Fernando Alonso le enseña a Mick Schumacher una lección que no tiene precio

Fernando Alonso pidió perdón por el choque con Mick Schumacher.
Fernando Alonso pidió perdón por el choque con Mick Schumacher.

Que Fernando Alonso no tiene nada que demostrar a estas alturas es una verdad extendida en la Fórmula 1. Con dos campeonatos del Mundo a sus espaldas y la reputación de ser uno de los mejores pilotos de siempre, el asturiano tiene ganado un hueco entre los grandes haga lo que haga en su regreso al Gran Circo. Sin embargo, sí que le quedan algunas cosas por enseñar. Entre ellas, cómo ser un gran campeón.

Así, términos absolutos. No un ganador, sino un campeón. Esto es, aquel que trasciende a sus habilidades para ser un referente de su disciplina. El piloto español lo demostró este domingo haciendo aquello que, quizá, sea lo que más le cuesta a una bestia competitiva como todo deportista de élite: aceptando los errores propios y disculpándose por ello.

En este caso, pidiendo perdón a Mick Schumacher, a quién perjudicó tras tomar una decisión incorrecta. Alonso tuvo un incidente en la primera curva del Istambul Park con Pierre Gasly, lo que le hizo caer a las posiciones de cola. Ante la nueva perspectiva de carrera, el español se afanó en recuperar posiciones lo más rápido posible lo que, unido a las malas condiciones climatológicas en las que se disputaron la carrera, le llevó a cometer un error que, en esta ocasión, involucró al joven piloto germano.

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Tras la conclusión del Gran Premio, el ovetense acudió inmediatamente a pedir perdón. "Quise decirle a Mick inmediatamente que lo sentía. Quería adelantarle, pero tal y como estaba la pista me deslicé contra él", relató Alonso. Además, aceptó de buen grado la sanción que se le impuso por ello: "Me pusieron 5 segundos, y entendible también, porque intentaba recuperar e igual no era el sitio más adecuado para adelantar, pero vi un hueco y pensé que podía meterme. Como luego hizo trompo y todo, me pusieron la penalización y es merecida".

El gesto de Alonso va mucho más allá que un simple abrazo o que una disculpa. Para el joven Schumacher es toda una lección de deportividad. Imagina ser un recién llegado a un ambiente ultracompetitivo como una parrilla de Fórmula 1, en la que solo hay 20 sitios disponibles para los mejores del mundo y tu máximo rival es, por norma general, tu compañero de equipo. Sobrevivir en un entorno así debe ser complicado, incluso si tu padre ha sido siete veces campeón del Mundo y te has criado en él de forma literal. Que un doble campeón reconozca el error y pida perdón a uno de los dos ocupantes del peor coche muestra el camino recto de hacer la cosas. La mejor forma de establecer un legado fuera de la pista.

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