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La formación de un atleta olímpico

Unos niños aprenden a jugar futbol en un programa de guardería en Manhattan, el 14 de octubre de 2014. (Ozier Muhammad/The New York Times)
Unos niños aprenden a jugar futbol en un programa de guardería en Manhattan, el 14 de octubre de 2014. (Ozier Muhammad/The New York Times)

Los mejores atletas del mundo, incluidos los olímpicos, pocas veces empiezan a competir a una edad temprana o se especializan pronto en el deporte que los hará campeones, de acuerdo con un estudio nuevo, y que invita a la reflexión, de los antecedentes deportivos de miles de atletas exitosos. En lugar de eso, según el estudio, la mayoría de los campeones del mundo practican un deporte tras otro cuando son niños y adquieren el dominio de sus actividades elegidas mucho después que otros atletas jóvenes más centrados a los que acaban derrotando.

El estudio, en el que participaron competidores hombres y mujeres de una amplia gama de deportes, ofrece lecciones y advertencias para padres, entrenadores y niños deportistas sobre cómo entender el talento, gestionar las expectativas, construir una carrera deportiva y recalibrar la importancia a largo plazo para los niños de 7 u 8 años de entrar (o no) en equipos selectos de ligas infantiles.

No obstante, si eres un padre deportista, es difícil no pensar que el éxito deportivo de tus hijos requiere una especialización temprana. La mayoría de nosotros estamos demasiado familiarizados con los tópicos sobre los pequeños prodigios del deporte y su éxito desmesurado, como Tiger Woods que hacía tiros de salida a los 2 años o Venus y Serena Williams clavando saques as de tenis cuando aún estaban en la escuela primaria.

La creencia de que la especialización temprana y la repetición frecuente contribuyen a la destreza física también se vio reforzada por las investigaciones realizadas en la década de 1990 sobre la pericia por el psicólogo K. Anders Ericsson, quien falleció en el 2020. Él y sus colegas descubrieron que los músicos jóvenes que eligen un instrumento a una edad temprana y dedican muchas horas a tomar clases particulares y ensayar (sesiones que él denominó “práctica deliberada”) obtienen el mayor dominio musical. En esta investigación, el talento innato desempeña un papel menor en los logros que practicar, practicar y practicar.

Por otro lado, otros científicos han cuestionado desde entonces la conveniencia de concentrar a los jóvenes en una sola actividad desde el principio, en particular en los deportes, porque la especialización temprana y la práctica intensa pueden aumentar el riesgo de lesiones y de agotamiento. En su opinión, es mejor que los niños practiquen varios deportes, haciendo hincapié en el juego, no en la competencia, para aumentar su entusiasmo, coordinación y, por último, obtener trofeos y medallas.

No obstante, pocos estudios a gran escala han analizado los antecedentes de los atletas exitosos en todos los niveles deportivos para ver si la especialización temprana suele reforzar o dificultar las posibilidades de que alguien consiga un puesto en el podio de las Olimpiadas o sea protagonista en un equipo de bachillerato.

Entonces, para el estudio nuevo, publicado en julio en Perspectives on Psychological Science, un grupo de científicos del ejercicio y psicólogos deportivos de Alemania y Estados Unidos decidió reunir toda la información posible sobre cómo los grandes atletas llegaron a serlo.

Los científicos empezaron por peinar bases de datos en busca de investigaciones que documentaran el historial de entrenamiento de los atletas de éxito mediante extensas entrevistas o cuestionarios. Al final consiguieron 51 estudios relevantes que abarcaban a 6096 atletas, incluidos 772 campeones olímpicos o mundiales. Algunos de los atletas competían en deportes de equipo y otros en pruebas individuales. Algunos consiguieron victorias y reconocimientos cuando eran niños o adolescentes, otros cuando eran adultos y unos pocos en ambas épocas. Algunos llegaron a la cima con victorias en eventos internacionales; otros en competencias locales o regionales. Los atletas representaban, básicamente, toda la gama de carreras deportivas, desde prodigios supernovas, pasando por quienes fueron exitosos tardíos, hasta fracasos repentinos.

A continuación, los investigadores agruparon los datos de los estudios y empezaron a comparar el pasado y los resultados de los atletas. Enseguida, se dieron cuenta de que la especialización deportiva temprana beneficiaba a ciertos atletas, pero solo por un periodo breve.

Los científicos descubrieron que los competidores juveniles de categoría mundial, que acumulaban medallas internacionales cuando aún eran adolescentes, solían establecerse en un solo deporte antes de los 12 años, uno o dos años antes que la mayoría de sus competidores, incluidos otros jóvenes atletas que destacaban a nivel regional y nacional. En otras palabras, lo que separaba a los grandes atletas jóvenes de este grupo de los buenos era elegir un deporte siendo joven y practicarlo con intensidad.

No obstante, los datos muestran que, en el nivel de los deportes sénior o de adultos, los efectos de la especialización se invierten. (La mayoría de los atletas sénior tienen entre 20 y 30 años, aunque cada deporte establece su propio límite de edad para las divisiones júnior y sénior). Los mejores atletas adultos del mundo, incluidos los campeones olímpicos y mundiales, suelen empezar a practicar deportes de competencia de cualquier tipo uno o dos años más tarde que los demás, y practican menos horas a lo largo de su carrera. La mayoría también practicó varios deportes, por lo general tres o cuatro al año y con frecuencia no se decantó por una actividad principal hasta la mitad de la adolescencia más o menos, varios años después que la mayoría de sus competidores posteriores. Muy pocos se ganaron la atención inmediata o la ovación de los entrenadores y directivos y rara vez se unieron a equipos selectos al inicio de sus carreras.

“La mayoría de los deportistas adultos de categoría mundial no eran prodigios de niños”, afirmó Arne Güllich, director del Instituto de Ciencias Aplicadas al Deporte de la Universidad Tecnológica de Kaiserslautern, Alemania, quien realizó el nuevo estudio con sus colegas estadounidenses Brooke N. Macnamara, de la Universidad Case Western Reserve de Cleveland, y David Zach Hambrick, de la Universidad Estatal de Míchigan.

Estos patrones son válidos para hombres y mujeres, niños y niñas, así como en deportes de equipo e individuales.

No obstante, los resultados no explican cómo un comienzo lento y un muestreo deportivo temprano podrían contribuir a la excelencia atlética posterior; sin embargo, Güllich cree que los deportistas más tardíos pueden experimentar menos estrés y agotamiento que las jóvenes superestrellas de un solo deporte y adquieren una mayor capacidad de aprendizaje y progreso físico al entrenar en una variedad de deportes.

El estudio tiene otras limitaciones. Es asociativo, lo que significa que muestra que los atletas adultos de alto nivel rara vez se especializan a una edad temprana, pero no demuestra que esa estrategia haya causado su éxito. Además, no tuvo en cuenta factores genéticos, familiares, financieros, psicológicos o de otro tipo que pudieran influir en las carreras deportivas. También se centró, en general, en los principales atletas del mundo, un grupo en el que es poco probable que estemos la mayoría de nosotros o nuestros hijos.

Aun así, los resultados parecen alentadores para todos aquellos jóvenes atletas que practican con entusiasmo diversos deportes.

“Los niños deben practicar el deporte que más les guste, en el que estén deseando participar en cada sesión, pasar un buen rato con los amigos y el entrenador”, concluyó Güllich. “Si el disfrute disminuye de manera constante, quizá sea el momento de probar otro deporte”.

© 2021 The New York Times Company