario Hermoso sobre Íñigo Martínez. Ambos, con su poderoso remate, les ganaron la partida en todos los saques de esquina o faltas laterales del segundo tiempo, llegaran o no al remate, aunque sí lo hicieron tanto en el 1-1 como en el 1-2 que provocó el rechace. Lemar era el designado para la salida. Y Carrasco esperaba arriba al contragolpe.

Pero no es sólo una cuestión de estrategia defensiva, porque el Atlético falla en muchos otros aspectos. Sus dudas se disparan también cuando un equipo rival les presiona arriba la salida de su pelota. En el estudio que hacen sus adversarios sobre el conjunto rojiblanco, esa es la principal novedad respecto a otros tiempos con la que descubren un defecto demasiado visible cuando alguien lo aprieta en su territorio. El Milan, el Oporto, el Villarreal... Hay ejemplos recientes que exponen al equipo en esa faceta, que tampoco ataca ni presiona con la determinación que debe, alejado de toda la evolución que demostró la pasada temporada.

"Cuando hemos subido el ritmo a la hora de atacar y estamos más arriba nos sentimos más cómodos. Y así ha sido. Cuando se ha visto al equipo mucho más cómodo fue cuando estaba atacando y cuando tenía el balón en campo contrario. Eso es lo que somos nosotros y tenemos que intentar lograrlo en el resto de la temporada", dice Koke, el capitán, sobre una certeza que sí existió en 2020-21 y en 2019-20.

Entonces, hace dos años, el Atlético se enfrentó a lo desconocido, alertado porque se fue al parón de la competición por la Covid-19 fuera del objetivo indispensable de la Liga de Campeones, y resurgió con la presión alta, con su tendencia a jugar en el campo contrario, donde indudablemente mejor se desenvuelve.

OTRA PRUEBA DE FUEGO EN LA COPA SIN GIMÉNEZ... Y A LA ESPERA DE SAVIC Y GRIEZMANN

Ya eliminado de la Supercopa de España, el Atlético mira a su siguiente desafío: la Real Sociedad en el Reale Arena, el próximo miércoles en los octavos de final de la Copa del Rey a partido único. No hay términos medios para el equipo rojiblanco, que se asoma al abismo del fracaso en cuanto transcurren todas las competiciones. Le queda la Copa. Y la Champions. Y clasificarse para la próxima Liga de Campeones, porque la pugna por el título del campeonato es hoy imposible desde cualquier perspectiva desde la que se divise.

No jugará Giménez en San Sebastián, por la expulsión en los instantes finales de este jueves contra el Athletic Club, y, previsiblemente, reaparecerá Stefan Savic, con el condicionante de que acumula ya un mes y casi dos semanas sin competir, alejado de la competición por una lesión muscular desde el pasado 2 de diciembre, cuando se lastimó en una carrera hacia un balón en los primeros minutos del choque ante el Mallorca.

Desde entonces, el central montengrino, tan crucial para el Atlético la pasada campaña, se ha perdido ocho duelos, con las victorias ante el Oporto (3-1), el Rayo Vallecano (2-0) y el Rayo Majadahonda (0-5), el empate contra el Villarreal (2-2) y las derrotas frente al Real Madrid (2-0), el Sevilla (2-1), el Granada (2-1) y el Athletic Club (1-2). En las dos últimas, su equipo fue remontado después de adelantarse en el marcador.

Simeone necesita a Savic para rearmar su defensa, como también aguarda a Antoine Griezmann, probablemente baja aún para la visita a la Real Sociedad, después de la recaída del pasado jueves de su lesión muscular. Sólo ha podido jugar uno de los seis encuentros más recientes de su equipo, cuando reapareció y se reabrió la cicatriz de su herida muscular frente al Rayo Majadahonda.

Además, tanto Marcos Llorente, cambiado este jueves al descanso por una molestia en el glúteo, como Geoffrey Kondogbia, sustituido en los primeros minutos del segundo tiempo por molestias musculares, están en seria duda para San Sebastián. El medio centro francés, consolidado ahora en el once titular, es baja para el posterior choque ante el Valencia por sanción, por la expulsión del duelo del pasado domingo contra el Villarreal.

Iñaki Dufour

(c) Agencia EFE