Flightline, el caballo de la cicatriz asombrosa y las canas prematuras, se cotiza en cifras nunca vistas

Flightline voló en Keeneland para ganar la Breeders' Cup Classic, por varios cuerpos; en el pescuezo aparecen los pelos blancos, otro de los rastros de la recuperación de su herida previa a debutar en las pistas.
Flightline voló en Keeneland para ganar la Breeders' Cup Classic, por varios cuerpos; en el pescuezo aparecen los pelos blancos, otro de los rastros de la recuperación de su herida previa a debutar en las pistas. - Créditos: @Darron Cummings

Los números alrededor de Flightline obnubilan casi tanto como su capacidad corredora. Antes de conocerse las últimas asombrosas cotizaciones del caballo que asombra en el mundo del turf, hubo un pasado accidentado que llenó de incertidumbre la posibilidad de que fuera un ejemplar competitivo. Una cicatriz con múltiples bifurcaciones por una herida profunda en el anca no hizo más que volverlo más fuerte. Nadie se atreve a despreciarlo ni a mirarlo de reojo.

Flightline acaba de ser retirado de las pistas luego de imponerse el sábado pasado en la Breeders’ Cup Classic, la carrera más importante de las que integran la serie mundial que se desarrolla cada noviembre en Estados Unidos. Otra vez, el invicto fue el imán para propios y extraños. Y nuevamente, como en sus apenas cinco cotejos precedentes, triunfó por varios cuerpos, como si fuera de una raza diferente y tuviera una marcha extra (que no necesitó utilizar). Su escolta llegó al disco más de dos segundos después en la prueba en la que algo más de tres millones de dólares esperaban por el vencedor.

Hoy, esa cifra parece insignificante ante lo que generó luego, al ser subastada una acción equivalente al 2,5% de la propiedad, correspondiente a la parte que pertenecía a West Point Thoroughbreds. Ofrecieron 4,6 millones de dólares. Nunca visto. Eso le da un valor total de 184.000.000. Es decir, 184 veces el precio al que lo adquirió aquel grupo societario que invirtió inicialmente en el zaino cuando tenía poco más de un año de vida y un futuro incierto, y que, pese a ello, se había cotizado muy por encima del promedio. Entre miles de caballos que fueron llevados al ring de remates, descubrieron al comodín.

En su campaña de pistas, Flightline acumuló ganancias por 4.514.800 dólares. Ahora, tras su prematuro retiro, se especula que como semental generará unos U$S 30 millones cada temporada. Este miércoles se anunció el valor de cada servicio para quienes deseen llevarle una yegua: 200.000 dólares. Improbable que un campeón transmita su potencial a la totalidad de sus crías, pero la confianza es ilimitada.

Ganador en Santa Anita Park, Del Mar, Belmont Park y, ahora, en Keeneland, cautivó con su rendimiento y en el mundo de la hípica se animan a compararlo con las estrellas más sobresalientes de la historia, aunque un puñado de presentaciones parezca poco para entrar en las odiosas (y siempre apasionantes) comparaciones. El negocio le ganó la pulseada a lo deportivo esta vez. Será asumido el riesgo financiero, eso sí. ¿Cuál? Que el animal ya haya gastado toda su suerte en la recuperación de aquella herida que alarmó a sus allegados y obligó a aplicarle decenas de puntos de sutura en el anca derecha y medicarlo con antibióticos a través de las venas del pescuezo.

Flightline tiene una enorme cicatriz en el anca derecha, luego de una profunda herida que se hizo de potrillo.
Flightline tiene una enorme cicatriz en el anca derecha, luego de una profunda herida que se hizo de potrillo. - Créditos: @Twitter

La furia que más tarde emplearía en sus entrenamientos y carreras, en febrero de 2020 le jugó una mala pasada, cuando Flightline hizo un movimiento enérgico y se golpeó fuertemente con la traba del box que ocupaba en uno de los establos del entrenador John Sadler, en California. Aquel día se dinamitaron las ilusiones de un debut temprano y los sueños de correr en la Triple Corona. El tratamiento llevó 90 días y dejó una marca extra a ese rayo que identifica la cicatrización: en el cogote el zaino tiene algunas canas, los pelos blancos prematuros que emergieron en la zona en la que se fue suministrándole la medicación mediante el suero.

El triunfo de Flightline en el Classic

Se perdió la campaña de 2 años y pudo estrenarse a los 3. Cuando dio el primer paso triunfal en las pistas, el Kentucky Derby de 2021 ya tenía su lista de inscriptos. No encontró en su camino a ningún rival capaz de hacerle sombra, ni siquiera en la ruta de cuatro grandes premios que resultaron sus últimas competencias, desde diciembre hasta ahora. Flightline ya está en Lane’s End, la cabaña elegida por sus dueños para que iniciara su ciclo como reproductor y en la que convive con el argentino Candy Ride, otra leyenda que jamás conoció la derrota.

Una oferta increíble y un pasaje a Japón

La misma tarde en que Flightline ganó el Classic, la yegua Blue Stripe perdió minutos antes por el hocico en el Distaff y quedó a pocos centímetros de ser la cuarta argentina ganadora de esa versión de la Breeders’ Cup, que reúne a las hembras adultas. En un final increíble, con una entrega emocionante, la representante de Pozo de Luna cedió en un desenlace contra tres competidoras casi en una misma línea, y esa actuación marcó su despedida de las pistas.

Blue Stripe, segunda en la Breeders’ Cup Distaff

Eso último fue determinado al día siguiente, cuando la ganadora del Gran Premio Criadores (G1) de Palermo en 2021 fue ofrecida en las ventas mixtas de Fasig-Tipton. Un criador japonés ganó la pulseada al ofertar cuatro millones de dólares, una cifra superada en una subasta pública por un caballo argentino únicamente por su hermana materna Blue Prize, que sí se adjudicó el Distaff, tres años antes, y por la que fueron pagados 5.000.000.

Katsumi Yoshida, el nuevo dueño de Blue Stripe, evalúa embarcarla una vez que sea preñada para hacerla parte del plantel de su cabaña, Grand Farm, en Japón, donde las madres argentinas son furor desde hace más de una década.