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Al tiburón Florentino Pérez se le han caído los dientes

MILAN, ITALY - SEPTEMBER 23:  Florentino Pérez Rodríguez, president of Real Madrid, attends The Best FIFA Football Awards 2019 at the Teatro Alla Scala on September 23, 2019 in Milan, Italy.  (Photo by Claudio Villa/Getty Images)
Florentino Pérez. Foto: Claudio Villa/Getty Images.

En el mundo del fútbol, Florentino Pérez es prácticamente una figura mitológica. Salió de la nada, le ganó unas elecciones a Lorenzo Sanz cuando acababa de ganar una Champions League, le arrebató a Figo a su máximo rival y se estableció en el imaginario colectivo en la cúspide de la pirámide trófica de los negocios. En una palabra: parecía intocable.

De hecho, durante una época, el empresario madrileño gobernó con puño de hierro el balompié mundial. Especialmente, la faceta económica del mismo. Si un jugador destacaba en otro equipo, parecía que tarde o temprano iba a terminar en el Real Madrid. Clubes hegemónicos en sus respectivos países de la talla de Juventus, Manchester United, Inter de Milán, Liverpool o Milán tuvieron que resignarse a ver cómo sus principales figuras se iban a la casa blanca. En un momento de alabanza desorbitada, Emilio Butragueño llegó a decir de su jefe aquello de que es "un ser superior".

Pero claro, el tiempo pasa para todos y parece que Florentino Pérez no es inmune a ello. El presidente blanco tiene ya 74 años y el aura de estar blindado ya no le rodea. De hecho, en los últimos meses, su figura ha recibido una serie de reveses impensables en otra época.

Así se ha visto, sobre todo, con el fichaje frustrado de Kylian Mbappé por el Real Madrid. Con el agravante de que este se ha producido en dos tiempos. Primero, en el verano de 2021, cuando fue incapaz de llegar a un acuerdo con el PSG bajo un órdago de ‘ahora o nunca’ que en la primavera de 2022 se ha demostrado un farol. La voluntad del futbolista por jugar en la capital de España no era tan férrea como se ha contado a este lado de los Pirineos.

Prácticamente, la totalidad de medios cercanos a ambos clubes dan por segura la permanencia del crack galo en el club parisino. El fin a un culebrón que ha durado demasiado y ha evidenciado el cambio de paradigma existente en el fútbol internacional. Mbappé se queda en el PSG.

Primer fiasco

Como en los viejos tiempos, durante el verano de 2021, Pérez aplicó en libro de estilo en los negocios que hasta ahora le había resultado infalible. Esto es: convencer al jugador primero para forzar el traspaso. Una práctica expuesta por el director deportivo del Paris Saint-Germain. "La actitud del Real Madrid ha sido irrespetuosa, incorrecta e ilegal", llegó a decir Leonardo.

Sin embargo, en aquella ocasión no funcionó. El Madrid forzó la máquina todo lo que pudo, según algunas informaciones llegó a realizar una oferta de 200 millones el día de cierre del mercado, pero no logró doblegar la voluntad del PSG. El puñetazo en la mesa pretendido por Florentino, la jugada que le volvía a situar como mandamás en el tablero europeo, no se dio como el presidente blanco esperaba. Tal y como sus acólitos en la prensa, aquellos que sabemos que poseen línea directa con él, habían predicho.

Por supuesto, tras este primer fiasco, el discurso viró. Se vendió por segura la llegada del atacante en 2022. “Mejor, así viene libre”, se verbalizó en varias tertulias por aquellos de quienes se saben cercanos al presidente. ¿Cómo iba a tropezar Florentino dos veces con la misma piedra?

Florentino Pérez junto a Eden Hazard, su último fichaje 'galáctico'. Foto:  REUTERS/Sergio Perez
Florentino Pérez junto a Eden Hazard, su último fichaje 'galáctico'. Foto: REUTERS/Sergio Perez

Unos meses para olvidar

Que Pérez estuviese dispuesto a pagar 200 millones por un futbolista que terminaba contrato demuestra lo importante que esta jugada era para él. De hecho, hacerse con el atacante galo no solo hubiese puesto el foco mediático en la capital de España, le habría dado sentido al plan a largo plazo ejecutado en los últimos veranos, en los que los blancos apenas han invertido en una plantilla visiblemente envejecida en sus piezas clave. La guinda a un equipo que, de forma inesperada quizá, está luchando por la Champions League antes de lo esperado. El plan maestro se ha frustrado, y no es el único.

Todavía está fresco en la memoria el fiasco terrible que supuso el intento de crear una Superliga europea. El proyecto, capitaneado por Florentino personalmente, apenas duró dos días y no pudo tener un desarrollo peor. El mandamás blanco decidió presentar su idea al mundo a través de una entrevista exclusiva a 'El chiringuito de jugones'. El desafiar a la UEFA a través de la tertulia de Pedrerol salió tan mal como cabría esperar, dando muestras de que, quizá, Florentino no sea ya el tiburón financiero que, sin duda, un día fue.

De hecho, la figura del presidente blanco ha sido torpedeada a varios niveles. No hace demasiado, la comidilla en España fueron unos audios robados a Pérez que, más allá de su contenido, le humanizaban y presentaban como un aficionado más. Demostraba que el hombre calmado y calculador que, hasta ahora, siempre había comparecido de forma pública, en realidad también se mueve por las tripas como el común de los mortales.

Una de las pocas instituciones madridistas que salieron limpias de aquellas grabaciones fue Zinedine Zidane, que sin embargo el pasado verano martilleaba otro clavo en el ataúd de la imagen pública de Florentino. Lo hizo con una carta publicada en el diario As en la que le acusaba de utilizar a los medios y periodistas afines -vease la idea de presentar la Superliga en 'El chiringuito' o los famosos audios grabados, de facto, en conversaciones con periodistas- para mandar mensajes y, de alguna manera, intervenir en el día a día deportivo del equipo.

Parece difícil que la figura de Florentino caiga por el no fichaje de Mbappé, y quizá fuese excesivo. La defensa ya está escrita y podrá el foco en el jugador como único responsable del bochorno vivido. Pero lo cierto es que Pérez ha jugado fuerte y ha perdido. El PSG se mantiene con un ente ajeno a cualquier presión. Hay un nuevo tiburón en el acuario.

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