Las eternas confusiones del panelismo televisivo, la polémica que nos dejaron los Martín Fierro

Mariel Di Lenarda, mejor panelista de la tele en los Martín Fierro 2023, y una polémica que surgió a raíz de su premiación el domingo último
Mariel Di Lenarda, mejor panelista de la tele en los Martín Fierro 2023, y una polémica que surgió a raíz de su premiación el domingo último - Créditos: @Instagram: @marieldilenarda

El domingo pasado, el Martín Fierro 2023 consagró al menos dos grandes equívocos. El primero, coronado con el premio mayor, fue para Gran Hermano. Un reality show sumando su nombre al de una lista (la del Martín Fierro de Oro) que supo premiar a las ficciones más influyentes de la televisión argentina en los últimos 20 años. ¿Será porque GH representa un nuevo modelo o tipo de ficción, dominante en nuestras pantallas, al menos durante la temporada pasada?

El fenómeno de la modernidad líquida acuñado por el sociólogo Zygmunt Bauman parece explicar cada vez más la mutación constante que experimentan los formatos televisivos. Por allí pasa la explicación del segundo gran equívoco que dejaron los MF, llamativamente más extendido en el tiempo que el del premio mayor.

Sin embargo, no debería sorprender a nadie que el debate mediático abierto alrededor del Martín Fierro al mejor panelista del año se haya convertido en el más encendido y ruidoso de todos después de la ceremonia. No debe haber hoy tarea más identificada con el ADN de nuestra televisión en estos momentos que la de formar parte de un panel. Y si sus integrantes se ocupan de los menesteres televisivos, como ya se hizo costumbre, mucho más.

Los miembros de Aptra eligieron este año como ganadora en esa categoría a la periodista Mariel Di Lenarda, cuya ejemplar trayectoria como cronista de radio fue reconocida por fin en 2019 con otro Martín Fierro, el de mejor movilera, después de acumular sin suerte varias nominaciones en los años previos.

Yanina Latorre y Mariel Di Lenarda, protagonistas de la última polémica creada alrededor del Martín Fierro
Yanina Latorre y Mariel Di Lenarda, protagonistas de la última polémica creada alrededor del Martín Fierro

Di Lenarda es una figura muy apreciada entre quienes siguen con atención la vida periodística de la radio. Pocas profesionales pueden acreditar como ella tanta y tan buena experiencia ganada sobre todo en la calle, el lugar en el que se forja el mejor aprendizaje de este oficio, cubriendo la actualidad en tiempo real para ese medio. Desde el momento en que obtuvo su segundo Martín Fierro, una apreciable corriente de simpatía se generó alrededor del emocionado festejo de la ganadora, sobre todo en las redes sociales.

Ese segundo MF le llegó a la Tota Di Lenarda (como la conocen todos) por su labor televisiva. De la radio saltó a la pantalla para ocupar lugar en un panel, la unidad de medida más frecuente de encontrar hoy en el tablero de la TV cuando se habla de actualidad. Allí caen todos los que tienen algo para decir en cualquier momento: periodistas con oficio, opinadores casuales o improvisados, actores en retiro momentáneo, cazadores de chimentos, influencers, políticos en horas bajas, polemistas más o menos entrenados.

La Real Academia Española define en su diccionario al panel como un “grupo de personas seleccionado para tratar en público un asunto”. ¿Quién los selecciona? En este caso la propia tele. ¿Qué asuntos trata en público? Por lo general cuestiones propias de ese mismo medio. ¿Y de qué habla la tele hoy en los programas con panel? De la propia tele y de la actualidad tal como es vista a través de ese lente: la política desde su costado más frívolo, el cotilleo de la farándula, la noticia policial de impacto directo y emotiva en el corazón de la opinión pública. También puede haber entretenimiento bien entendido en esas propuestas, como viene ocurriendo desde el comienzo de nuestra historia televisiva. El panelismo no es novedad en la tele, pero nunca en su historia alcanzó las dimensiones actuales.

Nadie representa hoy al panelismo televisivo tal como se entiende y se sostiene desde el consenso del universo televisivo como Yanina Latorre, una de las nominadas por Aptra en la terna ganada por Di Lenarda (la otra es Sol Pérez, modelo y presentadora). La comentarista estrella de LAM tiene todo lo que el medio pide como requisito para cumplir esa función : lengua filosa y picante, réplicas veloces frente a cualquier ataque, ironía socarrona. Nos dice cómo plantarse sobre las arenas movedizas del escándalo sin temor al hundimiento.

Pero no todos, al parecer, creen en lo mismo. O no se dan cuenta que ponen contenidos distintos en un mismo envase. “Como miembro de Aptra aclaro: el mejor panelista es aquel que honra a la profesión sin necesidad de caer en el mismo recurso de la pelea una y otra vez. El que puede tocar todos los temas de taquito con objetividad y por sobre todo el que supo patear la calle”, dijo Tomás Dente, conductor La tarde del Nueve y expanelista de Nosotros a la mañana.

¿Cuál es el criterio entonces? ¿A qué profesión se refiere Dente? ¿A la de periodista o a la de panelista? Por otra parte, si hay alguien en la tele que no patea la calle es justamente el panelista. Jamás sale del estudio y permanece allí fijo, sentado en su lugar, listo para opinar. Función, oficio, perfil, formación, antecedentes, identidad. Todo se confunde y se mezcla en una categoría “todoterreno” como la de panelista. Un término lo suficientemente ambiguo como para crear confusiones como la que inundó a la tele durante esta semana.

Como no hubo hasta ahora señales de cambio, correcciones o arrepentimientos seguiremos conviviendo con este equívoco por un buen tiempo. Cuando baje la espuma quedará apenas como un aporte más al anecdotario televisivo del momento. Eso sí, con un detalle que siempre merecerá recordarse: el momento en que una de las ganadoras puso con mucha altura en su lugar a un cronista de chimentos muy desubicado. Mariel Di Lenarda demostró allí que juega en otra categoría.