Ex boxeadores pasan penurias y no hay opciones de ayuda

West Hills, CA, Tuesday, March 28, 2023 - Alex Ramos, 61, is a four-time Golden Glove winning middleweight with a pro record of 39-10-2 with 20 knockouts. He is currently owed $13,000 from the California Boxers' Pension. A native of New York City, he was officially endorsed by Yankees owner George Steinbrenner as the Bronx Bomber and wore pinstripes in the ring. Ramos, 61, now has dementia and other medical conditions that require him to live in an assisted living facility in West Hills. He said he has come to resent the sport he once loved. "Boxing is a sport that is terrible," Ramos said. "That's what I did for a living. I was good at it. I was on top of the world and all over the internet. But a lot of fighters end up hurt and damaged at the end of their career." After his fighting days were over, Ramos started the Retired Boxers Foundation to help fighters who found themselves homeless or in financial straits after leaving the ring. "We've been able to help hundreds of fighters," he said. "A lot of people called us and there are still people needing help."(Robert Gauthier/Los Angeles Times)

Alex Ramos construyó su carrera de boxeo sobre la base de conocer su próximo movimiento en el ring.

El problema era ver más allá del boxeo, dijo Ramos, un peso medio cuatro veces ganador de los Guantes de Oro, conocido como el "Bombardero del Bronx", a quien el legendario locutor Howard Cosell consideró una vez "un tremendo golpeador".

Ramos formó parte del equipo olímpico de 1980 cuando Estados Unidos boicoteó los Juegos de Verano de Moscú y siguió cosechando triunfos como profesional. Pero no llegó a ser el gran boxeador que Cosell y otros predijeron que sería. Abandonó el deporte en 1994, arruinado y destrozado.

"Cuando el boxeo se acaba, se acaba", dijo Ramos, de 62 años. "Te dejan tirado como a una piedra y pasan a otra gente".

Ramos dice que su problemática transición fuera del boxeo le inspiró a crear en 1988 la Fundación de Boxeadores Retirados para ayudar a antiguos púgiles a recuperarse. Vio historias de boxeadores conocidos que acababan sin hogar o sin poder pagar la atención médica y supo que quería ayudarles.

"Hemos podido ayudar a cientos de boxeadores con la Fundación de Boxeadores Jubilados", dijo Ramos. "Seguimos recibiendo llamadas, pero no tenemos financiamiento".

Algunas de esas llamadas incluyen preguntas sobre cómo solicitar el poco conocido programa de pensiones de California para boxeadores retirados.

El propio Ramos, sin embargo, aún no se ha beneficiado. El Plan de Pensiones para Boxeadores Profesionales de California le debe 13.000 dólares. Es un dinero que dice necesitar, pero conseguir ese dinero le ha planteado un dilema.

El plan ofrece pagos completos, lo que le impediría obtener las prestaciones de la Seguridad de Ingreso Suplementario que pagan su centro de vida asistida en West Hills.

"Un plan de pensiones debería ocuparse de ti de por vida", afirma Ramos, que padece varios problemas médicos, entre ellos demencia pugilística, un tipo de encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés) relacionada con traumatismos repetidos en la cabeza.

California -que tiene el único plan del país administrado por el Estado-, creó la pensión en 1982 después de que los legisladores dijeran que demasiados púgiles acababan "lesionados o en la indigencia". El programa, sin embargo, ha sido criticado durante mucho tiempo por no informar a los boxeadores sobre sus prestaciones.

Una investigación del Times descubrió que aproximadamente el 6% de los boxeadores que podrían haber reclamado una pensión el año pasado, la cobraron ante la Comisión Atlética del Estado de California, que administra el programa.

La mayoría de los jubilados de otros empleos reciben pensiones en pagos mensuales a lo largo de toda su vida. Los boxeadores que hablaron con The Times dijeron que la disposición de la comisión atlética sobre el pago único ha dificultado que quienes dependen de las prestaciones del gobierno reclamen su pensión sin renunciar a subsidios más generosos de vivienda o atención médica.

En el caso de Ramos, sus prestaciones por incapacidad le obligan a tener menos de 2.000 dólares en activos. Perder esa cantidad sería devastador para Ramos, según Jacquie Richardson, cofundadora de la fundación de boxeadores y ahora apoderada para ayudar con la atención médica y las finanzas de Ramos. La fundación ya no es una organización sin ánimo de lucro, pero sigue remitiendo a los boxeadores necesitados a los servicios que necesitan.

Former boxer Alex Ramos stands outside next to a woman who runs his boxers foundation.
Alex Ramos creó la Fundación de Boxeadores Jubilados tras el fin de su carrera y la dirige con la directora ejecutiva Jacquie Richardson, a la izquierda. (Robert Gauthier / Los Angeles Times)

"Con una pensión real, puedes recibir pagos mensuales", dijo Richardson, que se retiró de la Oficina del Fiscal del Distrito del Condado de Ventura. "Con la comisión de atletismo, es todo o nada. Alex no puede sobrevivir sin estos servicios [de asistencia]".

Muchos boxeadores prefieren el pago único porque el importe total de las pensiones suele ser pequeño: un promedio de unos 17.000 dólares, según los registros de la comisión analizados por The Times. Además, la comisión no permite que las pensiones devenguen intereses ni aumentos por el costo de vida, otro factor que desincentiva el pago fraccionado.

Pero para algunos, la exigencia de un pago único ha significado tener que renunciar a la pensión. Otros boxeadores que hablaron con The Times expresaron preocupaciones similares sobre la posibilidad de perder las prestaciones públicas de las que dependen. Richardson dijo que recientemente ha estudiado la posibilidad de convertir la pensión de Ramos en una renta vitalicia que le proporcione pequeños pagos mensuales sin interrumpir sus prestaciones por incapacidad.

Cuando The Times informó a la comisión de atletismo de los problemas que planteaban los pagos únicos, su director ejecutivo, Andy Foster, prometió que se pagaría a plazos a quien lo necesitara.

"Puedo hacerlo", dijo Foster. "El hecho de que sea un poco difícil desde el punto de vista administrativo no es una buena razón para negarme. Lo haré si alguien me lo pide… Esto está pensado para ayudarles, no para perjudicarles".

Ramos, que creció en el sur del Bronx antes de mudarse a Los Ángeles, se retiró del boxeo con un récord de 39-10-2 que incluía 24 nocauts. Su carrera se vio interrumpida por una estancia en prisión tras ser condenado por agresión con lesiones. Golpeó a un mánager y promotor que, según él, le estafó sus ganancias, diciendo que se quedó sin dinero para comprar un boleto de avión para estar con su madre enferma antes de que muriera.

Aún conserva los suaves ojos café y la sonrisa con hoyuelos que le habrían convertido en el protagonista perfecto de un remake hollywoodiense de su vida. El guion incluiría sin duda una extraña saga en la que un conocido de la infancia fue condenado por violar a mujeres haciéndose pasar por Ramos. El verdadero Bombardero del Bronx testificó en el juicio por violación del impostor y reclamó su identidad.

Ramos habla con cariño y melancolía de su carrera de boxeador. Es lo que recuerda con más claridad estos días, cuando relata detalles de combates de hace décadas mientras olvida a quién está contando la historia por teléfono. Tras años ayudando a otros boxeadores a través de su fundación, Ramos dice que su propio futuro es inestable debido a sus problemas médicos y a su inestabilidad financiera.

"Estoy en una situación difícil", dice. "No sé qué va a pasar".

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.