Franco Armani y el insólito blooper que pudo haberle costado caro en Atlético Tucumán - River
Si River venía siendo una máquina arrolladora que había encontrado una fórmula de juego que lo presentaba casi como un equipo imbatible, la noche del viernes, en Tucumán, mostró a un conjunto nervioso y errático casi desde el comienzo. Claro está, la formación que delineó Martín Demichelis para el choque ante Atlético Tucumán era parte de una rotación en la que los habituales titulares descansaron o esperaron su momento en el banco de suplentes. Pese a la enorme jerarquía que posee en el plantel, el equipo millonario no fue el mismo sin los hombres que venían teniendo mayor rodaje y más minutos dentro de la cancha.
El partido arrancó torcido por el gol de Coronel a los 15 minutos -que terminó con una valla invicta de 744 minutos- y continuó para mal con la increíble expulsión de José Paradela 6 minutos más tarde, luego de un instante de furia del mediocampista, que primero tomó con la mano una pelota que no se había ido (acción por la que fue amonestado) y que tras el tiro libre cometió una fuerte falta contra un rival que le valió la segunda tarjeta amarilla.
¿QUÉ HIZO ARMANI? ¡¡ESTIGARRIBIA FALLÓ EL 2-0!!
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Pero lo peor del desconcierto que vivió River en ese primer tiempo llegó casi al final del capítulo inicial, cuando Franco Armani protagonizó un blooper que no terminó en gol tucumano de milagro. Ocurrió que durante un ataque de los locales, uno de los jueces asistentes levantó la bandera por una supuesta posición adelantada. Armani entendió que entonces River tenía un tiro libre indirecto a su favor, pero no se percató de que Fernando Rapallini, el árbitro principal, había dado ventaja y el juego continuaba.
Mientras el arquero millonario estaba detrás de su arco, de espaldas al campo de juego, para buscar una pelota, la acción siguió y un pelotazo del arquero Marchiori encontró a su compañero Marcelo Estigarribia con una buena oportunidad ante un arco vacío. Armani se dio cuenta de ello, volvió a ingresar e intentó tapar el remate del delantero, que se fue desviado.
El guardameta de River hizo gestos hacia el árbitro, pero este le respondió que él nunca había detenido el juego. En fin... Un blooper que no terminó en gol de milagro.
Finalmente, en la segunda parte, River, con un futbolista menos, creció a partir del ingreso de sus habituales titulares y encontró el gol del empate gracias a un hecho fortuito: un córner desde la izquierda que el futbolista tucumano Joaquín Pereyra quiso despejar, pero que terminó desviando y descolocando a su propio arquero para decretar la igualdad.