Gervasio Malagrida: pop-rock del Litoral

A partir de experiencias como la del sello/colectivo artístico Mamboretá Records, que bajo el ala del “psico-folk” agrupo a algunas de las mejores bandas emergentes de la Argentina (como ND/Ramírez y Guauchos, de Formosa, y Los Saltimbankis, de Corrientes), el Noreste se posicionó como una de las regiones más prolíficas del rock argentino. Si a eso le sumamos el trabajo de grupos como Tonolec (Chaco) de solistas como Yacaré Manso (Corrientes), Joselo Schuap (Misiones) y Seba Ibarra (Chaco), la foto termina conformando una escena contemporánea que se construye a partir de la identidad. En ese linaje, que incluye al chamamé y a la canción litoraleña, está la clave para la proyección nacional que alcanzan estos artistas. El misionero Gervasio Malagrida, que este jueves a la medianoche presenta en el Velma Café, Gorriti 5520, su tercer disco, Destino congestionado, comparte el diagnóstico. “Vivimos un momento especial en el que la música litoraleña se esta derramando sobre otros estilos: rock, electrónica, psicodélica, jazz con un hilo conductor que los une que es nuestra identidad como bandera”, asegura.

Malagrida grabó una versión power-pop de "Misionero y guaraní", el clásico de Alcibíades Alarcón, que suena a declaración de principios. "Es el himno no-oficial de Misiones, la canción que eligió la gente. Y adaptar esa canción es un modo de acercar a dos públicos que se unen, justamente, en el paisaje y el sentir del ser de mi provincia y, como dice la canción, «... de la raza guaraní».

A pesar de la impronta local, tu música recoge el legado del pop-rock argentino, con Andrés Calamaro como una de las referencias posibles. ¿Cómo definirías tu búsqueda musical? Yo tengo para ofrecerle a la música nacional conceptos del estilo litoraleño, como el recitado, que no estaban en nuestro rock. De chiquito escuché a los grandes que en los 80s armaron ese sentir nacional del walkman. Con Calamaro compartimos ciertos gustos del mundo del rock. Cuando lo teloneé en Posadas, El Salmón y sus asistentes me volvieron loco hasta que les vendí el Vox AC 30, un amplificador inglés que usaba hasta ese momento.

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de construir una carrera de proyección nacional desde el interior de la Argentina? Jugamos una especie de Nacional B del Rock Argentino, y eso es muy interesante. Al orbitar desde tu región, la principal ventaja es el vinculo directo con tu identidad, que está muy de manifiesto en los artistas regionales, en nuestro caso litoraleños. Autogestión y autosugestión son dos de los pilares que movilizan mi carrera. Por otro lado tengo la suerte de estar en un sello como EB, que hace de todo por sus artistas del interior.

¿Por qué grabaste una versión de "Canto al río Uruguay", de Ramón Ayala? Desde el 2003 veníamos haciendo la versión de ese tema con Nono Freaza (La Corte del Sr. Manga), que aparte de ser una pieza increíble que Ramón compuso a la vuelta de su exilio, es un emblema musical contra las mega-represas en el Rio Uruguay. En mi primer disco Ir (2005), grabamos a dúo "Volver en un cuento" un inédito de su repertorio que habla del fantasma de Horacio Quiroga. Y en mi segundo álbum [El baúl de las muñecas, 2008], él me escribió el recitado de "2 pandorgas y 1 barquito de papel". Ramón es una parada obligada en mi viaje musical.

¿Y cómo lo conociste? Cuando Ramón volvió del exilio, hace 30 años, él frecuentaba a un círculo de artistas e intelectuales cercanos a mi familia. Yo iba a las reuniones donde ellos tocaban y cantaban sus canciones. Ramón es como una especie de tío para mí, aunque él siempre afirme que es mi hermano menor.

¿Cómo va a ser el show en Velma? Es la primera vez que tocamos solos en un teatro en Buenos Aires. Es una buena oportunidad para la gente de la ciudad que nos vio por la costa o en el Brasil y siempre nos pregunta cuándo estamos allá. Se van a encontrar con un recorrido por mis tres discos, además de la presentación de las nuevas tarjetas de descargas musicales de estos tres álbumes, que son una novedad en para el indie de la región.

Por Humphrey Inzillo