Gareth Edwards: el récord por la camiseta que vistió en la histórica victoria de Barbarians contra All Blacks hace medio siglo

La camiseta de Gareth Edwards que se vendió por una cifra récord en una subasta en Nueva Zelanda
La camiseta de Gareth Edwards que se vendió por una cifra récord en una subasta en Nueva Zelanda - Créditos: @Twitter

El negocio de las camisetas deportivas se ha vuelto todo un fenómeno en las últimas décadas, a medida que el paso del tiempo, avances en la tecnología y diseños especiales han otorgado cada vez más valor a la indumentaria. También ha emergido como tendencia la subasta de casacas asociadas a hechos históricos del deporte, como lo han demostrado los millones que se han ofrecido por la que usó Diego Maradona en el legendario partido contra Inglaterra en el Mundial de 1986, o un ejemplar de Pelé de 1971, en un partido ante Yugoslavia. En ese contexto, el rugby no fue la excepción al seguir este camino, y ahora una camiseta histórica se convirtió en récord, por un precio de 281.000 dólares.

Se trata de una casaca que utilizó el medio scrum galés Gareth Edwards, y la historia detrás de ella es material de leyenda. Fue mientras representaba a Barbarians que el también ex jugador de Cardiff convirtió uno de los tries más recordados del rugby, en un inolvidable triunfo contra los All Blacks por 23-11 en 1973. Se trata de una jugada colectiva mágica, construida en apenas 29 segundos, en los cuales intervinieron siete jugadores que fueron pasándose la pelota durante 80 metros, prácticamente de ingoal a ingoal.

El legendario try de Edwards contra los All Blacks, en 1973

La subasta había sido anunciada a principios de febrero, con estimaciones anteriores a la venta de entre 170.000 y 240.000 dólares, y fue llevada a cabo por la agencia Rodgers Jones. La camiseta era la pieza más preciada de la colección personal de Edwards, que la guardaba en una caja debajo de una mesa de pool y que se la había obsequiado a sus hijos Owen y Rhys en el pasado.

El anterior récord, no obstante, era de una casaca mucho más antigua: le pertenecía a Dave Gallaher, capitán de la selección neocelandesa a principios del siglo XX, y la había portado en la única caída de la gira británica que realizó el equipo entre 1905 y 1906, por 3-0 ante Gales. Aquella que dio inicio a la épica de los All Blacks, al punto que aquellos integrantes hoy son conocidos como “Originals”.

El precio final de la indumentaria, de 281.000 dólares, no es nada despreciable en la historia de las subastas de este tipo. De hecho, en el ranking histórico de todos los deportes quedó en la segunda posición, muy por delante, por ejemplo, de la camiseta de Maradona en la final de México 1986, vendida por 50.000 dólares. Pero está muy lejos de dos plusmarcas: una camiseta del exbasquetbolista Michael Jordan, de Chicago Bulls, usada en el primer juego de las finales de la NBA en 1998, fue vendida en US$ 10.091.000 y se transformó en la prenda deportiva más cara de la historia. Detrás se ubica la mítica camiseta que Maradona vistió contra Inglaterra en el mismo Mundial 86, que durante décadas le perteneció al inglés Steve Hodge, y que se vendió por 8,5 millones de dólares.

Gareth Edwards
Gareth Edwards

La historia del try de Edwards

Ese tanto, que circuló durante años en casetes y que es el más viralizado desde que aparecieron las redes sociales, tuvo el extra de que lo anotó quizás el mejor jugador de todas las épocas, que ocurrió en el legendario templo del Arms Park durante la era gloriosa de Gales y que, por supuesto, enfrente estaban los All Blacks. Edwards contó hace unos días una historia que rubrica la trascendencia de ese momento ocurrido medio siglo atrás: “Hace unos años estaba pescando en Rusia, en el medio de la nada, y de repente se acercó un hombre a saludarme. Conversamos y me invitó a cenar a su casa. Cuando llegué, me pidió que me siente porque me quería mostrar algo. Fue hasta el televisor, puso un DVD, y ahí estaba el try”.

Al minuto y medio del partido –ganado luego por los Baa-Baas por 23-11– el neozelandés Bryan Williams pateó la pelota al fondo. Phil Bennett, el 10 galés, corrió hacia sus palos en la cobertura mientras la pelota iba picando a uno y otro lado. La atrapó y ahí empezó el show. Bajó la cabeza y esquivó a puro quiebre de cintura a tres rivales. A partir de esa genialidad, le pelota fue pasando por las manos de JPR Williams (a quien casi le arrancan el cuello de un tackle), John Pullin, el capitán John Dawes, Tom David, Derek Quinnell y, finalmente, Garteh Edwards. Todos galeses, menos el inglés Pullin. Una obra de arte de principio a fin.

Bennett, que partió en junio del año pasado, recordó años más tarde, risueñamente: “Yo eludí a tres o cuatro All Blacks. Edwards corrió 30 metros y le dieron el título de Sir. En cambio, yo todo lo que tengo es artritis en mis dos rodillas. ¡No es justo!”.

Gareth Edwards se mantuvo activo con Cardiff y la selección galesa hasta su retiro en 1978; es considerado por varios expertos del deporte como el mejor jugador de la historia del rugby
Gareth Edwards se mantuvo activo con Cardiff y la selección galesa hasta su retiro en 1978; es considerado por varios expertos del deporte como el mejor jugador de la historia del rugby

Ese try y ese partido tienen otro costado histórico. El relator de rugby durante décadas fue el célebre escocés Bill McLaren, la voz del rugby. McLaren se enfermó la noche anterior, por lo cual la BBC tuvo que buscar un reemplazante de apuro. Acudió a último momento a Cliff Morgan, ex internacional de Gales que se había formado como un brillante periodista. Él fue quien aportó el relato que completó la leyenda del try. Así: “This is great stuff, Phil Bennett covering. Chased by Alistair Scown. Brillant! Oh, that’s brillant! John Williams, Bryan Williams. Pullin. John Dawes, great dummy. To David, Tom David, the halfway line! Brillant by Quinnell! This is Gareth Edwards! A dramatic start! What a score! Oh, that fellow Edwards!”.

Morgan había sufrido un derrame cerebral unos meses antes. Incluso, había perdido el habla. Su poético relato le regaló aún más épica a esta historia. Morgan era de la vieja guardia del periodismo. En la BBC fue el único autorizado a seguir escribiendo en la única máquina de escribir que quedaba en la redacción.