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En un gesto audaz de desafío a Estados Unidos, Cuba acepta albergar base china de espionaje

En una movida estratégica que subraya sus ambiciones geopolíticas en el hemisferio occidental, China supuestamente establecerá una base de espionaje en Cuba, a solo 90 millas de Florida, por la cual el gobierno chino pagaría miles de millones de dólares a la nación caribeña con problemas de liquidez.

Según el Wall Street Journal, que informó por primera vez sobre el acuerdo secreto citando a funcionarios familiarizados con la inteligencia clasificada, la instalación de espionaje permitiría a las agencias de inteligencia chinas monitorear el tráfico de barcos y las comunicaciones electrónicas en toda la región suroeste de Estados Unidos donde se encuentra el Comando Sur, con sede en Doral, y otras instalaciones militares.

Se cree que China ya tiene presencia militar en Cuba en una estación de escucha en Bejucal, un pueblo al sur de La Habana, donde hubo informes en 2018 de una nueva instalación de vigilancia por radar. No está claro si el nuevo acuerdo implica expandir esta instalación o construir una nueva.

Cuando se le solicitó un comentario, un funcionario de alto rango del gobierno estadounidense le dijo a McClatchy que “este informe no es exacto”. El funcionario se negó a dar más detalles y señaló que la administración no comenta sobre asuntos de inteligencia.

“Hemos tenido preocupaciones reales sobre la relación de China con Cuba, y hemos estado preocupados desde el primer día de la administración por las actividades de China en nuestro hemisferio y en todo el mundo”, dijo el funcionario. “Lo estamos monitoreando de cerca y tomando medidas para contrarrestarlo. Seguimos confiando en que podemos cumplir con todos nuestros compromisos de seguridad en casa y en la región”.

La CIA y la Oficina de la Directora de Inteligencia Nacional se negaron a comentar.

El gobierno cubano también rechazó el informe inicial del WSJ calificándolo de “información totalmente mendaz e infundada” en una declaración del viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío.

Independientemente de los derechos soberanos de Cuba en materia de defensa, dijo el funcionario, Cuba rechaza “toda presencia militar foránea en América Latina y el Caribe, incluida la de numerosas bases y efectivos militares de los Estados Unidos, en especial en la base militar que ilegalmente ocupa una porción del territorio nacional en la provincia de Guantánamo”.

Si bien es posible que China ya esté recopilando inteligencia sobre Estados Unidos desde sus instalaciones comerciales en la región, tener una instalación de inteligencia de señales, como se conoce al monitoreo electrónico en el mundo del espionaje, “se sumaría a las capacidades de China, especialmente en tiempos de guerra”, dijo Evan Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos que monitorea la relación de China con América Latina y el Caribe.

“Creo que telegrafía la voluntad de China, en el difícil entorno actual entre nuestros dos países, de tomar algunos de estos pasos más audaces y su sentido, con su creciente poder militar y poder económico y la percepción del desorden democrático en Estados Unidos, de que pueden hacer lo que tal vez hace una década, no se habrían arriesgado”, dijo Ellis.

“No es un umbral tan grande el que han cruzado, pero es significativo”, agregó.

La noticia sigue a una intensa especulación de que Rusia, no China, estaba planeando reabrir su base de espionaje de la era soviética en Lourdes, un pueblo cerca de La Habana, que cerró en 2002. Funcionarios de seguridad nacional de alto rango y diplomáticos rusos han estado viajando a la isla recientemente y los dos gobiernos parecen más cercanos que nunca, con los líderes cubanos ofreciendo apoyo público a la invasión rusa de Ucrania.

Pero cuando se le preguntó públicamente sobre la reapertura de la base de Lourdes durante su viaje a La Habana en abril, el canciller ruso, Sergei Lavrov, no abordó directamente la cuestión. Y a pesar de varios acuerdos económicos anunciados recientemente por las autoridades rusas y cubanas, incluidos acuerdos de arrendamiento de tierras, las noticias sobre una base de espionaje chino hablan de las realidades sobre el terreno: La isla está desesperada por dinero en efectivo mientras su economía continúa hundiéndose. Rusia tenía recursos limitados incluso antes de embarcarse en una guerra contra Ucrania, y China puede pagar.

El 20 de mayo, el Ministro del Interior de Cuba, Gral. Lázaro Alberto Álvarez Casas, se reunió con el Ministro de Seguridad Pública de China, Wang Xiaohong.

“China está lista para trabajar con Cuba para implementar el importante consenso alcanzado por los líderes de los dos países y profundizar la cooperación pragmática en varios campos, especialmente en la aplicación de la ley y la seguridad”, dijo un comunicado del gobierno chino.

La noticia sobre la base de espionaje llega cuando la administración Biden ha intentado mejorar su tensa relación con China, que se considera el principal rival militar y económico de Estados Unidos.

Al mismo tiempo, funcionarios del Departamento de Estado y miembros del Congreso han expresado su preocupación por la creciente influencia de China en América Latina y el Caribe. China se ha convertido en el mayor socio comercial de América del Sur y ha explotado la renuencia de la administración de Joe Biden a nuevos acuerdos comerciales y ha firmado un tratado de libre comercio con Ecuador, mientras que Uruguay y Panamá están en cola, dijo la representante María Elvira Salazar, republicana de Miami, durante una audiencia que ella presidió en el Congreso el miércoles.

“Eso es muy problemático”, dijo Salazar, culpando a la administración de Biden por ignorar las solicitudes de cooperación de países aliados en la región con gobiernos conservadores “en beneficio de nuestros enemigos”.

Cuando el representante Warren Davidson, republicano por Ohio, le preguntó por qué Estados Unidos parecía haberse vuelto “más pasivo” y permitió que China aumentara su influencia en el hemisferio occidental, el principal diplomático del Departamento de Estado para la región reconoció que la administración debe actuar con un sentido de urgencia.

“Este es el momento más desafiante que he visto en 30 años en nuestro hemisferio, y tenemos que hacer todo lo posible para ayudar a nuestros vecinos y socios de la región a tener éxito y resistir a estos competidores estratégicos foráneos”, dijo el subsecretario para los Asuntos del Hemisferio Occidental Brian Nichols.

El acuerdo con China también complica la política de Estados Unidos hacia Cuba.

La administración levantó algunas restricciones sobre vuelos y remesas, reanudó el programa de reunificación familiar para cubanos y restableció conversaciones sobre migración y aplicación de la ley con el gobierno cubano. Pero no llegó a suavizar otras restricciones del embargo ni a sacar a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo, que el gobierno cubano había puesto como condición para mejorar las relaciones.

El acercamiento con Rusia y China indica que el gobierno cubano ha optado por buscar más apoyo de sus aliados políticos e ideológicos tradicionales en lugar de buscar la normalización de las relaciones con Estados Unidos en un momento en que las autoridades cubanas perciben que su control del poder está en riesgo.

Cuba enfrenta su peor crisis económica en décadas y serios desafíos políticos de una población que ha salido a las calles a protestar y exigir un cambio de régimen.

Ebrahim Raeisi, el presidente de Irán, otro importante rival de Estados Unidos, viajará a la isla después de visitar Venezuela y Nicaragua la próxima semana.

La estrategia sugiere algo más: el ejército cubano está tomando las decisiones en la isla, no el equipo civil dirigido por el presidente designado, Miguel Díaz-Canel.

De ser cierto, el trato con China muestra “la desesperación de Cuba. Es lo mismo con los inversores rusos. Cuba está buscando efectivo donde pueda conseguirlo”, dijo Ellis. “Cuba también entiende los límites de la administración de Biden. Con los republicanos en control de la Cámara en Washington, con Biden siendo más conservador, con la lección aprendida de que la apertura de Obama fue vista como ‘dimos demasiado y recibimos muy poco de Cuba’, hay un entendimiento en Cuba de que no van a obtener mucho más de Washington”.

El brusco giro a la izquierda de América Latina y la consolidación del poder de Nicolás Maduro en Venezuela también le dan confianza a Cuba para hacer cosas más audaces, dijo Ellis, quien hizo notar que la isla no ha ido tan lejos como para firmar acuerdos militares o recibir armas rusas.

Los republicanos de la Florida en el Congreso reaccionaron rápidamente a los reportes sobre la base de espionaje de China para resaltar lo que dijeron es una creciente amenaza a la seguridad nacional proveniente de Cuba.

“La amenaza de Cuba para Estados Unidos no solo es real, es mucho peor que esto”, tuiteó el senador Marco Rubio. “Pero hasta la fecha, no solo a la Casa Blanca de Biden no le importa, tienen personas que realmente quieren apaciguar al régimen”.

“El régimen cubano está subastando tierras a los rusos, hospedando a los iraníes y permitiendo que los chinos abran una base para espiar a Estados Unidos”, tuiteó Salazar. “¡A solo 90 millas de nuestra costa, la dictadura ha abierto la puerta a nuestros mayores enemigos!”

El jueves en la tarde, Rubio, quien es el vicepresidente del Comité Selecto de Inteligencia, y su presidente, Mark R. Warner (D-VA), emitieron un comunicado instando a la administración de Biden a “tomar medidas para prevenir esta grave amenaza a nuestra seguridad y soberanía nacional”.

“Debemos tener claro que sería inaceptable que China estableciera una instalación de inteligencia dentro de las 100 millas de Florida y Estados Unidos, en un área también poblada con instalaciones militares clave y un extenso tráfico marítimo”, dijeron los senadores.

El corresponsal de seguridad nacional y de la Casa Blanca de McClatchy, Michael Wilner, contribuyó a este reportaje.