Una final del Abierto de Australia con tenis y debate sobre la guerra en Ucrania

MELBOURNE, Australia — En la noche del jueves, durante los dos partidos de semifinales femeniles del Abierto de Australia, la geopolítica ganó en sets consecutivos.

Durante casi un año, el tenis profesional (el más internacional de los deportes con su calendario que recorre el mundo y jugadores de todo el planeta) ha intentado equilibrar su oposición declarada a la invasión de Ucrania por parte del presidente ruso, Vladimir Putin, con la esperanza de que sus competiciones se eleven por encima del pantano de la política internacional.

No está haciendo un buen trabajo. La geopolítica ha estado por doquier en el Abierto de Australia y estará a la vista de todos en la final femenil.

Han transcurrido once meses desde que este deporte vetó a Rusia y a Bielorrusia de participar en eventos por equipos en torneos, así como cualquier símbolo que identifique a esos países. Han pasado nueve meses desde que Wimbledon prohibió competir a los jugadores que representan a Rusia y Bielorrusia y no queda claro si podrán participar este año. Jugadores ucranianos han cabildeado para vetarlos de todos los eventos en lugar de simplemente no permitirles jugar con su bandera o en representación de su país.

Eso no ha ocurrido y, el sábado, Elena Rybakina, originaria de Rusia que se convirtió en ciudadana de Kazajistán hace cinco años a cambio de apoyo financiero, y Aryna Sabalenka de Bielorrusia se enfrentarán por el título individual femenil.

Rybakina y Sabalenka, quienes realizan saques poderosos y debilitan a las rivales hasta someterlas, jugaron primeros sets reñidos, para después conseguir la victoria.

Rybakina derrotó a Victoria Azarenka, otra bielorrusa, 7-6 (4), 6-3, mientras que Sabalenka superó a Magda Linette de Polonia por 7-6 (1), 6-2. Las condiciones del tiempo en este torneo (temperatura cálida, dificultades para darles efectos a las pelotas, según los jugadores) han favorecido a quienes golpean la pelota sin adornos desde la primera ronda, lo que hizo casi inevitable el combate final entre Rybakina y Sabalenka.

Es seguro que el encuentro reavive el debate sobre la participación rusa y bielorrusa en los deportes, una discusión que se ha vuelto cada vez más acalorada en los últimos días, tanto en este torneo como en todo el mundo. Las victorias de Rybakina y Sabalenka sucedieron horas después de que surgieron videos del padre de Novak Djokovic, Srdjan, posando con fanáticos que ondearon una bandera rusa, vestían el logo con la letra “Z” a favor de la guerra y manifestaron su apoyo a Rusia, lo que va en contra de las reglas del torneo. Serbia y Rusia tienen estrechos vínculos históricos y culturales.

Otro video causó la ira del embajador de Ucrania en Australia y Nueva Zelanda, Vasyl Myroshnychenko, quien escribió en Twitter: “Es un paquete completo. Entre las banderas serbias, hay una bandera rusa, Putin, el símbolo de la ‘Z’ y la bandera de la llamada República Popular de Donetsk”.

La semana pasada, Tennis Australia, los organizadores del Abierto de Australia, prohibieron a los fanáticos exhibir de cualquier manera las banderas rusa o bielorrusa u otros símbolos que respalden la guerra en Ucrania de Rusia.

El jueves, Tennis Australia indicó que cuatro personas que ondearon las banderas prohibidas habían sido detenidas y cuestionadas por la policía por mostrar las “banderas inapropiadas” y amenazar a los guardias de seguridad.

El miércoles, el Comité Olímpico Internacional (COI) dejó en claro que era su intención tener atletas de Rusia y Bielorrusia en los Juegos Olímpicos de 2024 en París. La decisión va en contra de los deseos declarados del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien tocó el tema con el presidente francés, Emmanuel Macron, hace unos días.

El año pasado, el COI recomendó que las federaciones deportivas no permitieran competir a atletas de esos países, una decisión que afirmó protegía a los deportes olímpicos de que los gobiernos nacionales en países que son sedes de competiciones inserten su política en los deportes. La mayoría de las federaciones internacionales de deportes han seguido esa recomendación, pero algunas han relajado su postura recientemente.

En un comunicado emitido el miércoles, la organización declaró: “A ningún atleta se le debe impedir competir solo debido a su pasaporte”. El COI afirmó que planeaba buscar “un camino para la participación de los atletas en competiciones bajo condiciones estrictas”. Si sigue el precedente reciente, eso casi seguro implicará requerir que los rusos y bielorrusos compitan ya sea bajo una bandera neutral o de plano sin bandera y con uniformes sin sus colores nacionales.

Los atletas rusos y bielorrusos también podrían competir en los Juegos Asiáticos más adelante este año, los cuales servirán como un clasificatorio olímpico.

Las corrientes políticas no muestran señales de rendirse. Wimbledon y la Lawn Tennis Association están discutiendo si dejan participar a los jugadores de Bielorrusia y Rusia este año. Se espera una decisión en las próximas semanas. Wimbledon era el único torneo de Grand Slam que les prohibía participar.

Djokovic, el campeón defensor de Wimbledon y siete veces ganador del campeonato, ha estado pensando en estrategias con su incipiente organización de jugadores, la Asociación de Jugadores de Tenis Profesionales, para lograr que la prohibición sea levantada.

Los jugadores rusos están desesperados por regresar al All England Club.

Tras ser derrotado por Djokovic en los cuartos de final el miércoles, el también tenista Andréi Rubliov señaló: “La información más reciente que tengo, de tal vez hace una semana, es que el anuncio se hará en un par de semanas. Todos estamos esperando. Tenemos la esperanza de poder jugar. Me encantaría jugar. Wimbledon es uno de los mejores torneos de nuestro deporte”.

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